Crítica de Amador
Llega a su quinta película y Fernando León de Aranoa sigue erre que erre cubriendo todos los sectores sociales de preocupación más o menos consensuados y de paso intentando remover las consciencias más susceptibles de la platea, digamos, progre. Y si antes fueron los chicos de extrarradio, los parados y las putas ahora toca el turno a los inmigrantes, otro de los grandes sectores sociales marginales susceptibles de reivindicación.
Sólo que en este caso se centra especialmente en la experiencia de un personaje, Marcela, y su relación con Amador, el anciano postrado en cama al que debe cuidar. Supuestamente, entre ambas personalidades se establece un poderoso vínculo más allá de lo físico y de lo puramente pragmático gracias al cual Amador logrará que Marcela abra los ojos a una realidad que hasta la fecha se le escapaba. Como suena.
¿Entretenimiento? ¿Pasión? ¿Profundidad? Abandonad toda esperanza (y la nave mientras estéis a tiempo). En «Amador» todo es apesadumbrado, afectado y casi nunca encuentra puntos de fuga; avanza a ritmo de elefante, como un pesado mamotreto y arrastrando una losa de compromiso social. Lo que se traduce en un cine muy poco libre, encorsetado, forzadamente grave; que te mira mal si no te conmueves o no tomas partido ideológico a su lado. Ya lo sabíamos: más que películas, este señor lo que hace es pasar cuentas con el espectador y su conciencia solidaria. El problema es que este análisis social es en «Amador» más simplista que nunca y su alcance muchísimo más corto, bien condimentado con frases tipo «a la gente le gusta que las flores huelan bien» y con una capacidad simbólica reducidísima (plagada de metáforas de chicha y nabo: desde el tren que se marcha como representación de la muerte, hasta la flor que crece en el vertedero como metáfora de la propia Marcela y sus esperanzas).
Y para más narices, con unos valores formales cinematográficos inexistentes. No hay en la película ningún momento visual destacado, ni mucho menos logra respaldar con imágenes su recargado guión, de modo que el lenguaje audiovisual, como de costumbre, no llega a aparecer por ningún lado, manteniéndose León de Aranoa virgen de lo que se da en llamar «narrar con imágenes». Y el caso es que sospecho que llega a ese extremo porque quiere, más que porque le falte pericia: probablemente opina que la concesión artística enturbiaría la voluntad moralizante del producto final. Que me corrija si me equivoco.
Bastante menos de lo que solía dar, que no era mucho, y sin embargo con una serie de constantes, digamos, autorales, que siguen ahí para escarnio del espectador que decida darle una última oportunidad: el verbo sigue siendo tan antinatural como de costumbre, lo que enturbia el desarrollo de unos personajes que deberían transpirar mucha más naturalidad. Sin embargo, sus diálogos son forzados, buscando ser memorables a cada momento, pero sin transmitir al final más que impostura.
Todo ello se cobra una víctima clara: la relación entre Marcela y Amador. La amistad que hipotéticamente surge entre dos personajes tan dispares debería ser orgánica, casi volcánica y tendría que quedar clara y bien contada. Pero como tienen más presencia los momentos aislados de «filosofía de la vida», la evolución de la relación queda sin explicar y no se llega a justificar el vínculo entre los personajes. De modo que cuando los hechos se precipitan, claro y meridiano, al voluntarioso espectador se le queda cara de idiota al ver el gratuito devenir de las consecuencias.
Hay un momento en el que a uno le parece ver la luz cuando cree detectar un humor negro que recorre toda la película. Que todo es una gran comedia surrealista y que no estaba entendiendo nada. Quitad, quitad. Es todo un espejismo. Al cabo de poco rato se ve que la cosa no va por ahí, los pequeños destellos de negrura son asimilados y la sorpresa políticamente incorrecta desaparece. Pienso en el personaje de la «puta deslenguada», que termina reducida a comentarios graciosetes y a chistecillos de mayor o menor verdosidad.
Un personaje que, eso sí, tiene cierta vida en medio de un contexto de interpretaciones desnaturalizadas, frígidas (Magaly Solier, tan acertada en «La teta asustada«) o poco trabajadas (Celso Bugallo). Unas interpretaciones que, sin embargo, están a tono con el tratamiento de León de Aranoa, principalmente narcótico, con una falta de pasión preocupante y de una lentitud exasperante: no es que deje respirar los planos, es que los deja que agonicen hasta morir. Por lo menos «Princesas» aun siendo mala, era entretenida. Y tenía a Candela Peña.
Pero esto. Productos como este son los que dan al cine español su merecida mala fama. Productos como este le dan a uno ganas de hacerse de derechas.
2/10
juas, así que al final has dicho lo de las derechas… ay!
Sí, pues la frase original era peor e implicaba nombres de partidos. Lo que pasa es que al final mi abogada me obligó a cambiarla…
la misma abogada que no le permitió a Julius meter a Maragall en un ataúd? (hala, ya lo he hecho público XD)
Oye, pero no terminó Julius metiéndolo en un ataúd igualmente? A ver si además de líos con la justicia (que ya los tenía) se va a buscar también una carta de dimisión de la abogada…
Y ahí sí que La Casa se queda con el culo al aire…
Bah, pero se amoñardó bastante… mierda de Julius, tenemos que plantearnos su contrato muy seriamente
Muy buenas, admito que paso por aquí todo lo que puedo, pero no opino todo lo que "debería" o quizás me gustaría.
Ví ayer la esperada (¿? en Málaga capital se exhibe solo en 3 salas)Amador de Fernando León de Aranoa, y si bien sabía que era difícil superar Princesas(y conste que a mí ese largo me gustó y todo), salí excesivamente decepcionada del cine… este señor narra audiovisualmente como pocos, lo sigo reconociendo (al menos para mi gusto), pero si su digamos, punto fuerte, era precisamente el diálogo, en esta ocasión ha sido tan original como ecarle colacao a un bol de cornflakes… insustancial, e imposible de salvar, se coja por donde se coja. De todos modos, peor cine español hemos tenido que sufrir este año…
Un saludo.
Hola Loli!
Mal por comentar menos de lo debido, mujer, que a nosotros nos encanta!
Y una contraopinión: ¿realmente crees que León de Aranoa "narra audiovisualmente como pocos"? Yo es que si algo le reprocho a sus películas (bueno, les reprocho muchas cosas, pero esta es una de ellas) es que precisamente sólo saben sustentarse en los diálogos y no ofrecen ningún tipo de chicha cinematográfica.
Convénceme de lo contrario ;)
Saludos y, de nuevo, gracias por comentar!
Este… Amén
No te olvides de pasarle a León de Aranoa la factura, jejeje…
Amador, lleva una vida gris postrado en una cama, sin poder manejarse por si mismo. La vida le cambia cuando llega Marcela, su nueva cuidadora. En poco tiempo, casi con mirarse, se dan cuenta que los dos están llenos de secretos. Mezclando Drama y tragicomedia, con toque de un estupendo humor negro. Fernando León, nos traslada al sentimiento humano, nos habla de la vida con sutileza, nos descubre que las pequeñas cosas son las que hacen que la vida valga la pena. Que muchas veces, una mirada, dice mas que unas palabras, que se puede conocer a alguien desconocido, antes que a la propia familia. Un lujo de Película, donde está hilvanado todo con una precisión aplastante. Unas interpretaciones soberbias, una puesta en escena brillaste y sobre todo, una sensación de haber asistido a una proyección especial y mágica. Gracias Fernando, por hacernos cómplices de tu narrativa, tu cine y tu buen gusto.
Adiós. Eres muy libre de hacer lo que quieras. Si no deseas saber más de nosotros, coges y no introduces nuestra dirección en tu explorer, no hay ningún problema.
Eso sí, te pediría que me dijeras qué opinión contraria a la mía NO he respetado. Si alguien entra en este blog y habla con educación se le responde con la misma. Independientemente de lo que diga, sea contrrio a nuestras opiniones o vaya a favor de ellas.
En cuanto a los pseudónimos, no te sulfures tanto, hombre, que todo el mundo puede llamarse como le dé la gana. De todos modos, si te hace sentir más tranquilo, tienes una pestaña arriba de todo que dice "Quiénes somos". Incluye hasta nuestras direcciones de correo, así que no te cortes.
Por cierto, Yo soy John Blutarsky. ¿Quién eres tú, "Anónimo"?
Saludos y gracias por participar
Otra cosa más. Afirmas alegremente que "no tenemos ni idea". Y sin embargo no has aportado un sólo argumento para apoyar esta tesis. (A cambio has faltado al respeto y después has dicho que somos nosotros los que lo hacemos)
Te agradecería que aportaras argumentos serios, a ver si así podemos fomentar un debate que -al contrario que contigo- con el resto de lectores SÍ podemos tener.
¿Te animas?
Gracias de nuevo y más saludos!
Parece que en este blog sólo se respeta la opinión de los que le hacen el juego a estos dos (vete a saber quienes son) ocultados bajo sendos anónimos, perdón sinónimos (no es lo mismo????) Mejor dedicaros a comentar lo fantástico porque de lo demás no teneis ni idea. Lo último es criticar a la gente q se pasa por el blog a decir su opinión. Os aseguro que no volveré. No merece la pena. No hay credibilidad ni argumentos de verdad.
ay ay, no digas esas cosas, que luego te ve la Sinde y se entristece.
Sí, una mierda de las gordas. Tanto, que ya ni recordaba que iba sobre inmigrantes etc. Por tu culpa ahora vuelvo a recordar una película que ya tenía en el retrete. Gracias. ;)
Truño gordo. Aburrida hasta decir basta (yo lo dije en el minuto 20).
Y ahora una pregunta. Sí quiere acercarnos la realidad de los inmigrantes que malviven vendiendo cosas en la calle, si quiere tocar un tema polémico, ¿por qée no hace una peli sobre los que viven del top manta? Ellos son los buenos, y los de la SGAE los malos. Mira que fácil.
Ah, no, que eso es tirar piedras sobre su propio tejado.