Crítica de 50 Hombres Muertos
No deja de suponer una lástima que las apariciones de Jim Sturgess en nuestra cartelera se sucedan a ritmo de cuentagotas. Tras las fugaces apariciones de las mediocres «Across the Universe» y «21 Black Jack», al inglés pudimos verle recientemente en uno de los más débiles espectáculos de Sitges ’09 («Heartless», cuya crítica aparecerá en unos días por aquí) y ahora estrena por la puerta trasera «50 Hombres Muertos», drama con la problemática del IRA mediante que, si bien se antoja como la mejor de su carrera, sigue sin hacer justicia a las aptitudes de tan explotable actor (y eso aun tratándose de una producción para su lucimiento).
El principal bache que debe superar el espectador de «50 Dead Men Walking» es aceptar que, a lo largo de sus casi 120 minutos, va a ser testigo por enésima vez de la misma y trillada historia del héroe anónimo que se convierte en jugador de dos equipos encontrados (el Ejército Republicano Irlandés por un lado y la policía que intenta detenerlo por el otro) a fin de salvar al mayor número de vidas humanas posible.
Poco o nada podrá sorprender a quien haya visto desde «La Lista de Schindler» a «La Sombra del Diablo», «En el Nombre del Padre» o cualquier otra producción que haya arrojado algo de luz bien en la cuestión del terrorismo irlandés o de personajes reconvertidos a topos de cualquier índole. Decepción a la que desde luego no ayuda el prólogo del film, situado once años después de los acontecimientos narrados: en Canadá, un Sturgess barbudo y melenudo intenta arrancar su coche sin suerte, para ser atacado por un encapuchado que le descarga un cargador entero en su pecho.
A partir de ahí, Kari Skogland (directora y firmante de la adaptación del libro en que se basa la película) se equivoca en otorgar demasiado peso a determinados momentos de la vida de Martin (Sturgess), de intuible terminación, al tiempo que propone un juego de mentiras, engaños y secretos de evolución igualmente previsible.
Y es que como de costumbre, conforme el protagonista progresa en su estatus de delincuencia (comienza com oun ladronzuelo de pacotilla para introducirse poco a poco en la maquinaria del IRA), también lo hacen sus exigencias como topo, formando de su vida una vorágine de desazón cada vez mayor.
Obviamente, todo ello se traduce en tiranteces con sus amistades y familiares, pero sobre todo en un estado emocional progresivamente deteriorado y hundido. En fin, nada nuevo bajo el sol.
Por otra parte, bien cierto es que por aquí ocasionalmente hemos dado un mayor peso a las formas (cómo se cuenta una historia) que al contenido (qué se cuenta), pero esta vez no puede decirse demasiado de la dirección de Skogland, que se antoja tan fría como su ambientación geográfica y carente de personalidad, pecando si acaso de cierto nerviosismo perceptible en una molesta tendencia a la confusión en las escenas de acción
En el apartado positivo, cabe reconocerle a «50 Hombres Muertos» una línea creciente de la tensión, fruto de la montaña imparable que se forma de tan escueto grano de arena, lo cual evita un total desentendimiento por parte de un espectador que, además, agradecerá el acertado humor con el que se dibuja principalmente el personaje principal.
Justamente este es el que se lleva el gato al agua, gracias a la más que correcta actuación de Jim Sturgess, a quien no le tiembla el semblante aun a sabiendas de la relevancia de su papel y de su personaje en el film, sobre el que prácticamente giran todos sus minutos. Acompaña al británico el perennemente apelucado Sir Ben Kingsley, presencia siempre bienvenida y a quien, por una vez, el implante capilar no deja demasiado evidencia.
Por lo demás, poco que añadir acerca de una película de personaje interesante y argumento comprometido (coletilla que siempre gusta), que sin embargo peca de no reservar novedad alguna para el espectador mínimamente asiduo al cine. Pese a ello, nunca acaba de hacerse excesivamente pesado su visionado, por lo que si bien nunca acabe de convencer, puede ser disfrutad tranquilamente en una de estas tardes gélidas con que se nos está presentando la Navidad.
5,5/10