Crítica de Asesinos de élite
No sé si compensan todos estos años de semitormento, pero es posible, sólo posible, que Jason Statham haya estado perfilando, atención, un estilo. Que haya estado vagando por producciones muchimillonarias de productos creativamente escolióticos sólo para ir buscándose un huequecito natural en la industria, ya coronado él como «moderno action hero añejo». Un lugar ajeno, distinto a aquel que se contenta con ser un chute de acción bestia, todo vena hinchada y -por trombo, imagino- cero respuesta cerebral. Sino más bien esta suerte de thriller carambolesco con ingentes chorreos de acción y una cierta trama que pueda soportarse (más o menos) por sí misma. No creamos: al final Asesinos de élite es lo de siempre, una de acción con atiborre de hostias. Pero que por el camino se pasa distinto. Como con menos sentimiento de culpa.
Distinto porque esto tiene una cierta voluntad creativa, emotiva o puramente cinética detrás. Con un ojo puesto en el thriller político de finales de los sesenta, el policíaco urbano de los setenta, un rollete de ambientación ochentera y un carrusel de mazazos de acción a lo 90’s pre-CGI, Asesinos de élite se destapa como una de suspense retro dispuesta a satisfacer a los gourmets del nudillo de hoy día.
O sea, pastichaco al canto con bastante descerebre pero considerable gracia. Léase gracia por trama de espionaje, agentes especiales, sangre por petróleo, países árabes, fuerzas militares británicas hijaputas, concretamente las SAS. Clima de tensión política de 1980, jeque vengativo y banda de mercenarios encabezada por el Statham y Robert DeNiro en uno de sus habituales papeles meta-DeNiro. Más Clive Owen como némesis ambiguo, bigote y ojo hueco incluídos.
Así las cosas, uno espera de Asesinos de élite que la cosa no tarde en entrar en harina y no pare hasta el final. Y casi. La película va cara barraca. Muestra sus cartas en el minuto uno y decide que quiere fabular con qué habría pasado si Jerry Bruckheimer hubiera encargado a Michael Mann dirigir Munich. Guiña el ojo indiscriminadamente, casi hasta forzar una orden de alejamiento, a los grandes: a John Frankenheimer, a Don Siegel, a Brian Hutton. Y suple la incapacidad para realmente parecerse a sus referentes ilustres con carreras, explosiones y toñas de diverso pelaje, manteniendo siempre la credibilidad al filo. Pero sin hipotecar sus ganas de desarrollar un guión de ribetes clásicos.
Un argumento poco novedoso de por sí, pero casi insólito en una película de Jason Statham. Esta misión suicida de tres mercenarios con poco que perder, mucho para repartir y una intriga de ramificaciones sociales esperándoles en las puertas de la memez. Una trama que salta alegremente entre la circunspección y la serie B más macarra, perpetrada por unos diálogos siempre entre dientes, capaces de apuñalarle a uno el hipotálamo a base de obviedad, redundancia y, en general, lerdismo. Pero qué más da, en el fondo, cuando se ve una película de Statham se sabe que hay que entrar en el lenguaje de los puños.
Y puestos a tirar de los gayumbos a nuestro interno snob, se agradece el relativo mimo con el que se ha ambientado la cinta. La elección de temas musicales de la época, acertada, vibrante, nunca obvia y la propia reconstrucción histórica, poco llamativa pero nunca exoticista.
Todo lo cual, unido a una realización solvente que evita la oquedad conceptual del videoclip con el sello Michael Bay, le termina de dar a todo un regusto clasicón. Creando una puesta en escena física, palpable. Reseca y áspera, lejos de los castillos de cartas digitales cuya liquidez visual se escurre entre los dedos.
Es un clasicismo, ya digo, algo forzado. Que pretende enmascarar la pura y dura realidad: Asesinos de élite es una de golpes y porrazos con unas ciertas pretensiones. Pero más cercana a los géneros bastardos que a los nobles. Y a eso, en mi planeta, le llaman una película disfrutable. Y si está bien rodada, desarrollada y controlada, una película tan ricamente disfrutable.
6/10
Una pregunta…¿la Yvonne Strahovski sale mucho o es solo reclamo pa´el trailer? Ai oma que rica esta…
¿No se cansa de hacer siempre lo mismo el Statham? con The Mechanic me falto algo y eso que estaba el siempre correcto Ben Foster.
Ah, a mí The Mechanic no me disgustó, pero tampoco me pareció nada del otro mundo (por ahí andará la crítica :P)
Pero a mí ya me va bien que Statham no se canse. Es lo que mola, y es para lo que se le quiere. Para otras movidas ya está Fassbender :P
Me descargue esta peli ayer y casi me duermo, a los 40 min ya estaba preguntandome cuando iba a acabar, vaaaya rollo! el 6 se lo gana porque aprendi algo nuevo, no sabia quienes eran los del SAS y no estaba familiarizado con la guerra en Oman(y que conste en acta que el 6 lo doy por lo que aprendi aposteriori de la peli,via internet).