Crítica de A Land Imagined
Si David Lynch y Wong Kar-Wai tuviesen descendencia (sic), probablemente acabaría viendo antes o después cine comprometido, del de Ken Loach, que todos hemos pasado por ahí en algún momento. Bien, pues el resultado de todo ello no distaría mucho de Yeo Siew Hua, o al menos de su A Land Imagined, que escribe y dirige metiendo denuncia social, muchos colores en sus planos, y una investigación policial raruzna. En concreto, la que resulta de la inexplicable desaparición de un inmigrante chino en Singapur, con papeles en dudosa regla y trabajo de mala muerte en la zona industrial del país. La conduce un investigador que comparte más con él de lo que podría parecer a primera vista, hasta el punto de resultar cada vez más complicado diferenciar una vida de la otra…
Aclamada en algún que otro festival (triunfó en Locarno), A Land Imagined es, desde luego, una propuesta estimulante: ya de buenas a primeras, Hua revela la principal baza de la misma: una embriagadora fotografía (premiada en Valladolid) deudora del de Deseando amar, y personaje casi más activo que alguno de los que completan el reparto de carne y hueso. Desde luego, más expresivo. Y es que en sus bondades artísticas radica lo mejor de una película capaz de entrelazar distintos planos temporales sin que nos demos cuenta.
Por su parte, el argumento navega en un mar revuelto: A Land Imagiend muestra la otra realidad de Singapur, la que no se ve desde la tele cuando se retransmite la Fórmula 1. Un país que corre que se las pela en crecimiento, a costa de trabajos precarios y clases cada vez más distanciadas entre sí. De los estratos más bajos de la sociedad es de donde desaparece alguien y en este caso se abre una investigación, pero tantos otros hay de los que, el resto de mortales, parece que no nos demos ni cuenta. Y claro, aquí la presencia del detective sirve para que Hua juegue con ese, digamos, acercamiento de personalidades, de vidas cada vez más similares entre sí (la parte más Lynch de todo ello).
Ahora bien, no todo son rosas: A Land Imagined se plantea dos grandes cometidos, y sobresale únicamente en uno de ellos, el artístico. El narrativo se queda algo tibio. Y es que Hua no acaba de dar con los pesos justos: la balanza se decanta del lado audiovisual, quedando el argumental algo confuso pero, sobre todo, apático. No hay nada de especialmente revelador, ni siquiera cuando la trama empieza a incluir tintes surrealistas con cuestiones de insomnios y cibercafés. Hay demasiada tela que cortar, y encima con carga social de por medio, a la que la película también quiere dotar de (justo) protagonismo. Y el dinamismo del conjunto se resiente. Sólo de manera puntual consigue poner pelos de punta, y es cuando se entra en materia de denuncia pura.
Queda pues, una película fascinante a nivel formal, interesante por el retrato de una economía que hace aguas, por lo menos a nivel humano; pero de ritmo desigual y atención menguante por unos aires lynchianos que no le hacen demasiado bien. Quizá haber optado por un desarrollo algo más vulgar le hubiera sentado mejor a una A Land Imagined que, eso sí, en todo caso sigue siendo una alternativa estimulante para quienes acudan a una sala de cine en busca algo más que las habituales parafernalias hollywoodienses. Allá cada cual.
Trailer de A Land Imagined
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Thriller de planteamiento estimulante a medio camino entre la denuncia social y el surrealismo, que sin embargo no acaba de dar en la diana, quizá por otorgar demasiados esfuerzos a un apartado formal perfecto, sí, pero que se lleva todo el interés.