Análisis de Cyberpunk 2077 (next gen) (PlayStation 5, XBox Series X/S)
Cyberpunk 2077 un año y pico después.
Fue uno de los lanzamientos más desastrosos de la Historia de los videojuegos, una leyenda infame que pronto habría de estar a la altura de la del E.T. de Atari, cuyas (muchísimas) copias no vendidas duermen el sueño de los justos enterradas desde hace cuatro décadas en el desierto de Alamogordo, en Nuevo México. La publicación de Cyberpunk 2077 conoció retrasos y, cuando finalmente sucedió en diciembre de 2020, se destapó con ella una red de engaños promocionales interesados, informaciones opacadas, manipulaciones, mareos de perdiz y medallas auto otorgadas que finalmente resultaron ser de latón. En pocas palabras, la que debía de ser la nueva obra maestra de los creadores de The Witcher resultó en un título tecnológicamente descalabrado y en un producto de venta inaceptable, por lo menos en dos de sus plataformas de lanzamiento. Durante los meses anteriores al lanzamiento desde CDProjekt Red se había insistido en la indestructibilidad de su nuevo software, de impecable rendimiento en consolas de actual y próxima generación. La realidad sin embargo ofreció una cara muy distinta: bugs, constantes crashes y un framerate muy comprometido hacían casi imposible el juego en PlayStation 4 y XBox One. En PlayStation 5 y XBox Series X/S la experiencia mejoraba, pero no estaba libre de cuelgues inesperados en un juego que, a la postre, en el fondo no era más que un port de la anterior iteración de consolas en lugar de uno nativo para la presente. Sólo los usuarios de PC lograron conocer una cara más o menos pulida del juego. Al resto se los animó a esperar un buen puñado de meses bajo la promesa de un parche masivo que trasladaría todo aquel erial de fallos, personajes glitcheados e inteligencias artificiales del pleistoceno a un entorno next gen reparando por el camino todo lo que hubiera que reparar.
La espera ha resultado finalizar ahora. El famoso parche 1.5 trae consigo no solamente una experiencia next gen sino también un paquete de mejoras que incluyen nuevas físicas, mayor estabilidad, cambios en las estadísticas del jugador y un exhaustivo revisado de bugs. ¿Es la mejor experiencia posible de Cyberpunk 2077 en consolas? Hasta el momento, sí. ¿Es suficiente? En algún momento tendremos que dejar de esperar un nuevo parche y considerar que ya tenemos la versión definitiva. Y si ese es el caso no, no es suficiente. Porque sí, la experiencia actual está algo más cerca de lo que podíamos esperar en diciembre de 2020, pero sigue bastante lejos de lo que se prometió desde CDProjekt con aquel material promocional maliciosamente adulterado: Night City sigue siendo una ciudad menos reactiva de lo que se mostró, el peso de las decisiones cuenta bastante menos de lo esperable en un juego de rol y el componente de shooter en primera persona sigue dominando por encima de otros sistemas que podrían resultar más excitantes. Ahora, con todo el pescado tecnológico vendido, ya no hay excusas para evidenciarle las costuras a un juego que es, en esencia, casi un dinosaurio jugable.
Entre sus virtudes se cuentan su ambientación, trabajada y resultona. Sumergirse en el juego es habitar una ciudad decadente, sucia, a fogonazos fascinante a pesar de estar lastrada por una dirección artística minuciosa pero que se aproxima al concepto cyberpunk de manera tópica y anticuada, muy poco sorprendente, pasada de moda y basicota. Por eso la experiencia sensorial de Cyberpunk 2077 se debate entre el sentido de la maravilla y el aburrimiento, entre lo sorprendente y lo obvio.
Su otra gran pata, y no es poca cosa, es su enorme andamiaje narrativo, muy cuidado en los diálogos y mimado en algunas misiones que no por secundarias tienen menos peso argumental. Hay pocos juegos mainstream hoy día que sostengan un entramado literario tan trabajado como el de Cyberpunk 2077. Insisto, no es una virtud colateral y es lo que anima a jugar y motiva una sensación de no estar perdiendo el tiempo: la historia principal de V, la protagonista, tiene su gracia y las misiones secundarias están sorprendentemente trabajadas. Sin embargo, por lo demás, esa sensación de hastío sí podría asomar el morro en algunos momentos de acción. O de looteo. O de crafteo. O de compraventa de artículos, armas y equipo, que se hace pesada por reiterativa, por poco útil, por no aportar ninguna novedad y por lo caótico del inventario.
Y ahí es por donde todo pierde fuelle. En la vertiente mecánica del juego de acción y del roleo. Los tiroteos no son pocos y el gunplay resulta algo repetitivo adoptando las constantes del FPS moderno sin aportar personalidad ni mejoras sustanciales a lo que llevamos años viendo. Sin lograr replicar el gamefeel de los tiros de Destiny ni la velocidad febril de los nuevos Doom, los segmentos de shooter quedan en momentos meramente divertidos en el mejor de los casos. En el peor, formulaicos, poco emocionantes, un puro trámite. Más aún: un dolor de muelas motivado por una AI que sigue siendo miope y torpona y por un conjunto de mecánicas adicionales algo obtusas, como esos pirateos a distancia que poco ayudan a dinamizar el conjunto o un sigilo poco sofisticado. El resultado es ese: un conjunto poco cohesionado de sistemas simples que prioriza la cantidad sobre el pulido.
En resumidas cuentas, ahora que el polvo se ha asentado y hemos podido volver a Cyberpunk 2077 para, esta vez sí, poder observar el cómputo global desde una perspectiva más serena y sin posibles excusas, la visión de conjunto es tirando a mediocre. Y aunque no existen tropecientos miles de copias físicas del juego enterradas en ningún desierto de Nuevo México su espíritu sí descansa en un cementerio. Este parche ha logrado que nos apiademos y llevemos un ramo de flores a su lápida con cierta pena y algo parecido a un cariño compasivo, pero en absoluto ha conseguido resucitar al fiambre. Y desde luego no ha borrado el recuerdo de una escandalosa estrategia comercial que se deberá estudiar en las escuelas de marketing y referenciar, para mal, desde el ámbito del periodismo de videojuegos. De no haber sido así habríamos podido darnos cuenta desde un principio: Cyberpunk 2077 es un juego notable en algunos aspectos pero básicamente mediocre en su conjunto.
Gameplay de Cyberpunk 2077 (next gen)
Cyberpunk 2077: de parche en parche y, si cuela, cuela
Por qué jugar a Cyberpunk 2077
Volvemos a Cyberpunk 2077 con la promesa de una versión actualizada que iba a arreglar todos los problemas. El resultado: nuestras sospechas iniciales han sido confirmadas, porque incluso en su mejor forma sigue siendo un juego con demasiadas luces y sombras. Con un enfoque de diseño de juego tan pocho que opaca sus varias virtudes.