10 mejores videojuegos terror

Los 100 mejores videojuegos de los últimos 10 años (II): Terror

El terror y la interactividad son dos perfectos compañeros de carretera. Cualquiera que se haya enfrentado a un videojuego del género sabe perfectamente que la relativa pasividad con que se vive una película o un libro no es rival para esa experiencia definitiva que representa la participación activa implícita en la experiencia videolúdica. El medio se ha aprovechado de la visceralidad de dicha conexión y ha encontrado en el género un perfecto terreno de expresión y experimentación en el que explorar las reacciones más primarias y explotar las reacciones más puras. He aquí nuestra selección de los que (creemos son) los diez mejores títulos recientes enmarcados en el horror, diez experiencias intensas, inquietantes y, obviamente, tremendamente disfrutables.

10 – Devotion (2019 – PC)

Más allá de la polvareda que levantó en China a raíz de una pullita a Xi Jingping (que derivó en censura en el país) había mucha solidez jugable y franco mal rollo detrás de la propuesta del estudio taiwanés Red Candle. Especialmente, había un enfoque del género que en sus formas apelaba a la muy socorrida primera persona, pero en su fondo daba dos o tres pasos más allá de lo convencional abordando la violencia doméstica desde un prisma de rituales demoníacos y folklore taiwanés. Una escalada de escalofrío intimista que iba escorando progresivamente hacia el terreno de lo sobrenatural hasta desembocar en un final que directamente abrazaba la locura.

9 – Outlast (2013 – PlayStation 4, Xbox One)

A pesar de sus formas más o menos conocidas -la perspectiva en primera persona para un “tren de la bruja” lleno de jumpscaresOutlast se impuso como uno de los iconos del género haciendo usa de la pura fuerza bruta. Su entorno, un hospital abandonado donde aún se experimentaba con engendros monstruosos, y sus recursos formales (el uso de videocámara) hacían de Outlast una experiencia difícil de ordenar en el mobiliario mental: sabía perturbar, apelar a lo inexplicable y chocar hasta acabar con los nervios de cualquiera. Por si sus planteamientos temáticos, macabros hasta decir basta, no fueran suficientes, su ambientación terminaba de rubricar lo que sigue siendo una de las experiencias mainstream más chungas que se pueden vivir tras un mando.

8 – Doki Doki Literature Club! (2017 – PC, familia PlayStation, familia XBox, Switch)

Un caramelo envenenado con aspecto de falso otome. Eso era Doki Doki Literature Club!, diseñado por Dan Salvato, una visual novel de estética anime protagonizada por cinco chicas en un club literario de instituto. Pero, como digo, sus maneras de dating sim intrascendente sólo eran el envoltorio para algo mayor y más oscuro: una historia perturbadora sobre el abuso, la violencia y la manipulación que rompía la cuarta pared para hacernos sentir como auténticas mierdas gracias a un giro tenebroso difícil de olvidar. Y de superar. Doki Doki Literature Club! era una búsqueda (y encuentro) de nuevos terrenos para el género y la constatación de que la reiteración formal a la que suele tender no es tanto una señal de agotamiento como un reflejo de la falta de ambición creativa: si se quiere, aún queda mucho por decir.

7 – Alien: Isolation (2014 – PC, PlayStation 3, PlayStation 4, XBox 360, XBox One, Switch, iphone)

La fuerza más terrorífica es aquella que resulta imparable. El xenomorfo de Alien: Isolation pertenece a esa categoría: una permanente amenaza en la sombra de la que se podía, con suerte, escapar, pero con la que no se podía luchar a menos que no nos importara que nuestras vísceras fueran desalojadas de su lugar anatómico habitual. Mediante semejante gestión del terror el estudio Creative Assembly planteaba una historia de ambientación muy próxima a las Alien originales -la protagonista era la mismísima hija de Ellen Ripley- que reducía a su jugador a eso: carnaza con patas luchando por sobrevivir. Un juego formidable con garra (y doble juego de mandíbulas) y mucha solidez artística.

6 – Omori (2020 – PC, familia PlayStation, familia XBox, Switch)

Sus formas de JRPG clásico no engañaban a nadie: desde un principio ya parecía evidente que Omori iba a tomar la vía del desasosiego para acometer sus oscuras temáticas da vocación psicologista y planteamiento turbio. Pero pocas cosas podían prepararnos para lo que este pequeño indie de culto se guardaba bajo la manga: situaciones estresantes, pasajes psicodélicos y atmósferas inquietantes eran la cara visible de una historia de tremendo impacto emocional sobre la depresión y la ansiedad. Uno de los juegos más insospechadamente incómodos, a la par que lúcidos, que ha dado el género reciente.

5 – Immortality (2022 – PC, familia XBox, iOS)

Ya conocíamos a Sam Barlow de Her Story y Telling Lies. Ya sabíamos que su tercera gran obra iba a invocar una vez más sus propias propuestas jugables para darles una capa de pintura, un pulido y poco más. Con eso nos bastaba, ojo, porque poco más necesita su obra para seguir funcionando bien. Pero nadie nos avisó de las perturbadoras subcapas que recorren una obra como Immortality, experiencia interactiva que funciona como metáfora de la industria cinematográfica, lugar de fantasmas y máquina deshumanizada preparada para vampirizar a sus actores y actrices. Mediante una mecánica que apela tanto a la hipertextualidad como a las antiguas moviolas Barlow nos invita a bucear en los intersticios del montaje de planos para descubrir la historia de la desaparición de una actriz magnética y enigmática y para, de paso, vernos arrastrados por el hechizo de su tenebrosa atmósfera.

4 – Resident Evil 7: Biohazard  (2017 – PC, familia PlayStation, familia XBox, Switch)

El salto a la subjetividad de la cámara en primera persona, motivado por el éxito de Amnesia, Outlast y derivados, puso en alerta a los fans de una saga que siempre se había caracterizado por observar a sus personajes sufrir desde fuera. La propuesta temática y ambiental del séptimo Resident Evil numerado mitigó cualquier sospecha: por fin teníamos la mejor adaptación apócrifa al formato videojuego de La matanza de Texas. La infecta casa de los Baker, la familia de psicópatas que ejercen de grandes antagonistas de Ethan Winters, era un escenario que combinaba el más bestial acojone con la inteligencia suprema que rige diseño de niveles y puzles de los mejores capítulos de la saga. Y sí, Biohazard descarrilaba un poco al final, pero es que hasta ese momento todo había sido tan sublime y tan incontestable que el ligero agridulce no logró contrariarnos el paladar.

3 – SOMA (2015 – PC, PlayStation 4, XBox One)

Otro fino ejemplo de terror en primera persona, lo que elevaba la obra de de Frictional Games por encima de sus competidores era su abismal profundidad temática. Sí, SOMA empezaba como (de nuevo) un Amnesia en el espacio, pero pronto se ponía a lanzar cuestiones y dilemas filosóficos por todas partes. Se (nos) formulaba preguntas relacionadas con el miedo a lo desconocido y a la eternidad más insondable, generaba cortocircuitos morales relacionados con el avance científico desmesurado y, especialmente, se metía hasta las trancas en lo existencialista, preguntándose qué nos hace humanos y cuánto de nosotros mismos hay realmente en nosotros mismos. Todo ello conducía hasta un final memorable que, a día de hoy, sigue produciéndonos escalofríos en el alma.

2 – Hellblade: Senua’s Sacrifice (2017 – PC, PlayStation 4, XBox One, Switch)

Sin ser estrictamente un juego de terror, la primera entrega del ahora díptico Hellblade sí manejaba todos los sentimientos relacionados con el miedo de manera magistral. No sólo eso, también representó uno de los mejores y más finos ejemplos de, por así llamarlo, consonancia ludonarrativa que recordamos: una armonía perfecta entre narración y planteamientos jugables. El ejemplo más radical se encontraba en esa mecánica relacionada con ser invadidos por el terror si moríamos muchas veces: Senua, la protagonista, padecía esquizofrenia, era acosada por voces dentro de su cabeza y acechada por el miedo a morir, que -presuntamente- sería real y permanente también para la propia partida. Era chocante y quizá demasiado fuerte para jugadores y jugadoras con problemas de salud mental, sí. Pero también significó un enorme avance en su representación en el medio. Un juego infinitamente valioso.

1 – P.T. (2014 – PlayStation 4)

Lo de Hideo Kojima y Guillermo del Toro llevando las riendas creativas de un reboot de Silent Hill era un sueño demasiado bonito como para ser cierto. Al final, las desavenencias con Konami truncaron el futuro de un proyecto llamado a cambiar la historia del medio. El intento quedó en intención abortada, pero dejó a su paso una demo jugable que ya es uno de los artefactos más legendarios de la reciente cultura pop: un viaje hacia la locura en unos pocos pasillos de una casa trufados de elementos desquiciantes y acontecimientos insoportablemente perturbadores dispuestos en una coreografía milimétricamente medida y un game design perfecto y aterrador. Un título que convierte las PlayStation 4 que aún lo conservan en su disco duro en cotizados objetos de coleccionismo para millonarios pero, sobre todo, que da prestigio a un género que tantas veces termina autolimitándose a su propio nicho.

¿Echáis de menos Five Nights at Freddy’s en esta lista? Nosotros no: no somos especialmente fans. Aun así no podíamos dejar de mencionarlo, ni que sea por su condición de punta de lanza en aquella nueva comprensión de lo que significaba la comunicación entre creadores de contenido y consumidores de videojuegos: con este, muchas de las actuales estrellas del gameplay en YouTube empezaban su andadura. Lo mismo ha ido ocurriendo posteriormente con otros títulos, quizá menos perdurables -y algo mediocres-, como Visage o Phantasmagoria, pero casi tan rentables en views. Sí nos gustan bastante más (pero aun así quedaron fuera por culpa de espacio) la secuela Amnesia: A Machine for Pigs, el ciberpunqui Observer y el muy creepy Layers of Fear. Y directamente nos ha dolido dejar fuera de la lista Resident Evil 2 Remake (por su condición de eso, remake, lo hemos saltado), cualquiera de los dos Little Nightmares o el taiwanés Detention.

Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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