Crítica de Adèle y el misterio de la momia


He dejado en casa, atado y amordazado, al fan que hay en mí de Jacques Tardi para ir a ver Adèle y el misterio de la momia, lo juro. Se supone que esto debe ser una crítica fría, objetiva y radiográfica del nuevo capricho de Luc Besson y, por lo tanto, un vistazo a una obra independiente, espectáculo no necesariamente pergeñado como oda de amor al personaje comiquero que creó el autor hace casi 35 años.

Pero es complicado, que dicho personaje y el resto de obra del autor tienen su peso emocional en todo amante del tebeo galo, la línea clara y la historieta de tendencias novelescas. La bande dessinée original de Tardi es una alambicada colección de relatos, grandes comedias de misterio interconectadas entre sí de algún u otro modo y con una complejidad argumental muy del gusto del autor (aficionado entre otras cosas a historietar novelas negras puras y duras; de Malet o Pennac, por ejemplo).

Así que, en el fondo, esperaba encontrarme en la Adèle de Besson una ración de endiablados argumentos inverosímiles que mágicamente iban a terminar cuadrando por obra y gracia del verbo abigarrado. Una nada complaciente aventura extraña girando entorno a una heroína fría y descreída de folletín. Y poco de ello hay finalmente en Adèle y el misterio de la momia (adaptación de dos de los álbumes originales) excepto, quizá, lo de la parte del folletín.

A lo mejor es que al final la obra de Tardi es inadaptable, qué sé yo, o igual lo que es es incompatible con el formato blockbuster estival. Pero en cualquier caso, lo que seguro que no termina de cuajar es el tono familiar aplicado a una historia que, a falta de Tardi, requería más mala baba y también más pirotecnia, rizos rizados y más difíciles todavía.

Es decir, ya puestos a hacer un simple remedo del cine de aventuras de los últimos treinta años, tomando elementos de desde cualquier Indiana Jones hasta La momia, por lo menos podrían haber ido de perdidos al río y haber vitaminado la aventura para llevarla un escalón por encima. Y ahorrarse de paso ese toque de calco desvaído.

Puestos a ahorrar tampoco le sienta demasiado bien el toque humorístico, blanco, blanquísimo (vale, idiota) basado en la caricatura chistosa y en la exageración grotesca de algunos personajes, muy enfocado a la platea general y a evitar la exclusión de los menores de 12. O a eso o a, probablemente más acertado, inscribir la obra en las últimas tendencias de su director, más empeñado en hacerse amigo del Robert Rodriguez más infantiloide que de seguir cultivando esa vena sucia que le dio a conocer hace ya sus años.

Así las cosas, visualmente, y partiendo de que se podría haber apuntado más alto (a pesar de una ambientación bastante lograda), el tono cercano al cartoon de algún que otro momento lo retrotrae a uno a las formas más simples de entender «el cómic» (en genérico) y se muestra más pendiente de mimetizar «el cómic» (éste en concreto), hasta el punto de lograr que algunos de sus personajes secundarios parezcan directamente salidos del puño y trazo de Tardi. De modo que Besson termina incurriendo en el síndrome Watchmen: aunque el look es perfecto el conjunto resulta falseado y desfasado (esos maquillajes tirando a lo chusco) y la esencia, el espíritu real de la obra, se pierde un tanto de vista.

Pero como decía, hay algo de folletinesco en la visión de Besson, crecana al serial «de baja estofa». Casi tanto como en el original. Ese arranque aventurero (prólogo a destiempo) cercano a la serie B, esa combinación de elementos incombinables, esa amalgama desprejuiciada de géneros populares, ese villano de opereta, ese gusto por la emoción directa.

Y eso quizá es lo que al final logre salvar de la quema a Adèle y el misterio de la momia. Aunque es de bajo voltaje (¿»eso» es el clímax?) y avanza deslavazada, sí hay un cierto sentido de la aventura, de la sorpresa y conserva un punto de extrañeza bizarra, de choque constante (es más, es esta la película con más personajes con más cara de pasmados de los últimos tiempos) y esa fascinación por el impasse de entresiglos, el abandono de la tradición decimonónica para entrar como elefante en cacharrería en pleno siglo XX. El siglo del progreso, de la modernidad a través de una primera década en la que chocan los conceptos más anticuados con los artilugios más visionarios y que culmina con el suceso que cierra, a modo de epílogo tipo «esperen a la segunda parte», esta primera aventura de Adèle.

Porque, no quepa duda, es ella quien concentra toda la atención (todo pasión el personaje, destacado acierto esta Louise Bourgoin que la interpreta), y cuya fuerza, la del personaje, es tal que hasta le perdonamos a su versión celuloide tomarse algunas libertades en su descripción psicológica. Algo más sangrante es el dibujo del resto de personajes secundarios, simples bosquejos la mayoría, absolutamente innecesarios el resto. Una lástima, habida cuenta de las enormes posibilidades que se podían haber sacado de este (de cualquier) némesis de la protagonista, en este caso su propio Belloq privado interpretado bajo quilos de maquillaje por el todoterreno Mathieu Amalric y que pide a gritos más papel.
Cal y arena a partes iguales.

5/10

Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. No conocía el cómic para nada, pero el trailer de la película me dejó un deja-vu de La Momia impresionante. Supongo que como adaptación será malilla, como casi todas (de verdad, si alguien conoce una adaptación buena que me lo diga -¿Psicosis,quizás?-).

    Aunque me has dejado ganas con saber algo más de la historia, en especial del cómic…

  2. Lánzate a por los cómics, que son estupendos. Ahora mismo tienes un tomo editado por Norma (creo) que recopila sus 4 primeras aventuras.

    Eso sí, aviso que las historias de Tardi son complejas, pero terminan provocando un extraño placer…

    En cuanto a las adaptaciones buenas, mujer, que las hay a patadas… ¿no? Piensa que en el cine clásico una de cada dos películas adaptan un texto previo. O así…

    Besos!

  3. Con toda sinceridad, me ha parecido una petardada.

  4. XD

    Es otra manera de decirlo, supongo…

    Se agradece la sinceridad

    ¡Saludo!

  5. Fuí a verla hace un par de semanas y ciertamente me esperaba algo muy diferente de lo que esperaba,iba con la idea de ver un Hellboy más suave y me encontré Asterix y Obelix y la momia! y es que los maquillajes son dignos de Muchachada Nui.
    Es una película para llevar a los sobrinos y dejarse dormir un ratico en la butaca.
    Eso si,salvaría de la quema a la protagonista,personaje que por su malaostia cae bien, eso que tiene más morbo que la ostia!

    Hace poco me he enganchado a vuestro blog y debo decir que es muy completo y que ya está en mi lista de consulta diaria.
    Un saludo

  6. Es una buena definición, lo de "Astérix" + "La Momia", pero sin duda me quedo con lo de los maquillajes a lo "Muchachada"… XD

    A mí la prota, aunque no caba de ser como la Adèle que aprendí a amar (la de los tebeos), me parece LA-HOS-TIA
    Así que sí, en lineas generales estoy de acuerdo contigo, jeje…

    Por supuesto, como siempre, esperamos verte por aquí!!

    Saludos grandes!!

  7. No sabia que esta pelicula habia llegado al cine,la vi en el plus hace un mes o mas y hasta cierto punto me entretuvo porque no tenia nada que ver pero vamos nose la recomiendo a nadie…

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