el bosque del lobo

El bosque del lobo (Pedro Olea, 1970)

Retomamos sección tras un tiempo de descanso, y lo hacemos apuntando alto, con una película que si bien no se adscribe al género terrorífico al cien por cien, sí resulta lo suficientemente estimulante en sus planteamientos de raíces fantaterroríficas como para figurar aquí. Una rareza en nuestra cinematografía, estupendo ejemplo de «cine de terror distinto» y, en fin, un (otro) imprescindible en la historia del cine español.

«El bosque del lobo» traslada a la ficción unos eventos reales ocurridos en la Galicia de finales del XIX, donde Manuel Blanco Romasanta asesinó a varios viajantes desprevenidos, conviertiéndose en un ilustre asesino en serie, figura destacada en la Historia Negra de España. Aquí, según reza un rótulo al final de la película, «los nombres han sido cambiados», Romasanta se ha transmutado en Benito Freire, buhonero que se desplaza de pueblo en pueblo haciendo recados y vendiendo cachivaches, pero los hechos de partida son los mismos. Exacto, esos de los que también nació aquella «Romasanta» que Paco Plaza dirigió en 2004.

Pero a diferencia de la de Plaza, en la historia de Benito Freire se da menos cancha a lo fantástico para centrarse en una visión mucho más psicológica y antropológica del personaje. Y he aquí lo interesante del tema. Son las propias creencias populares las que hablan de licantropía, de maldiciones y de demás zarandajas supersticiosas. Por lo que a nosotros respecta, Freire podría no haber sido más que un pobre enfermo, con un cuadro de esquizofrenia y ataques epilépticos.

En definitiva, que hay un poso de terror más o menos clásico, pero confundido con un «género» más espantoso aún si cabe, el de la crónica negra, tan entrañable y querida por estas latitudes nuestras.

En consecuencia, el enfoque que se da a la desgracia de Freire es mucho más realista que de costumbre: aquí la transformación física es mínima, y es a un nivel psicológico donde podemos observar esos cambios de pobre buhonero a puro animal salvaje. En «El bosque del lobo» no hay apenas efectos especiales, y la transmutación en lobo es sutil, casi metafórica.

Y la tragedia está en la soledad de Freire, su aislamiento afectivo respecto a un pueblo con unas supersticiones cerriles que le han llevado a creerse su propio mal, a temerse a sí mismo y a la parte de su personalidad que no puede controlar. Aquí entronca la película con una de las constantes del género. Esa bipolaridad trágicamente consciente del lobo-hombre forma parte de su maldición.

Y no es el único elemento terrorífico presente en la película. Como digo, el enfoque es casi realista, pero eso no priva a Olea de transportarnos a un ambiente rural brumoso, oscuro y siniestro. El de una Galicia de principios del Siglo XX donde aquellas supersticiones se combinan, con cierta naturalidad siniestra, con la propia religión cristiana (el propio Freire es, irónicamente, hombre de fervor religioso), dando como resultado un clima de miedo a lo que no se ve, y una combinación de atracción y rechazo por «lo distinto». La presencia de enanos y tullidos dan fe de ello. Y aún más el personaje de Freire, un auténtico outsider, respetado, temido u odiado según por quién.  Al final justo eso es la película, una parábola sobre la difícil supervivencia del diferente en una sociedad más o menos compacta. Por podrida que pueda llegar a estar esa sociedad.

Y también opera como una metáfora del mal que habita en todos los hombres, reprimidos los bajos instintos por la presión social o por el buen funcionamiento de la comunidad. Algo de las teorías freudianas hay en todo ello.

Más convenciones genéricas presentes, la coexistencia de adivinadores y brujas, la aparición de un extranjero que se introduce en la comunidad para aportar una cierta visión objetiva del tema, y toneladas de bruma, oscuridad y malrollismo rural. La Galicia de Olea está prácticamente sumida en el oscurantismo no sólo a causa de unos valores retrógrados, sino también literalmente, por un clima húmedo, sucio y asfixiante.

Y la música, extraña, a medio camino de la tradición celta y lo directamente atmosférico aumenta las dosis de inquietud e incomodidad.

«El bosque del lobo» es una Señora Película. Llena de momentos memorables, sugerente, animal, casi erótica y llevada con mano maestra por Pedro Olea, que logra evitar asépticamente cualquier tipo de sensacionalismo. Sí. Pero si algo destaca por encima de todo, eso es la presencia de José Luis López Vázquez quien, por primera vez dejaba de lado sus habituales papeles cómicos que estaban empezando a encasillarlo en el chascarrillo y la tonterieta castiza para demostrar ser un tremendo actor, capaz de construir un personaje atormentado, contenido y trágico en idénticas dosis.

Es lo que primero sorprende al ver la película y, creedme, es lo que sigue sorprendiendo cada vez que se vuelve a ella. Y es que «El bosque del lobo» no sólo resiste varios visionados, sino que resulta una película prácticamente inagotable.

Es lo que tienen las obras maestras.

 

Ver El bosque del lobo online (vía Movistar+)

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Trailer de El bosque del lobo

https://www.youtube.com/watch?v=lJmmDcqEBos

 

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Muy buen análisis. Realmente es una película a reivindicar ésta, sobre todo despues de ver la pobre Romasanta de Paco Plaza. José Luis López Vazquez, aparte de tener el físico perfecto para el papel, logra una interpretación sutil y contenida pese a lo que uno podría imaginarse viniendo de él interpretando a un personaje esquizofrénico. Una lección de interpretación sólo con la mirada y los gestos. Destaco también el planteamiento del director, que pese a tomar de partida el género negro y realismo extremo, logra una atmósfera de terror siniestro realmente conseguida a base de introducir pequeños detalles, todo ello sin que la película resulte forzada. Una película muy lograda en todos los aspectos, con una atención extrema por la ambientación y la atmósfera. Y gran fotografía también, oscura y con unos planos del bosque muy conseguidos.

  2. Gracias, compañero! Tanto por el cumplido como por haber completado el comentario con acierto y aportes "nutritivos".

    Como de costumbre, demuestras que sabes de qué va la cosa…

    Como siempre, saludos!

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