A propósito de Karel Zeman
Si hoy nos hemos decidido a hablar del cineasta checo Karel Zeman (1910-1989) no es por capricho de un servidor (aunque siendo totalmente honesto, algo de eso hay), más bien es un gesto de cierta justicia poética, ya que pese a que su nombre resulta bastante desconocido incluso entre la comunidad cinéfila, estamos hablando de uno de los directores de animación más importantes de la década de los 40 (de hecho se le considera, junto a Jiri Trnka, como pionero y fundador del cine checo en esta modalidad), y uno de los mayores exponentes de la fantasía checoslovaca durante finales de los 50 e inicios de los 60 (no fueron pocos los que vieron en su cine la magia del de Mèlies).
Todo y trabajar también en la época, no formó parte de la Nova VIna (uno de los movimientos cinematográficos más importantes de esas décadas en Europa y equivalente checa (aunque algo posterior) a la Nouvelle Vague francesa),pero pese a ello el cine de Zeman no está exento de cierto arrojo experimental, no tanto en sus formas (aunque algo de eso también hay), sino más bien en su uso de las diferentes técnicas.
El cineasta comenzó como animador de stop motion (creando, en una serie de cortometrajes, un personaje muy conocido durante los años 40, el Sr. Propouk), pasando progresivamente al mundo del largometraje con una mezcla de ésta, con la animación tradicional y la grabación junto a personajes reales. Estas mixtura de técnicas lo llevó a la cima de su popularidad gracias a la aplicación que hizo de las mismas en sus brillantes adaptaciones del imaginario de Julio Verne y por ser el creador de la mejor y más excepcional adaptación cinematográfica del Barón Munchausen en 1961 (creedme, olvidaros de von Báky o de Gilliam).
Toda su filmografía se puede conseguir fácilmente en la red, pero desde La casa hemos decidido compartir dos de sus obras más conocidas, la primera, seguramente su corto más popular Inspirace (1949) dónde se realiza animación mediante el stop-motion con figuras de cristal, y A Deadly Ivention (1958) su adaptación más exitosa del mundo de Verne, concretamente de la novela Ante la Bandera (1986), uno de sus primeros largometrajes. Esperemos despertaros el gusanillo por un cineasta como Zeman ya que su obra resulta enormemente accesible y demuestra una portentosa imaginación visual (esa expresión que tanto se usa en la valoración de las películas, y que pocas veces se utiliza de forma adecuada) incluso en nuestros días. Disfrutadlas, valen la pena.
Inspiración
(Sin diálogos 11min)
A Deadly Invention
(V.O. 1 de 8 partes 10-11 min cada una, todas en YouTube)