Crítica de Acide
Tras el triunfo de La nube, había cierta expectativas por saber con qué iba a regresar Just Philippot, quien con Acide se confirma como el nuevo director malrollero francés por excelencia. Dando una vuelta de tuerca más a la inminente autodestrucción de la humanidad, su nueva propuesta arranca seca y directa, disparando pulsaciones cuando aún no nos hemos ni colocado en la butaca. Tónica imperante, a partir de ese momento, en una película agotadora y sobrecogedora a partes iguales que tarda poco, tras tan explosivo prólogo (necesario para situar trama, personajes y mensaje) en volver a la carga. Y es que la de Philippot es una propuesta urgente, un llamamiento a filas con una premisa clara: esto se acaba.
Con Shyamalan fue el viento, con Emmerich de cualquier elemento en general, y con el responsable de la que nos ocupa, ya habían sido nubes de grillos. Diversos métodos por parte de la Tierra para hacer limpieza, al que sumar con Acide las lluvias ácidas. En concreto, las que asolan Francia y el norte de Europa en general (culpables los humanos, claro). ¿Distopía? ¿Ciencia ficción? La sensación es que podría pasar en cualquier momento, y la propuesta juega justamente a eso: a seguir con suma credibilidad, el descontrol que nos espera si algo así acabara ocurriendo. Son terribles las escenas corales donde los humanos se amontonan y se mueven como pollos sin cabeza en busca de una salvación imposible. Y por medio de todo ello, un padre (Guillaume Canet), su ex esposa y la hija de ambos. Igual de perdidos.
Ciertamente, son personajes que toman decisiones equivocadas. Que se convierten en cliché y que cargan las tintas con griteríos y reacciones histriónicas. Quizá en este sentido, la película falle (aunque habría que vernos a nosotros en la misma situación): es un desarrollo abiertamente anclado en la serie B, y las líneas que otorgan cierta dimensión a su personaje principal (de naturaleza violenta y ácida, y atribulado por la diatriba de salvar a su familia del pasado o a su novia del presente) quedan en poco más que eso: esobozos.
Guion quizá impropio, en definitiva, de los pasajes de acción de Acide, que remiten a El incidente, sí, pero también a La guerra de los mundos de Spielberg (antes de los aliens). Ahí es nada. Y es que no le tiembla el pulso, a Philippot, quien entre su poderosa dirección, el montaje y la banda sonora abrumadora, consigue llevar a su público a un estado casi insoportable. Por eso, aun cuando una situación extrema es causada por un comportamiento de peliculilla barata, se le perdona.
Así que el objetivo de Acide se cumple a las mil maravillas: será inferior a La nube y quedará en una acogida tibia por aquella parte de crítica y público que no quiera perdonarle sus carencias argumentales. Pero tiene un mensaje claro y urgente que lo expresa de manera contundente, noqueándonos una y otra vez gracias a una concatenación de escenas de terror puro (joder, si acaba siendo esta, vaya manera más jodida de extinguirnos) que deberían hacernos reflexionar. Estimulante serie B con conciencia ecologista, vaya.
Trailer de Acide
Acide: esto se acaba
FOMÓMETRO
Just Philippot vuelve a la carga con otra película-mensaje quiere aterrorizarnos y tomar partido a partes iguales. Como película de terror es de serie B, pero se ve y se disfruta en un suspiro debido a sus múltiples momentos espeluznantes que, de paso, nos hacen reflezionar…