Crítica de A Roma con amor (To Rome with Love)

a roma con amor poster

Ya hemos manifestado más de una vez nuestra más simpática conformidad con los meandros o remansos artísticos que va tomando la carrera de Woody Allen a lo largo de su prolongado curso. Nunca hemos reprochado al creador su creciente laxitud temática, narrativa y formal acogiéndonos a un currículum lleno de momentos esenciales en la Historia del cine: el 90% de su filmografía hasta 1997 es impepinable y no hay tutía. Tampoco hemos tenido ningún problema con su síndrome del jubilado en activo según el cual las líneas divisorias que separan su esfera laboral de su propio entretenimiento ocioso cada vez son más difusas: demonios, hasta John Ford justificaba unas vacaciones en África alegando cuestiones de trabajo. Y luego le salían maravillas como Mogambo, del mismo modo que Allen lograba, con su parisina aventura previa, una de las mejores películas de su año.
Pero las cosas son como son, y transigir tampoco queda bonito, por aquello de la condescendencia. Hay que evitar toda ofensa personal que podamos sentir, pero no podemos callarnos, cuando las hay, las críticas negativas.

Más concretamente y entrando en materia. Si por cada buena película el director neoyorkino últimamente viene a facturar además dos pasables y una mala, entonces esta está claro cuál es. No hablaremos de falta de inspiración, porque aunque es cierto que no ha vuelto a facturar una película mejor que Desmontando a Harry, también es verdad que él parece inspirado siempre. Que sólo depende de los temas que pueda querer tratar y de cómo elija (no pueda, elija) tratarlos. Pero ahora sí se le puede reprochar, y de qué manera, otra cosa: una patente desgana, una flaqueza motriz, una achacosa anemia narrativa. Y es que A Roma con amor alcanza en su escaso empuje conceptual y formal unas cotas de mediocridad que no le conocíamos a Allen.
Probablemente eso sea lo que más duele a primera vista de la película. La anodina falta de mordiente visual, lo plano de una realización que no sólo no alimenta, sino que a menudo provoca rechazo. Uno se plantea, casi asustado, cómo puede haber llegado a rodar Allen imágenes tan planas, tan apáticas, tan poco expresivas y tan huecas de significado. Tan estandarizadas y tan mecánicas. Al final, salvo contadas ocasiones como la visita nocturna al Coliseo, rodeada de mística clásica, la película no sirve ni como (también cuestionable, ojo) postalita turística complaciente.

Y la parte literaria también foguea. Planteada como una especie de película episódica eminentemente italiana, aunque montada con las secuencias en paralelo para lograr una especie de relato coral a lo Robert Altman, Allen tantea las posibilidades genéricas desde distintos puntos de vista de la construcción humorística. Algo como lo que practicaba en Melinda y Melinda, sólo que esta vez centrándose puramente en la comedia y estudiando a lo caleidoscopio la farsa, el enredo, la comedia romántica o lo que podríamos denominar «comedia psicoanalítica», que vendría a ser la pura esencia alleniana. De modo que aquí nos encontramos con un anónimo oficinista (Roberto Benigni) que se convierte en celebridad de la noche a la mañana sin haber hecho absolutamente nada. Con un joven arquitecto (Jesse Eisenberg) entre dos mujeres (Ellen Page y Greta Gerwig) atormentado por un sosias de su propio subconsciente (Alec Baldwin). Con un director de orquesta jubilado e incomprendido (Allen) que ve en su reciente consuegro (Fabio Armiliato) una oportunidad para conseguir el reconocimiento que nunca obtuvo. O con una pareja (Alessandro Tiberi y Alessandra Mastronardi) que experimentan una suerte de adulterio accidental al alimón y descubren nuevos horizontes en el amor.
Bien, pero insuficiente a tenor de que, al final, dichas historias terminan convertidas en simples anécdotas, algunas mejores, otras excesivamente familiares, reiterativas todas. Y sin nada especialmente relevante que contar más allá de una ocurrencia inicial que lleva a una conclusión más o menos moral (hay algún cautionary tale entre estos cuentos), más o menos absurda. El mensaje, en todas ellas, aparece poco elaborado o es directamente simplón.

Si algo hace de A Roma con amor, no obstante, un relativo placer es su capacidad mimética hacia el cine italiano y sus posibilidades para la mezcla de esos códigos con los suyos propios. La suplantación que practica el realizador contiene aciertos y reduccionismo a partes iguales. Hay aquí mucha tontería sesentera (subrayada por una banda sonora pop decididamente retro), bastante tópico (estándares de la música italiana, de nuevo la banda sonora), mucho humor idiota y mucho chiste fácil dilatado hasta su propia asfixia. Pero también hay ocasionales momentos de clase, sutileza fugaz, juegos de palabras marca de la casa y neurosis diversas. Y, especialmente muchos homenajes cinéfilos. A la ciudad de Roma, capital del paparazzo desde La dolce vita; y al canibalismo mediático que mostraba Bellissima; al humor absurdo de Milagro en Milán; a los vaivenes tragicómicos conyugales de Matrimonio a la italiana. En un magma en el que de nuevo se dan la mano sin prejuicio los guiños más intelectualizados (mucha presencia de la ópera, a la que se rinde encendido homenaje, mucha cita a filósofos) con la tonterieta más boba.
Pero poco más hay realmente detrás de A Roma con amor, a parte de constatar que el timing cómico en los diálogos sigue intacto, y su falta tanto de pretensiones como de auténtica profundidad la convierte en un pasatiempo alargado y bastante desprovisto de intensidad humana. Un producto muy propio de su director en sus lineas maestras y tonalidades dramáticas, pero en este caso totalmente prescindible para quien no sea un incondicional dispuesto a no poner demasiados reparos.

En cualquier caso, ante el cine de Woody Allen la historia es eterna, la disputas infinitas y los criterios variopintos. Y probablemente, a menos que la situación dé un giro drástico, el debate se prolongará hasta el fin de la carrera del neoyorkino: ¿Debemos darnos con un canto en los dientes ante una película que, siendo de las más endebles de la reciente filmografía de su director, sigue siendo una película aceptable? ¿O hay que exigirle el máximo a un señor que ha demostrado ser uno de los más importantes creadores del cine contemporáneo? ¿Hay que pedirle a Allen que baje el ritmo con urgencia? ¿O tenemos que dejarnos llevar por el sinfín de obras menores que pueblan su filmografía hasta que, una vez cada tres o cuatro años salga con un acierto feliz?
El debate es sano, la disparidad de opiniones y el hecho de que un director logre alimentar todo ello a cada nueva referencia, es importantísimo. Pero en el fondo agradeceríamos si, además de todo eso, la calidad acompañara.
Tropezón doloroso.

5/10

Por Xavi Roldan

Y en el Blu-Ray…
Pequeño tirón de orejas el que se lleva Cameo con la distribución de este Blu-Ray. Y es que tratándose de quien se trata, y contando además con presupuesto español, no hubiese venido mal un buen apartado de extras, al margen de lo más o menos bien que haya sido acogida la película por parte de la crítica. Nada de eso, quienes quieran adquirir A Roma con amor deberán contentarse (salvo ediciones de lujo de las que no hayamos tenido noticia, ojo) con un disco muy básico, carente de extras. Bueno, al menos eso garantizará una calidad de audio y vídeo superior, pensará el lector. Pues tampoco aquí nos acaba de convencer la presentación en HD de la cinta. La presencia de grano en pantalla se acaba tornando molesta en más de una de sus coloristas secuencias, por lo que al final, lo único que aprueba con nota (para quien pudiera interesarle) es la opción de escucharla en v.o., en castellano y en catalán, siempre en un 5.1 de calidad prácticamente idéntica.

Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Ok, borrada de la lista de futuras.

    Mi razón de peso no era Allen, yo iba para ver a Ellen Page ¿que tal esta? ¿maravillosa como siempre?

  2. No, mejor. Imagínatela tal y como la conoces, y además citando a Rilke.
    (bueno, o a cualquier poeta)

    Pues eso, grrrrrrr

  3. ay ay, que justita no?? pues yo soy de esos incondicionales de Woody asi que me la vere (si llego antes de que la quiten de cartel porque aqui duran un suspiro) ante el debate que planteas no se que decir, a estas alturas no le podemos exigir nada, teniendo en cuenta que hace una peli al año (lo de hacer cine para el debe ser casi un vicio! xD) yo casi me conformo con una de sus grandes pelis cada 4 o 5 años…
    Para su la mejor pelicula de los ultimos años es "macht point" aunque la penultima "Midnight in Paris" tambien me gusto mucho! :)

  4. No, si yo también le suelo perdonar bastante a Woody… Es más, soy un defensor (creo que el único) de "Conocerás al hombre de tus sueños", que todo el mundo la puso de vuelta y media…

    En mi opinión, nadie le puede exigir nada a un creador, y menos a Woody Allen. Y quejarse al respecto es ya un cliché: está muy extendido eso de que "no debería hacer una al año, que haga una cada tres o cuatro años pero que sea buena". Pero, con perdón, eso es una suma chorrada: uno se pone a contar y efectivamente hace una buena cada tres o cuatro años. Solo que en medio sigue haciendo más películas…

    La gente se queja por vicio, la verdad. Nosotros nos lo tragamos todo por el bien de la causa, pero el espectador de a pie lo único que tiene que hacer es no ir al cine si no quiere y ya está… ¿no?

    Je, ya nos dirás qué te ha parecido ;)

  5. Vosotros sois los mismos que le dísteis un siete a la vil basura "Los mercernarios 2", una de las peores ¿películas? que he visto en mi vida. Eso sí que es un horror y no el cine de Allen

  6. Bueno, primero, escribimos críticas lo suficientemente argumentadas como para que aún estemos con el rollo reduccionista de la pataleta de "bua, esta peli tiene más puntos que la otra".

    Segundo, aquí nadie ha dicho que el cine de Woody Allen sea un horror. De hecho has sido tú quien ha sacado el término a colación. Es más, creo que he dejado claro en la crítica que soy defensor de Allen, y he explicitado que tiene unos treinta años de carrera intachables (oh, claro, eso está escrito en la crítica que creo que no te has dignado ni a leer)

    Tercero, calificar algo de "vil basura" no es sólo desagradable y maleducado, sino también terriblemente obtuso.

    Caurto, no creo ni que hayas visto la película de Allen aún. Así que los fanatismos infundados mejor dejarlos en casa. Cuando la hayas visto estará bien que vengas y nos cuentes por qué te ha parecido buena. Que decir "esto es muy bueno y esto otro es una mierda" sin aportar explicaciones ni para una cosa ni para la otra, es muy fácil.

    Y cuarto, ¿por qué narices pierdo el tiempo con estas idioteces de discusiones?

  7. "conoceras al hombre de tus sueños"? Ni me entere que la habia puesto mal la critica (claro con esa traducion no me entere que estaban hablando de la misma peli!!) Pues a mi me parecio bastante entretenida, ademas yo creo que es una peli muy Woody!! eso si, yo no se que pinta Antonio Banderas en ese papel, no se, me hubises imaginado un Hugh Grant o algo asi! xD

  8. XDDD
    Con los traductores nos hemos topado. Otra vez. Por ENÉSIMA vez.

    Y, bueno, yo no sé qué pinta Banderas en la mayoría de papeles que interpreta, así que… (jeh…)

    Bueno, vale, en la de Almodóvar estaba estupendo…

  9. A mí me pareció un peñazo sublime,y por lo que aquí comenta el bueno de Xavi, me da que las sensaciones en esta van a ser idénticas…

    PD. No os metáis con Banderas, que de Gato con Botas lo hace de puta madre

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