Crítica de Les 7 Jours Du Talion
Un prólogo a base de silencios, planos fijos y una cámara de movimientos sumamente lentos, que inmediatamente antes de dar paso al título del film se recrea en el cuerpo inerte de una niña previamente violada, ya nos pone sobre aviso de lo que van a ser los siete días que protagonizan “Les 7 Jours Du Taion”: fríos, austeros, impactantes y sin concesiones.
Así es el film del canadiense Daniel Grou, gratísima sorpresa que se convierte, sin duda, en una de las obligadas para los auténticos amantes del festival de Sitges.
En ella, una pareja joven pierde a su única hija de manera atroz, lo cual les lleva a erosionar su estabilidad hasta el punto de que el marido no piensa descansar hasta dar con el asesino y aplicar la ley del ojo por ojo.
Cuando lo atrapa, comienza una tortura física y mental sin tregua (con una duración determinada de siete días exactos) que poco a poco irá deshumanizando a asesino y vengador mientras el primero sufre lo indecible a nivel corporal y el segundo a niveles mentales. Todo ello en un descenso a los infiernos que puede afectar seriamente al espectador, al llegar allí donde incluso “Martyrs” (película-polémica por excelencia, hasta ahora, por sus teóricamente inenarrables dosis de violencia) pisaba el freno.
Pero todo a su tiempo, que para mantenerse fiel a la tranquilidad y elegancia iniciales, no hay prisa alguna en el trabajo de Grou. Al contrario, su película sigue en todo momento el mismo estilo sobrio, pausado y magnífico que plaga los compases iniciales y que se ven reflejados tanto a nivel visual (la casa de los protagonistas, la planta de los mismos) como técnico, con muestras de un excelente gusto cinematográfico en clara contraposición al horror que poco a poco va gestándose.
Es paso a paso, pincelada a pincelada, como el público descubre lo que está por venir, haciéndose en cierto modo a la idea y preparándose para lo peor. Y aunque es verdad que tan desasosegado tempo, en ocasiones, le hace flaco favor, en conjunto se agradece al constituir una trampa infalible que una vez lo atrapa, no le va a dejar salir.
Lo que más llama la atención de este tour de force que explora los límites de la resistencia (tanto del torturado como de los intestinos del espectador) es el crudo y sorprendente realismo con que se presenta, conseguido a base de anular totalmente la banda sonora (no hay una sola nota musical en todo el film), de desnudar por completo al asesino reconvertido a víctima, y en mostrar lo justo para que luego nosotros hagamos el resto. Y es que afortunadamente, afortunadamente esto es sólo una película, lo que pasa en pantalla es ficción y como tal debe llegar a unos límites técnicos para no convertir el martirio del personaje en una grabación real, algo a lo que “Les 7 Jours…” se acerca peligrosamente por su inesperado realismo.
Al margen del extremismo visual, el film cuenta además con más chicha de lo esperado. Así, la relación entre ambos personajes va evolucionando a cada día que pasa, al tiempo que los papeles se invierten y, mientras el animal pasa a humanizarse (a excepción de su cada vez más maltrecho físico, claro está), el hombre pierde esa cualidad y acaba convertido en una auténtica bestia.
Lamentablemente esta no es una cinta perfecta, todo hay que decirlo, y si todo lo narrado hasta ahora gana interés a cada paso que da, no así la investigación policial paralela, con uno de los pasajes más endebles de todo el tinglado. Por no desvelar nada, hago referencia a él como la parte informática, que pese a todo supone una reflexión interesante: básicamente, le está preguntando directamente al público qué es lo que quiere que suceda a continuación, cuya respuesta encontramos inmediatamente después en una gasolinera.
Es aquí cuando “Les 7 Jours…” enloquece. Del padre de familia, doctor afamado y correctísimo ser humano no queda prácticamente resquicio alguno, es un animal que ya ha perdido el propósito de sus actos, por lo que de golpe se nos dispara hacia el otro lado, y ésa es la gran experiencia que, a mi juicio, propone: aun a sabiendas de que el torturado es un violador de menores y asesino, al final resulta demasiado difícil elegir un bando. Por lo menos hasta que todo concluye, con un final previsible (del que tampoco desvelaré nada) pero igualmente gélido que, a buen seguro, dejará descolocado a más de uno.
En resumen, una película insufrible, durísima y con momentos de auténtica aprensión moral. O sea, una delicia para quien esté preparado para ello.
7,5/10
¡¡Aaaix que envidia me dais!!! ¿no os sobra ninguna invitación a algún pase al que no podreis asistir?.
Prometo contaros con pelos y señales todo lo que acontezca en pantalla de la susodicha pelicula y elaborar una completa crítica sobre ella.
Si la respuesta es no (jeje), creo que iré seguro a la maratón del cierre del festival del dia 17.Lo digo por si estareis por allí y así poneros cara y ojos.(si quereis claro).
Friki Saludos!!!
EvilAsh, perdona la tardanza!! Estos días vamos un poco locos…
Tema entradas difícil, que nos faltan incluso a nosotros XD
Pero si vas a estar por ahí en la maratón sí puedes avisar, sí, que lo mismo coincidimos (quién sabe, puede que nos quede alguna por ver :P)