Crítica de 20.000 días en la Tierra (20,000 Days on Earth)
On Jubilee Street there was a girl named Bee
/ She had a history but she had no past
/ When they shut her down the Russians moved in / Now I’m too scared, I’m too scared to even walk on past…
De algún modo más tangencial o más directo Nick Cave siempre ha tenido una estrecha relación con el cine. No es sólo que algunas de las melodías y arreglos de sus canciones de estudio contenidas en sus elepés tengan un aire cinematográfico. Ni que estas estén pobladas de personajes que parecen salidos de un universo fílmico muy cercano al drama, al western o al género negro con pasados turbios, profundas cargas de remordimiento o instintos más bien oscuros. Es que, directamente, el músico australiano se ha visto seducido por y se ha atrevido en más de una ocasión con la narrativa cinematográfica. Sea en calidad de compositor de la banda sonora o como guionista: los libretos de Ghosts… of the Civil Dead, La propuesta o Lawless llevan su firma, y también una impresión de parte de su imaginario creativo. Pero ahora el vínculo es total: 20.000 días en la Tierra aparece como el primer documental basado en la vida y milagros del autor de obras capitales del rock como From Her to Eternity o Let Love In… o casi. Lo cierto es que esto es un documento Cave-céntrico pero poco tiene de documental al uso, y menos aún de biografía hagiográfica, o de acumulación de datos, o de reportaje de bustos parlantes.
Al contrario, los directores Iain Forsyth y Jane Pollard han planteado una película mucho más abierta, viva y orgánica, a medio camino entre lo real, lo representado y lo ficticio. Bajo la premisa de acompañar a Cave durante el (hipotético) día número 20.000 de su existencia, asistimos a un proceso de desnudado de la persona, pero especialmente del artista. Y más aún de su obra. Al margen del examen del hombre, esto nos habla de la examinación de un proceso creativo, el de algunas de las canciones que conformaron el hasta la fecha último disco de Cave junto a sus Bad Seeds, Push the Sky Away. Un proceso que se dilata en el tiempo, que nace con la idea y va mutando por las diferentes etapas de la vida de la canción: de la máquina de escribir al ensayo, de ahí al estudio de grabación y finalmente a su interpretación en directo. Un camino de vida que no culmina en la muerte pero que en cierto modo queda suspendido en el aire hasta quién sabe cuándo: alguna vez Cave ha dicho, no tengo muy claro con qué nivel de seriedad, que odia escuchar sus propios discos antiguos. Probablemente sea por el terrible peso que ejerce el pasado en la vida del autor y que parece sublimar en su obra. Y que de rebote resulta ser uno de los temas presentes en esta película, la purga, aceptación o superación del pasado. Un pasado convulso marcado por adicciones y problemas de fe, por separaciones y decisiones erróneas.
Todo eso marca el curso de esta película, articulada sobre la cotidianidad del artista y la recuperación de algunos momentos claves de su vida: los años locos de The Birthday Party, la comunión con los Bad Seeds, la ruptura nunca aclarada con Blixa Bargeld, líder de Einstrüzende Neubauten que puso fin a su colaboración con el australiano y con ello desató una cascada de rumores y teorías. Los coqueteos con el estrellato masivo en su tema compartido con Kylie Minogue, su relación con el actor Ray Winstone, su amistad eterna con Warren Ellis, su vida familiar, ya asentado con su pareja Susie Bick y sus dos gemelos. Todo ello va brotando de forma natural y fluida a lo largo del metraje mediante una voz en off del propio Cave, que recita casi como si estuviera grabando spoken word; o en sus encuentros con su psicoanalista, con quien se sincera brutalmente; en un sótano, donde realiza casi una sesión de espiritismo con sus propias fotografías proyectadas sobre un muro desnudo; o, lo más interesante de todo, al volante de su coche, con el que recorre esa Brighton donde desde hace unos años está instalado y con el que recoge, a modo de taxista jarmuschiano, a esos coprotagonistas de su vida (Winstone, Minogue, Bargeld).
Lo que convierte de todos modos a este pseudo-rockumentary en un producto muy por encima de la media es primero su capacidad lírica, donde la voz en off posee una fuerza brutal, nacida de las entrañas de Cave, apegado a su poesía de taberna. Segundo su sinceridad directa, la lucidez con la que retrata a un personaje que antes de estrella del rock es un hombre apegado a los recuerdos y muy preocupado por la impronta que dejará como artista en el futuro. Tercero por la brillantez con la que trata el proceso creativo y la implicación del autor con el mismo. Cuarto por su aparato formal, visualmente muy trabajado, con una puesta en escena depurada que, aun así, no sacrifica la sensación de inmediatez e improvisación. Y por último, y especialmente, por la intensidad emocional y la fuerza volcánica de sus imágenes, de su música y de la combinación de ambas en un todo marcado por la evolución de dos de los mejores temas de Push the Sky Away (Higgs Boson Blues y Jubilee Street) y que culmina en una coda espectacular. Ese montaje de imágenes que invoca al Cave pasado, lo funde con el presente y lo proyecta hacia el futuro mientras la bestia aúlla su grito de guerra, esos versos de Jubilee Street que definen al hombre, al artista y a la leyenda:
I’m transforming, I’m vibrating, I’m glowing, I’m flying. Look at me now.
8/10
Uf, que puedo añadir? Preciosa critica, Bluts! La verdad que disfrute mucho de la pelicula (no se si llamarlo pelicula o documental, y no solo porque Nick Cave le parezca un personaje fascinante en si mismo sino todo en general, la forma en que se narra, el tempo, los directos (Jubilee street es de lo mas sublime que yo haya visto sobre un escenario), sus pajas mentales… Vale, a lo mejor hubiese preferido a Polly Jean que a Kylie acompañadolo en el coche, pero bueno… ;)
Besacos!!
Síiii!!! Yo también eché mucho de menos a Polly, jo…
Supongo que lo de Kylie tenía que aparecer, por la polvareda que levantó en su momento… pero oye, no habría estado de más un poco de PJ.
De todos modos el guiño antes de que salga la Minogue mola: entra Cave en su coche, enciende la radio y está sonando equel jitazo de Kylie que lo petó todo ("I can't get you out of my head"?). Cave emite un gruñido de desaprobación y apaga la radio contrariado.
Brillante.
Gracias por tu comment, Lastie!
Petonets pa ti también ;)