Crítica de Barcelona, noche de verano (Barcelona, nit d’estiu)

Barcelona, nit d'estiu

Hace algunos años, a Woody Allen se le tildó de todo menos buena persona por retratar Barcelona desde un prisma muy suyo, propio de un turista de alto standing a quien la noche del Raval, la Mina o el barrio de Gràcia le importan más bien poco. La imagen de la ciudad, decían, se alejaba de la realidad de la misma, requisito por lo visto fundamental a la hora de venir a rodar una película a la Ciudad Condal. Sin embargo, cinco años más tarde el director Dani de la Orden y los guionistas Daniel Gonzalez, Eric Navarro y Eduard Sola han venido a hacer un poco lo mismo que Allen, sólo que pasando por lugares más reconocibles por el público. Y se les ha aplaudido. Los caminos del espectador son inescrutables. Barcelona, nit d’estiu se plantea como un gran puzle de diversas historias unidas a dos niveles: todas ellas son, por un lado, de corte romántico; y todas suceden en Barcelona la noche en que tiene que avistarse un cometa surcando los cielos. Algunas de esas historias están conectadas también a nivel argumental, pero lo importante de todas ellas es que en conjunto dibujan un retrato: el de una sociedad aparentemente más cercana a la realidad catalana pero que en verdad es tan irritantemente pija, tan de cuento de hadas, como lo son los personajes de Vicky Cristina Barcelona. Oh, pero claro, en ese caso no eran catalanes…

Cuestiones nacionalistas (o fobias anti USA) al margen, sí hay un punto que diferencie a una propuesta de la otra, y es que ahí donde la primera puede hacer las veces de carta de presentación para el exterior, la de De la Orden busca convertirse en algo hecho aquí para los de aquí, por lo que va implícito en ella que el espectador entre en un juego que en cualquier otra circunstancia rechazaría. Y no es necesariamente negativo: queda claro desde el primer minuto el carácter autoconciente de Barcelona, nit d’estiu como producto de vida comercial limitada a la geografía, por mucho que uno de los personajes sea de Madrid (como queriendo decir a quien de sobras lo sabe, que «¿lo veis que si viene gente del resto de España no nos la comemos?»). Una limitación que también el espectador debe tener también presente. Establecidos los requisitos mínimos, se puede seguir avanzando en el fenómeno cinematográfico catalán del año, rápidamente confirmado como el habitual producto buenrollista no apto para alérgicos, en el que todo son sonrisas, la banda sonora es alegre y la fotografía colorista y aséptica. Que tira de mitología catalana (presentación en forma de dibujos de Arròs covat, noche de discoteca en el Apolo por allá…). Donde el drama no tiene cabida y el retrato costumbrista no baja de ciertas esferas, obviando una vez más la verdadera situación de la mayoría de personas de clase media o baja.

Barcelona, nit d'estiu

Que en su santo derecho está, cuidado. De la Orden y compañía han querido hacer una fábula romántica que por muy poliédrica que se presente, es más sencilla y superficial que el mecanismo de un botijo. Un cuentecillo de amoríos y quedadas de amigotes más cercano a un trabajo de final de carrera (su fotografía, su guion, su banda sonora… todo es pulcro y académico, colorista y poco atrevido, sin salirse de lo esperable) que a una película propiamente dicha. Lo han hecho honestamente, como honestamente lo hizo Allen en su día, y les ha salido un producto en consecuencia: con denominación de origen en sus formas pero universalidad y corrección política en su fondo; con la irregularidad propia de cualquier película de historias entrelazadas que no provenga de auténticos maestros en materia (de los cuentos puestos para rellenar metraje se notan hasta las costuras) y se limite a la comedia romántica; con buen humor y algo de entrañable, pero con fecha de caducidad. Para hacerse a la idea, Barcelona, nit d’estiu (voz en of incluida) es Manuale d’amore sin la corrosión soterrada de la de Veronesi. Es un anuncio de Estrella Damm (sólo faltan los chicos de Love of Lesbian cantando eso de Fantástico) protagonizado por rostros reconocibles del audiovisual catalán, que por cierto conforman un reparto desigual y con serios problemas de dicción.

Es… bueno, como una de aquellas noches tontas de verano en que te lo pasas bien a la fresca en la terraza de unos colegas, hasta que entra el sueño y te marchas sin más, y sin menos. Para verla con el ánimo despreocupado, evadirse un poquito de la realidad y reconocer algunos sitios de Barcelona. Nada que no hiciera Woody Allen hace cinco años…

6/10

 
Barcelona, nit d'estiu

Y en el DVD…

Cameo ha editado rápidamente la película en DVD, en una estrategia comercial de aquellas que harían las delicias de Paco León. Más adelante, a finales de noviembre, editará un Blu-Ray cargadito de extras (de la web oficial: tráiler, cortometrajes del director: «Nadador» y «Luciano», escenas eliminadas, cómo surgió la idea, Juan Dausà en el T-Barts), pero de momento va que ni pintada ésta, sencillita (apenas si cuenta con ficha técnica y artística) pero sobradamente cumplidora con una calidad de imagen impecable y un audio que hace lo que puede con los problemas de pronunciación de muchos de sus actores. Suerte de la opción de poner subtítulos (eso sí, sólo en castellano), salvadores para, de entrada, entender la totalidad del cuentecillo relacionado con Francesc Colomer…

En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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