Crítica de 70 Binladens
¿Veis? Hace nada hablábamos sobre el sambenito de para ser española, etiqueta que el cine de por aquí debe perder de una vez por todas. Y en estas que llega Koldo Serra y se saca de la chistera un thriller sobre atracos de bancos, que no se arruga ni un pelo a la hora de tirar de recursos 100% peliculeros, ni se siente culpable por ello. ¡Como si tuviera motivos para ello! 70 Binladens es, más que una película, un grito: basta ya. Basta de sentirnos con la obligación de dignificar, justificar y dramatizar. ¿Os acordáis del anuncio de Resines diciéndole a un niño que jugaba al béisbol que el cine español es otra cosa? Vale, claro que sí, pero no tiene que serlo siempre, ni mucho menos condicionar una producción entera para demostrar que eh, aquí las cosas las hacemos bien (cuando luego, por ello, salen mal).
Producida por un Álex de la Iglesia que es el principal abanderado de esta ruptura de la dignificación (de la soberbia, acaso), la película acude a Mamet y al Soderbergh de Ocean’s; a Lumet y al Spike Lee de Plan oculto. Incluso al Costa-Gavras de Mad City. Se presenta con un estilo impecable, sobrio, deudor de los policíacos de los 70. Y desde los primeros compases ya está jugando: pistas, personajes extravagantes que son casi una caricatura (como lo son muchos de los malosos de las mejores películas de atracos, por otra parte), y saltos de fe de cuidado para tejer una trama que juega al despiste cual maestro de disfraz. Que no, que muchas veces no tiene demasiada credibilidad. Pero es que nadie la pide. Koldo Serra hace una ficción con la finalidad de entretener, y no tiene que andar por ahí justificándose ni avergonzándose. Lo sabe él, lo sabe De la Iglesia, y lo sabe el reparto capitaneado por una Emma Suárez perfecta en un papel que evoluciona vertiginosamente, al que parece darle vida pasándoselo teta.
De la misma manera que el espectador ni entra a valorar la plausibilidad del 90% de los thrillers hollywoodienses que llegan a nuestras carteleras, aquí no hay paso en falso, no se le da pie a que adopte otro prisma: todo está orquestado sin fisuras y dejando bien claro que no va a ver análisis social, realismo castizo, ni nada que se le parezca. Quien quiera algo de eso, que espere al próximo León de Aranoa.
Ojo, eso no quiere decir que 70 Binladens se vulgarice y convierta en una fotocopia del cine USA. Nada más lejos: su solvencia es tal, que se permite el lujo de contraponer las mayores patilladas argumentales con chistes muy de aquí (el fútbol…); que se hace con un alma perfectamente reconocible: sin buscarlo a la desesperada, acaba siendo una película en la que los bancos cierran a las 14, los cafés se toman en la barra de un bar Manolo mientras se escucha TVE1 de fondo, y la vida se detiene si juega el Athletic. Y cuyo director consigue otorgarle cierto estilo de manera que esté muy por encima de muchas de las propuestas similares que nos llegan de más allá del charco.
Vamos, que este sí es el camino a seguir: si se quiere hacer cine comercial, cine de entretenimiento total y que quiera mirar de tú a tú a la gran industria, que se haga hasta la última consecuencia. Que no se pretenda buscar una solemnidad a la española, una justificación realista a algo que no lo tiene, una gravedad que nadie pida. Y ojo, que ahora no se me vaya a malentender: todo esto no significa que esté rebajando el nivel de 70 Binladens al tildarla de entretenimiento sin más (ni menos). A veces es más fácil conseguir un plano bonito que mantener despierto al público, por lo que ni se os ocurra pasar del lujazo que nos han traído Serra y compañía.
Rueda de prensa de 70 Binladens
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Cine de atracos de bancos español, con aires de thriller setentero norteamericano. Una película que convence por su vocación de entretener y no avergonzarse por ello.