Crítica de The Amazing Spider-Man
Con los nombres sagrados, responsables de los orígenes del actual panorama superheroico marvelero, durmiendo el sueño de los justos o reducidos a esporádicos cameos-guiño en las producciones de turno, a los capitostes de La Casa de las Ideas parece habérseles olvidado la máxima que rigió la editorial hace ya cincuenta años. Que ya podía ser un chaval picado por un octópodo radiactivo, un pequeño núcleo familiar de cuatro miembros regados por un buen chorro de rayos cósmicos o un grupo de mutantes marginados por una sociedad recelosa, que la chispa que prendía la llama era siempre la misma: la pura identificación del lector con los problemas de unos personajes que percibía como reales. Ahí reside la clave de Spiderman en su más primigenia forma, la que ideó Stan Lee y especialmente la que moldeó Steve Ditko (para un servidor auténtico demiurgo creador del alma del personaje), y también en sus más felices aventuras posteriores, fuera en el formato que fuera (papel o celuloide, da igual): las etapas de Romita junto a Lee, de Stern con Romita Jr., de Gerry Conway, de Tom DeFalco, de Mantlo. O, claro, en la generalmente aceptada versión Raimi para la gran pantalla.
Así que a la luz de los resultados arrojados por esta The Amazing Spider-Man confieso no tener ni pajolera idea de lo que les cruzó por las cabezas a los jerifaltes de Marvel Studios cuando decidieron que había llegado el momento de relanzar la saga arácnida. Más allá, claro, del contante y sonante, del vil metal que va a viajar de tus manos a las suyas una vez más.
La excusa, despachar una suerte de equivalente del universo Ultimate(1) al cine, donde básicamente se cuenta lo mismo que ya se sabía hasta ahora.
Porque, quitando el rejuvenecimiento de sus protagonistas, el remozado de algunos efectos especiales y el limado de aristas de modo que Spiderman vuelva a encajar en el gran entramado cinematográfico Marvel de la segunda década del siglo XXI, la verdad es que parece que Marc Webb no ha querido o no ha sabido significarse mucho más allá, quitando una suerte de trama horizontal que parece que recorrerá las subsiguientes secuelas. Y no ha intentado mejorar un producto o una idea que, por otro lado, no necesitaba de lavados de cara radicales: como decíamos, Sam Raimi, con sus más y sus menos, había dejado el pabellón moderadamente alto. Había tratado al personaje con un cierto respeto y al público con la deferencia que siempre se merece. Había orquestado una introducción estupenda al génesis del héroe, una conclusión bastante deslavazada y un segundo acto absolutamente apoteósico del que no nos cansaremos de calificar como la mejor película de superhéroes de los últimos años. Auténtica plantilla de molde de lo que tiene que ser una adaptación tebeística.
Así las cosas, se esperaba que The Amazing Spider-Man cumpliera con su papel de reboot. Esto es, no ser peor que la anterior y además ofrecer nuevas visiones. Y ahí es donde rasgamos carne y pinchamos hueso, donde la cosa cumple y decepciona a partes iguales.
Simplifiquemos drásticamente: estamos ante una buena película de superhéroes gozosamente sobrada de tripas, músculo y corazón, pero que anda algo escasa de cerebro. Porque muchas de las cosas que convierten a este Spiderman en aquél nuestro Spiderman están ahí: la emoción del autodescubrimiento, la excitación cotidiana, el sense of wonder de un mundo que de la noche a la mañana se convierte en hiper-mundo cual una ingesta de opiáceos motivada por el paso a la edad adulta. Aquí hay aventuras, hay romance con chicha, hay comedia adolescente. Y hay toneladas de esencia de microuniverso escolar intemporal, de esa que tuvo su máxima expresión allá por los años 80.
Marc Webb no quiere disimular su vena nostálgica, sabe que la identificación del público pasa por su propia identificación con el personaje, al que debe tratar con mimo y cercanía. Y, ya lo demostró con su notable debut (500) días juntos, sabe orquestar un espectáculo universal que guiña tanto a Spielberg como a John Hughes; como sabe responder a las demandas más coyunturales del espectáculo comiquero actual. Pero esto último parece ser menos importante: Peter Parker es un chaval con problemas de chaval, y no es casualidad que por ahí asome con su habitual elegancia y discreción el nombre de Paul Feig, dueño y señor moral de la maravilla Freaks and Geeks, encargado de dar lustre a las secuencias de pasillo y gradas.
De modo que estableciendo un tontuno símil musical The Amazing Spider-Man es dubstep con una base gruesa, una melodía juguetona y una letra inspirada; es llama, es nervio, es puro juego endiablado, vivo. Un back to basics en toda regla. Cuya prueba física y palpable queda fijada en la chisporroteante electricidad estática de su pareja protagonista (ideales, compenetrados, geniales Andrew Garfield y Emma Stone) y casi hasta en sus contadísimos pero afortunados arranques de drama juvenil indie.
Bien hasta ahí. La carcasa es impecable. El sistema motriz carbura con la fuerza de varios cientos de caballos y el producto tiene alma. El problema es que es un alma un poco de prestadillo.
De decidir uno rendirse al hedonismo y los placeres del entertainment, la experiencia es rara en tanto que única. Pero a poco que se pide una cierta originalidad en sus planteamientos argumentales, el feedback chirrría, se acopla un poco más de la cuenta: pocos momentos de The Amazing Spider-Man aseguran novedad, excitación por encontrarse con inéditas y descaradas ideas al girar cada esquina. Nadie parece querer salirse del guion, ni James Vanderbilt con un libreto demasiado deudor de algunos tics argumentales y triquiñuelas excesivamente reconocibles, un texto que no osa despegar el vuelo con una trama más audaz, más imprevisible, con un salto al vacío. Ni tampoco así el realizador Marc Webb, no especialmente mañoso en las secuencias de acción física (a pesar de conocer y explotar con eficacia a través de la composición de plano la ductilidad física del personaje, rasgo clave en la etapa Romita jr., por ejemplo) y no demasiado pendiente de imprimir un sello personal o aportar un buen surtido de ideas elegantes, cosecha propia como la que gastaba, ante la falta de una personalidad contundente, el Matthew Vaughn de X-Men: Primera Generación.
Y al final terminamos encontrándonos con un producto de estupenda factura, tono perfecto, ritmo bien medido, pero un tanto mecánica en su desarrollo argumental. Y, claro, lo de Spiderman ya sabemos que es pura efervescencia, sinapsis cerebral apresurada, chispazo feliz, resorte del chiste que se dispara de manera imprevisible. Y en ese sentido, el trabajo del realizador no termina de cuajar, y da que pensar lo que habría ocurrido si él y Raimi hubieran aparcado egos respectivos para desarrollar el producto a medias, aprovechando la exultante frescura expositiva del director de Posesión Infernal.
Inútiles fantasías aparte, el rumbo que está tomando Marvel parece más que satisfactorio, y este nuevo Spiderman no va a poner ningún palo en las ruedas en la carrera hacia el éxito total, encantado como parece de ser una película que posee la fórmula mágica de las proporciones adecuadas de seriedad y diversión. De capacidad emotiva y conexión directa con los centros de placer. Le falta el potasio y el fósforo, pero el resto de los nutrientes, proteínas y vitaminas están. Y cuando se va para el horno, el pastel de carne se termina hinchando una barbaridad. Todo cuerpo. Buena tajada.
7/10
Y en el DVD de The Amazing Spider-Man…
Pese a que han sido editadas tropecientas ediciones de la película, sólo se nos ha dado la posibilidad de probar la más sencillita: la versión 2D de un solo disco. Y la verdad, nos ha sabido a muy poco. Imagen y audio más que correctos (faltaría más) pero sin la espectacularidad que le brindaba no sólo el efecto estereoscópico, sino la alta definición con que se exhibió en cines. De hecho, en algunos momentos se aprecia un exceso de grano en pantalla, así como un ligero realce de contornos que puntualmente, y si nos ponemos tiquis miquis, puede desviar la atención.
Por su parte, los únicos extras que contiene dicho formato son once escenas eliminadas, con algún que otro momento interesante pero que por lo general ponen en evidencia los motivos por los que fueron extraídas del montaje final; una galería de fotos y diseño de producción, pelín casposa en los tiempos que corren; y lo que más hemos agradecido: once minutos del trabajo de los stunts durante la preparación de las secuencias de acción. Curioso, y moderadamente entretenido.
En todo caso, edición bastante justita,y por apenas dos euros de diferencia, mejor apostar ni que sea por el Blu-Ray básico…
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(1) El llamado Universo Ultimate fue una estrategia comercial emprendida por Marvel en el año 2000 para aplicar, desde un nuevo número 1 para varias series, una especie de modernización de conceptos con el propósito de acercar y adaptar a los súpers a un público más moderno. Resultado, algunas felices etapas, como la de Brian Michael Bendis al frente de Spiderman y los primeros números de Millar al timón de The Ultimates; algunos semiaciertos, caso del reboot de X-Men de nuevo por Millar y algún patinazo, como el reseteo de Los 4 Fantásticos.
No sé si soy algo ignorante, pero ¡Joder! como me cuesta leer tus críticas. Escribes muy complejo, no me malinterpretes a mi algún día me gustaría hacerlo así…
Y, entonces, ¿consideras ésta nueva película mejor que la franquicia anterior (incluyendo la segunda parte)?
¿En calidad a otras películas a cuál se asemejaría (first class, etc)?
Saludos!
Bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen!!!!! Entraba con miedo a leer la crítica, de verdad! hahah
Pues a mi me ha entrado una pereza enorme de verla…por muy "correcta" y aunque Emma Stone este perfecta. No quiero otra película que sienta que ya he visto.
Esperare a otros formatos.
Ademas siempre he sido mas de Mutis.
¡+1 a todo Barry!!! A la pereza de ver lo ya visto, a esperar a otros formatos y a que siempre he diso más de mutis (aunque Spidy es mi segundo prefe). No creo que pague por verla…
Caps, ¿la has visto ya? ¿Ahorro de 8 euros y me quedo tan contenta?
Ppdinamita, pues ahí la tienes! Toda llena de palabras por todas partes, jeje… ;)
Barry-lo, Emma Stone no "está" Emma Stone "es".
Por lo demás, ya es eso: es otra vez el mismo origen. Contado un poco diferente, pero con los mismos elementos al fin y al cabo. Ya digo, gran película comercial, pero mediana a nivel de originalidad…
no os olvidéis del que para mí es uno de los datos fundamentales (motivo de pereza y de que la cosa no salga redonda): esos 140 minutos con un sólo superhéroe por ahí dando tumbos no se justifican ni aunque los hubiera dirigido Nolan, if you know what I mean.
Tal vez así se hubiera maquillado buena parte de esa evidente falta de sorpresa/frescura argumental. En plan "no cuenta nada nuevo pero lo peta tanto que lo flipas" (para que nos entienda Divine/Ruler), aquí es "no cuenta nada nuevo y lo peta, pero…"
Dicho lo cual, la crítica de Xavi es exactamente eso que se siente durante la peli. En serio, descripción perfecta del pifostio…
Y yo también echo de menos a Burtdigoooo… Raimi, Raimi, ese
yo para mi que esta al final caera en dvd, que yo ya he tenido mi dosis de superheroes anual…xDD bueno, si la diesen en el cine de mi pueblo por cuatro eurillos a lo mejor acompaño a los niños y todo!;)
Hombre, en el cine mola porque es semiespectacular. Pero unos tres o cuatro euros espectacular. Así que si no te quieres gastar más, sí, para el DVD está de fábula. No se me ocurre mejor plan dominguil, oye…
La vi ayer y debe ser eso de las expectativas (el lunes, en cuanto vea Batman me meteré a crear polémica sobre expectativas negativas o positivas pre-visión de una peli) pero a mí me encantó. El problema claro es que esta película ya existía. Roto el hielo, abierto el camino, sentadas las bases e identificados los puntos flacos a nivel técnico, todo es más fácil.
Analizándola como película aislada, creo que tiene dos grandes virtudes sobre todas las demás que habéis indicado en la crítica y a las que no habéis hecho referencia: primera, las escenas de acción están impecablemente rodadas (o generadas, claro)y sobre todo, hacía mucho tiempo que en una película comercial, con actores-gancho para los adolescentes, no veía tanta química entre la pareja protagonista.
De acuerdo con la nota.
Te contesto yo que ese impresentable se ha ido de vacaciones ;)
Estoy de acuerdo contigo en algunas cosillas: la química entre ellos (fruto de que son dos pedazo de actores) y la impecabilidad de sus escenas de acción.
Sin embargo, a esa impecabilidad yo le noté también una impersonalidad abismal. Y como fruto de ello, me cuesta recordarlas, así como las de las tres Spideys anteriores ahí se quedan, en mi mente (los brincos de la primera, el clímax de la primer y segunda, la pelea inicial de la tercera…).
Lo mismo me pasa con Batman 3, de la que ya estoy deseando leer tus comentarios! ;)
Sumo otro problema, presente tanto en Amazing como en Caballero: un malo con muy poca fuerza. No física, jeh, que el Hardy es una mola y el lagarto es eso, un lagarto gigante. Pero no tardan en olvidarse…