Crítica de 8 mujeres y 1/2 (8 1/2 Women)
Pese a que de un tiempo a esta parte parezca haberse relajado un poco, por lo general la filmografía de Peter Greenaway se ha movido constantemente por esa senda ambigua de lo inclasificable, su cine siempre ha sido etiquetado con el sempiterno «o se ama o se odia». Y quizás esta 8 mujeres y 1/2 que recupera Cameo para su colección British Gems, tras una primera edición descatalogada de Filmax sea uno de los mejores ejemplos. Escrita y dirigida por el de Gales en 1999 (y por tanto, entre The Pillow Book y la trilogía de Tulse Luper), la sinopsis es bien sencilla: un chico regresa a la casa de sus padres debido al fallecimiento de la madre. El padre está desolado, perdido. Necesita encontrar la forma de reactivarse, su inspiración, por así decirlo. Y para ello, el hijo tiene la gran idea de rellenar su mansión con concubinas, ocho mujeres y media (como suena) de diversa procedencia y que estén dispuestas a satisfacer los deseos carnales de uno y de otro (interpretados, por cierto, por John Standing, Matthew Delamere; alguna de ellas: Toni Collette o Amanda Plummer). La excusa la da el propio título: aquí se trata de recuperar las ganas de vivir de la misma manera que lo hizo Fellini. Pero no sólo como lo hizo en pantalla, con su obra cumbre y por vía de su alter ego por excelencia, sino como lo que suponen que debió hacer con tanta mujer a su alrededor fuera de plano. En fin, de locos.
Disfrazada de comedia aburguesada, 8 mujeres y 1/2 se presenta, ya de entrada, como un recargado ejercicio de autor metacinematográfico: escenas iluminadas a base de neones y máquinas tragaperras preceden la sobreimpresión de un diminuto fragmento del guión que sirve a su vez de portada del primero de los actos en que se estructura la teatral cinta. Extraña presentación a la que sigue una no menos rara introducción del personaje principal, en una suerte de persecución lamentable acabada en un ¿fogonazo de amor? para descubrir a un joven cuya mirada ya denota altivez y arrogancia burlona. Primeras pistas que tardan poco en descubrirse ciertas: en esta propuesta, de evidentes conatos autobiográficos para más inri, cada conversación con su progenitor es un alarde (por tema y por tono de voz) de vacío pedante, de pretenciosa prepotencia. Y a su vez, la prueba de dos personas rotas por dentro, dos lujuriosos diablos cuya primera noche juntos, si bien pase prácticamente de puntillas por la pantalla, raya en lo enfermizo y dice absolutamente todo lo que hay que decir.
Reflejos, todos ellos, de una película barroca y relamida, enferma, tan densa en apariencia como sencilla (que no simple) en su fondo. Greenaway hace de su peculiar revisión erótico-festiva de Fellini un film extraño, mutante, artificial y colorista hasta la exasperación en contraposición, precisamente, al riguroso blanco y negro de su fuente de inspiración. Hasta las sombras parecen cambiar su color negro por rojos y azules. Referencias y paralelismos con el italiano, por supuesto, para dar y regalar, ayudándose en dos ocasiones incluso por la propia 8 1/2 original, que ven otras tantas veces padre e hijo. Pero no es el único en quien fija su mirada Greenaway para hilar un telar plagado de homenajes y similitudes, tanto ajenas (desde las delicias de Verhoeven o los sentidos de Ôshima, a las angustias existenciales de Bergman o Shakespeare) como propias. Todo para acabar de subrayar un verdadero reto para el espectador en todos los sentidos: 8 mujeres y 1/2 riza el rizo desde su aburguesada posición, juega con fuego con sus recargadas y amaneradas atmósfera y puesta en escena, coquetea con el espectador ora mostrando continuos desnudos contrapuestos a un erotismo que no existe, ora proponiéndole aberrantes situaciones, y le busca las cosquillas con el deprimente machismo irónico de toda la propuesta en general.
Unas pinceladas de humor inglés de diverso calado (en algunas ocasiones absurdo, en otras obsceno: el desnudo en el entierro, la masturbación hacia el final…) completan un lienzo imposible, casi grotesco. Una cinta que de su condición de homenaje a 8 1/2 pasa a ser casi un sacrilegio de la misma, para acabar infiriendo el mismo impacto. Igual que Fellini, Greenaway descoloca, sorprende. Irrita y resulta embriagador. Y es que si bien queda lejos de las mejores muestras del cineasta, ya lo avisábamos al principio: 8 mujeres y 1/2 es de esas que se aman o se odian. De esas que vale la pena ver para luego discutir sobre ellas desde puntos de vista radicalmente distintos. Lástima que en esta edición en DVD, si bien más que correcta en lo que a audio y vídeo se refiere (colores muy vivos, grano apenas molesto), no se disponga de más extras que la ficha técnica/artística, pues hubiera venido de perlas ir a investigar algo más sobre tan extraña película.
7/10
El concepto que ha tenido Greenaway del Cine siempre me ha resultado superinteresante (sobretodo esa concepción pictórica de la puesta en escena, abriendo diégesis dentro de las ya existentes, y su magnífico uso de los travellings), más allá de que algunas películas suyas me resulten insoportables (se dice el pecado pero no el pecador) y otras me fascinen (Los libros de Prospero). De ésta, como de la mayoría de su cine, he oído auténticas aberraciones, por lo cual siempre me ha llamado la atención pero nunca la había conseguido, y viendo el 7 que le ponéis aún con más ganas
PD: Alguno de vosotros fue a la conferencia de Greenaway en Bcn¿?¿?¿? Yo tenía intención pero cuando vía que el colega cobraba me eché bastante para atrás
PD2: Siento ultimamente intervenir tan poco pero con temas laborales y personales ando un poco "out" y me resulta complicado seguiros. Mil disculpas y mil promesas de volver a ser asiduo en breve
Hombre! No te preocupes, entendemos que no puedas pasarte tanto por aquí yMENTIRA! Vuelve ya, maldito! ;)
No fuimos, no, a la conferencia que comentas. De hecho, ni idea de la misma, oyes… Cuándo fue?
Saludos, y en cuanto veas esta nos comentas!