Crítica de Animales fantásticos y dónde encontrarlos
Porque a la gallina de los huevos de oro no se la puede dejar morir. Es más, si se la puede instalar en una de esas factorías de pesadilla avícola donde pollastras y otros animales de corral producen en cantidades industriales, mejor. Ya finiquitada la saga de Harry Potter, poco duró la promesa de que la cosa terminaba ahí, de que no íbamos a saber más del universo potteriano, de que, eso, la gallina estaba ya lista para su jubilación. Y efectivamente, cinco años después hay nueva saga al canto, esta vez en forma de spinoff/precuela que tiene lugar siete décadas antes de los sucesos ya narrados. Afortunadamente, Animales fantásticos y dónde encontrarlos tiene bastante de fórmula comercial, pero también posee algunas bondades propias que la elevan por encima del simple exploit.
Primero, porque no tiene condición de subproducto. Aquí se ha puesto toda la carne en el asador y se ha planteado esta nueva franquicia como algo con entidad propia. Muy reminiscente del mundo del que parte, pero totalmente autónomo y autosuficiente. Se ha contado con la participación de David Yates a la realización, un tipo conocedor del material, responsable de cuatro de los siete episodios del niño mago y de, presumiblemente, todas las que vendrán ahora. Se ha echado mano de algunos actores reconocidos o con proyección, como Eddie Redmayne -rendido ya a su colección de tics innecesarios y gestos extraños-, Katherine Waterston, Dan Fogler o Colin Farrell. Se ha confeccionado una banda sonora resultona, modulada por la batuta de James Newton Howard, a quien se le pide una cuota del leitmotiv ideado por John Williams. Y, básicamente, se ha invertido un montón indecente de pasta en lograr un espectáculo con un clímax atronador que tiene la cantidad justa de catarsis destructiva y confusión sensorial. Todo en orden.
Por otro lado, los ingredientes temáticos que hicieron de la saga madre un éxito siguen estando: personajes con potencial carisma, criaturas místicas y magia por doquier. ¿Que el argumento -por primera vez el guión está escrito por la propia J.K. Rowling- es un poco endeble? Sí, es cierto. ¿Que es poco menos que una Cazafantasmas mágica con intenciones de saga para todos los públicos? ¿Una versión elegante de Pokemon? Bueno. Pero también consigue dosificar bien su potterismo mientras apunta algunas cosas interesantes, como el cambio de escenario, de Gran Bretaña a la Nueva York post crack del 29, lugar donde las relaciones entre seres mágicos y personas de a pie es bastante más compleja y delicada, lo cual saca la película del ámbito colegial british y lo coloca en un entorno más urbano y luminoso. También es interesante la inclusión de elementos afines al cine de terror clásico, como la caza de brujas… literal. Y están especialmente logradas algunas escenas de acción y aventura, que llegan a un buen equilibrio con los momentos más románticos o emotivos.
Así que el resultado es un poco el esperado: nada nuevo, pero tampoco nada especialmente malo.
No hay mucha capacidad de sorpresa pura en Animales fantásticos, a decir verdad. Y a pesar de que tiene ritmo, inventiva visual, una colección de animales inventados bien bonita, tampoco tengo muy claro que posea los suficientes elementos como para mantener el interés durante cuatro películas más, que son las que le quedan. Pero es este un producto puramente industrial que, por puro empeño profesional y la voluntad de hacer las cosas medio bien ha recibido un primer acto, cuanto menos, digno: menos acertado que las mejores películas de Harry Potter, pero definitivamente superior a sus horas más bajas.
Trailer de Animales fantásticos y dónde encontrarlos
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Poco que decir que no se pueda imaginar: exploit de uno de los productos más exitosos de todos los tiempos, que da lo que promete. Ni más… ni menos, que ya es.