Crítica de La banda Picasso
Cierto es que las intenciones de Fernando Colomo, director y guionista de La banda Picasso, son de lo más estimulantes: poco antes de morir, Pablo Picasso reconoció que fue considerado sospechoso en el robo de la Gioconda. Excusa desde la que arranca la película para hacer luego una regresión y explicar los primeros pasos de la trascendental revolución del artista, buscando los orígenes de la misma y ahondando (¡y de qué manera!) en su situación personal, social y económica. Y se esfuerza tanto por retratar al cubista que al final, lo de menos es el dichoso robo, que arranca a la hora del metraje y de sopetón. Aquí se asiste, en definitiva, a un retrato de personaje y de personajes, pues junto a Picasso pululan prácticamente en igualdad de condiciones diversos socios (George Braque, Guillaume Apollinaire…) de un grupo de amigos, en un intento de comedia amable y surrealista, aunque a la vez voluntariamente altiva y conscientemente pretenciosa. Esas son las intenciones, como decíamos más que sugerentes. Otra cosa es que, luego, las cosas hayan salido mejor o peor.
Y es que a la hora de la verdad, la cinta acaba resultando muy por debajo de lo esperado. De la comedia distendida y algo relamida se pasa rápidamente, desde el principio de hecho, a un ejercicio ombliguista y apático, de humor válido únicamente para los propios responsables del mismo, quedando para el resto de los mortales (o buena parte de ellos al menos) un desafortunado intento por buscar la diferenciación desde una posición ciertamente prepotente. Más allá de su original premisa, La banda Picasso se desarrolla mediante situaciones de lo más previsibles que se suceden a un ritmo monótono y apagado, acorde con su contagiosa fotografía gris y parduzca. Los personajes se antojan deslavazados, sus intérpretes no parecen del todo cómodos con sus alter egos, y al final, a lo único a lo que puede uno aferrarse es a algún detalle apartado que pudiera interesarle del proceso de creación del artista, por desconocimiento previo del mismo.
La respuesta española (por qué no) a la medianoche parisina de Woody Allen se traduce en quiero y no puedo, un intento fallido en el que bien pocas son las cosas que funcionan (ese momento videoclip…), que debía significar un refrescante momento de hilaridad surrealista para nuestro cine, pero acaba convertido en un casposo ejemplo más de nuestras penurias. Lo que transmite, al final, es ese olor a moquera rancia y tabaco pasado que tanto le gusta a Garci, pero que a los demás, la verdad…
4/10
Y en el Blu-Ray…
La Paramount tiene la difícil tarea de darle salida comercial a una película complicada. Y lo hace con una edición en Blu-Ray muy por encima de sus posibilidades. Imagen y sonido perfectos (se dispone de un Master DTS-HD 5.1 y de dos idiomas: versión original francesa y doblaje castellano), y tres extras escuetos, mucho, pero extras al fin y al cabo, que ya es. En concreto, la edición que nos ocupa cuenta con un trailer de la película, con el videoclip de la canción que acompaña el momento del robo de la Gioconda, y con un pequeño pero satisfactorio Making of (de unos 10 minutos de duración) con una visión genérica pero completa de todo el proceso de rodaje. Lo dicho, muy por encima de lo que se merecería la película.