Crítica de Las aventuras de Tadeo Jones

Tras un par de cortos con una cierta pegada popular que lo convirtieron en orgulloso embuchacador de sendos Goya, Enrique Gato ha decidido, en una mezcla de cariño, lógica artística y visión comercial, regalar a Tadeo Jones, su personaje animado icónico una aventura en formato largo y en lujoso 3D, que es lo que se lleva ahora. Que no deja de ser una extensión de lo ya visto: un homenaje de libro, una aplicada parodia, pasada por el filtro cañí del pincho de tortilla y la cervecita (algo como lo de Capitán Torrezno), a las aventuras de Indiana Jones, no sólo aventurero por antonomasia, sino también dueño y señor de muchos de nuestros sueños cinéfilos de infancia.
O si no al personaje en sí, por lo menos a sus rasgos más evidentes, a sus líneas más simples. De modo que nadie debería esperar una vuelta de tuerca postirónica, o una refinación estilística de los códigos basada en la reflexión postmoderna que ya asomaba en la saga de Spielberg. No, de algo adolece Tadeo Jones, y eso es de darle una presumible vuelta de tuerca a la cinefilia y la iconoclastia.
Pero al mismo tiempo de algo va sobrada: de humildad y de una voluntad de querer poner cada palabra en su sitio, despacito, para hacer las cosas medianamente bien. Y llegar a conquistar un público infantil poco interesado en la renovación de códigos (etcétera) y sus acompañantes adultos poco interesados en pasar algo más que un rato distraído pillando algún que otro guiño simple y sin complicaciones a su cultura peliculera.

Y es que simple lo es un rato. Esto se centra en el personaje del título, bellotero empleado de la construcción y aspirante a arqueólogo que termina enrolado en una expedición que le conducirá al Machu Pichu acompañado de su perrete hiperactivo, una guapa aventurera y un zalamero peruano. Con su guión, algo lineal y previsible, un diseño de situaciones y personajes demasiado familiar y los excesivamente trillados giros cómicos y recursos argumentales, es evidente que el bueno de Tadeo no puede competir con el amigo americano, especialmente el que juega en grandes ligas. Aunque el reflejo estilístico es evidente, el producto opera un poco por debajo de la máquina yanki, la potencia técnica es claramente inferior y el acabado formal se resiente considerablemente.

Pero también es cierto que el esfuerzo es notable, casi inédito por estos pagos, y los resultados visuales, aun inferiores a los de Planet 51 tienen cierto empaque en varios momentos, especialmente en la construcción de atmósferas y en algún que otro momento afortunado, caso del clímax inca. Y hay que reconocer el aparato visual contribuye a darle a todo un tono de aventurilla intemporal, de epopeya hasta la otra punta del mundo en la que intervienen diversos paisajes, variedad de medios de transporte y demás parafernalia animada.

Tampoco es menos cierto que Gato juega la carta del descreimiento con cierta inteligencia. No esconde su voluntad paródica ni tampoco ahorra en chascarrillos ibéricos, que finalmente sabe combinar tirando de considerable gracejo con el puro espectáculo palomitero más o menos canónico.
Sin embargo, el rizado de rizo no está, de modo que, a falta de una puntería cómica afinada o un repertorio de chistes realmente divertidos, uno termina presenciando una parodia desaborida, nada novedosa, totalmente funcional.

Cal y arena, en fin. Un producto bastante cojo en términos absolutos, pero medianamente logrado en un panorama, el de la animación 3D española, que deberíamos mirar con ojos esperanzados y considerar como un caldo de cultivo en plena ebullición dispuesto a acoger a las capacitadísimas mentes pensantes y las ágiles manos artesanas que gastamos en este país. Y partiendo de nuestro propio optimismo (basado en algunos momentos afortunados, especialmente en el terreno del corto), tenemos que confiar que llegaremos a cosas mejores, mientras vayamos pasando la espera con entretenimientos como Tadeo Jones, si no notables, por lo menos correctos y medianamente entrañables.
Eso sí, o se vuelve a los aranceles, o esto tiene poco que pelar.

5/10

Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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