Crítica de Battlestar Galactica: Blood & Chrome
Hay cosas malditas, sobre todo en el cine. Y luego está Battlestar Galactica, que redefine el concepto de maldición, al menos en lo que a continuación se refiere. Nos ponemos en situación: allá por los años 70 (finales) se estrenaba Galáctica: Estrella de combate, serie televisiva que explotaba sin pudor galaxias lejanas y entramados vulcanianos. Bien, sobre todo para los amantes de la ciencia ficción y lo kitsch; pero lo mejor es que debido a su existencia disponemos de una de las mejores series de la historia de la televisión reciente, como son las cuatro temporadas del remake (reimaginación, más bien) que David Eick y Ronald D. Moore estrenaron hace ya casi una década. Drama socio-político que pasaba en el espacio, y serie que marcó un hito al tiempo que se ganaba la etiqueta de culto y se granjeaba un buen puñado de fans. Pero luego vino la debacle: Caprica, spin-off y precuela, tuvo unos datos de audiencia paupérrimos desde el primer minuto, y a duras penas llegó a las dos temporadas antes de ser cancelada; la adaptación para la gran pantalla que iba a dirigir Bryan Singer está congelada; y Blood & Chrome, que iba a ser otra precuela, pero esta vez en conexión directa con los personajes de la serie, vivió una verdadera pesadilla. Primero iba a ser una webserie, después una serie regular para Syfy, que fue desestimada sin haberse llegado a emitir el capítulo piloto (de hora y media), que a su vez fue partido en varias cápsulas que fueron emitidas por Internet en forma de webisodios… para acaba siendo emitido, arrejuntado de nuevo, como película independiente Syfy. Más dramas: por el camino se perdió a uno de los dos creadores de la serie, un Moore que dejó a Eick a cargo del desaguisado mientras se centraba en Helix. Y así es imposible.
Al final, la única forma de salvar Blood & Chrome es tomándola como webserie. Hay tanta, tanta basura rondando por Youtube, que en comparación, la película de Jonas Pate puede colocarse entre las mejores del sector. Si eso le puede valer a alguien, afortunado será. Porque por lo demás, bajo cualquier otro prisma la propuesta hace aguas por todos lados, llegando a hacerse insultante según las exigencias de cada uno. Como película (sin cursiva) la propuesta se limita a acumular una serie de episodios intergalácticos previsibles e intrascendentes, resueltos con cierta torpeza formal (comprensible habida cuenta de las limitaciones que se le intuyen) y mucha torpeza argumental, mientras dibuja personalidades planas para unos personajes cuyos arcos dramáticos brillan, en su mayoría, por su ausencia. Y casi mejor que dichas evoluciones no aparezcan, porque cuando sí están ahí, se dan curiosísimas situaciones en las que un secundario salido de la nada, en cinco minutos adquiere mayor profundidad que los protagonistas para desaparecer al instante sin dejar ni rastro, y pese a todo haber cuajado mejor que los mismos. Otro disparate que sumar a un guion carente de ideas, vulgar imitación de la iconografía sci-fi más de garrafón, con giros para tirarse de los pelos… pero que se torna en el insulto antes mentado si en vez de verlo como producto único, se engloba en el Universo BSG.
Entonces, Blood & Chrome levanta ampollas, porque la incapacidad por aprovecharse de la mitología que lleva instaurada en la memoria del fan desde 2005, se hace patente a todos los niveles. Más bien toma esa religión y le patea abiertamente en sus partes nombres, desde la mera concepción de un capitán Adama jovenzuelo que pierde la épica que le otorgaba Edward James Olmos con un muy desafortunado Luke Pasqualino repitiendo su rol. Pero también mediante un entramado que toca alguno de los puntos más interesantes del conflicto entre humanos y tostadoras pero los desecha en pos de una aventurilla intergaláctica de andar por casa. En definitiva, desprecia todo lo que la precede, porque todo lo que la precede buscaba justamente lo contrario: explorar las sendas menos exploradas de la ci-fi clásica, y explotar lo descubierto para redefinir el concepto de diferente. Blood & Chrome, amén de todos los calificativos despectivos que puedan o no atribuírsele, es una más. Un exploit sin brillo. Una fotocopia de algo que tenemos demasiado visto, y que además ha salido descolorida. Un mero ejercicio de repetición sin nada que aportar a la saga original, más allá de volver a ver naves reconocibles y cilones enfrascadas en la más frustrante de las intrascendencias. De nuevo: ¿suficiente? Habrá quienes ya se contenten con eso. Y también es verdad que se le debe dar cierta manga ancha por aquello de no ser más que un piloto para una serie que iría más allá… O no, que la verdad es que pintaba todo francamente mal. Si al final va a ser una suerte que la pesadilla se haya quedado en 90 minutos.
2/10
Y en el Blu-Ray…
La Universal, dueña y señora de la saga, distribuye este episodio/webserie/tv-movie en una edición sencillita pero acorde con las características del producto en sí. De entrada, se presenta por todo lo alto a nivel sonoro, con un más que válido Master DTS-HD en versión original muy por encima de lo visto por Youtube, al que le sigue un nada desdeñable 5.1 castellano también en alta definición. A nivel visual, ocurre lo que cabía esperar: las desigualdades técnicas con que se concibió la película se reflejan en una calidad variable, en ocasiones brillante pero no exenta de momentos de bajón evidentes. Con todo, de notable, en líneas generales, no baja.
En cuanto al material extra, el Blu-Ray de Blood & Chrome cuenta con poco menos de una hora repartida entre unos 30 minutos de escenas eliminadas (que en un principio debieron formar parte de una versión extendida de la cinta) y un cómo se hizo bastante normalito.