la academia de las musas

Crítica de La academia de las musas

«Una imagen vale más que mil palabras». No sé quién mandó que nos inculcaran esta frase pero no es verdad. Una imagen no vale más que mil palabras, porque las imágenes y las palabras no son contrarias ni opuestas; si acaso son distintas y pueden ir de la mano. No son dos polos antagónicos igual que tampoco lo son lo masculino y lo femenino, sino que forman parte de un todo. Por eso me parece muy acertado construir un homenaje a las palabras con imágenes. Esto es lo que ha hecho José Luis Guerín en La academia de las musas.

La película está hecha de imágenes y de palabras, pero ¿acaso cuando uno lee no se crean inevitablemente imágenes en su cabeza? ¿Y no forman las uniones de imágenes una narración idéntica al lenguaje?

El film arranca con el profesor Raffaele Pinto dando clase ante un grupo de alumnos (en su mayoría mujeres) en una de las aulas de la hermosa facultad de la UB. Les habla de Dante, de la poesía y de la mitología para defender que las musas deben inspirar a los poetas para acabar salvando la humanidad. La discusión está servida. Las alumnas empiezan a intervenir y las conversaciones se prolongan a lo largo de todo el metraje.

Hablemos de las palabras. Todas las secuencias son conversaciones, la mayoría diálogos entre dos personas entre las que se van dibujando unas relaciones especiales. Las palabras que pueblan estos diálogos son palabras poéticas, de la más alta literatura clásica, pero son también palabras de bar, de calle, de celos y de seducción, porque al final, ¿no nacen todas de las mismas intenciones?

Guerín dice que en esta película su intención era la de ser «un cronista pulcro». Pues bien, no lo ha conseguido. Es decir, su manera de filmar no puede evitar desprender cierta marca autoral. Filma a los actores casi siempre desde detrás de un cristal, creando así una doble exposición: el retrato y el reflejo. Estas doble-imágenes superponen los rostros con la calle y su movimiento y pueden sugerir que las personas a las que filma (y digo personas y no personajes) están llenas. Llenas de pensamientos, de palabras, de lenguaje, de un mundo interior. Porque seguramente nuestro conocimiento del lenguaje es lo que consituye y delimita nuestro conocimiento del mundo.

El director reconoce que firma esta película en colaboración con las personas que aparecen en ella: el profesor Raffaele Pinto, su esposa Rosa Delor Muns (protagonista de algunos de los mejores momentos del film), y sus alumnas Mireia Iniesta, Patricia Gil, Carolina Lacher y Emanuela Forgetta, entre otros. Todos ellos contribuyeron en los diálogos y el contenido de lo que decían, que no es ni verdad ni mentira. Porque otra de las hazañas de La academia de las musas es la de saltar por encima de todas las fronteras entre documental y ficción. El mismo cineasta que con En construcción consiguió dibujar en el mapa algo así como la categoría de «documental-ficción», aquí directamente parece no querer entrar en ese tipo de discusión. Uno ve la película sin preocuparse demasiado por si lo que ve es «real» o «ficcionado» porque la verdad interna de la película lo arrastra sin más. La frontera simplemente se borra.

Estamos ante una película que trata las dicotomías hombre/mujer, imágenes/palabras, realidad/ficción, pero no para enfrentarlas sino precisamente para celebrar sus diferencias. Bienvenida sea la academia de las musas, en estos tiempos de polaridades mal entendidas.

Y más bienvenida todavía por tratarse de una película amena, entretenida y divertida, que hace humor con inteligencia y que puede ser apta para un gran público si conseguimos llevarlo hasta la sala.

 

José Luis Guerín habla de La academia de las musas

 

 

Valoración de La Casa
  • Marga Almirall
4.5

En pocas palabras

Una película que propone una serie de dicotomías con las que, en vez de realizar el (esperable) comentario crítico habitual, juega con ellas, celebrando sus diferencias. Y además lo hace con un tono ameno y construyendo un producto cinematográfico inapelable.

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Comentarios

  1. Enhorabuena por la estupenda crítica, de una estupenda película, de un irrepetible cineasta! Y por tragarte la cola (yo tb la sufrí) que hubo en la Filmo el pasado Domingo

  2. Sí, lo de la Filmo merecería una crítica aparte: ¿hola comprar entradas por internet? ¿adiós colas infinitas sin orden? ¿adiós empezar media hora tarde la proyección? ¿adiós dejar sin tiempo para charla y preguntas? bastante pésima la organización.

  3. No puedo estar más de acuerdo!

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