Crítica de Bienvenido a la jungla (Welcome to the Jungle)
Ey, cuidado. No les digamos ni mu, no les reprochemos nada, porque ellos lo han estado advirtiendo desde el primer minuto. Que una película se abra con un debate empresarial sobre el próximo papel higiénico, discutiendo las bondades de varios modelos de cara al inminente lanzamiento al mercado de los susodichos bienes de primerísima necesidad, no deja demasiado margen de error a la que se nos viene encima. Los (ir)responsables de Bienvenido a la jungla son los primeros en saber el sideral tamaño de la bosta que se traen entre manos y, por tanto, lo ponen en evidencia con una apertura que va sobre eso: mierda. Por mucho que se pueda pensar que lo que tenemos entre manos sea un acercamiento en clave de desfachatez posmoderna a la mítica imagen de Jean-Claude Van Damme, o una broma al género de la acción de tipos duros de los años mozos de la estrella belga (y similares), no. Esto es pura y llanamente un zurullo de dimensiones épicas, y los únicos engañados han sido los actores que lo protagonizan, ya sea activamente o a modo de cameo. Ahí está Dennis Haysbert ¿riéndose de sí mismo? O el propio Van Damme, salido de madre en una versión teóricamente autoparódica de sí mismo. Al final, son ellos, los actores, los más malparados de este auténtico desastre que sólo ofrece un consuelo al espectador, en forma de la siempre hilarante (por mucho que aquí tampoco sea la repanocha) Kristen Schaal.
Pero es que el espectáculo es para verlo: sí hay cierta aura de broma autoconsciente, como si se diera por acordado que el argumento va a ser el mismo de siempre (empleado calladito y tontorrón de la oficina ve la oportunidad, cuando la empresa organiza un viaje peligroso, de erigirse como líder, demostrar sus buenas ideas y conseguir a la chica), los personajes ídem… es igual porque el espectador está metido en el juego. Incorrecto. Y es que para eso es necesario algo más: si de verdad se quiere jugar al “terreno conocido porque lo de menos es el argumento”, entonces se debe ofrecer un plus al margen de la historia. Algo así es lo que hace, por ejemplo, Scorsese en El lobo de Wall Street: el plato es el de siempre, pero el gusto netamente distinto. Nada más lejos de la realidad para el caso del tal Rob Meltzer, encargado de la dirección de la propuesta que nos ocupa, que si algo necesita como agua de mayo es una salida de tiesto que no llega jamás. Hay alguna broma de dudoso gusto sobre masturbaciones y erecciones, se cumple con el cupo de destetes femeninos, pero en general, Bienvenido a la jungla es un juego de niños sumamente contenido; una suerte de Perdidos for dummies que muy, va todo en broma. Pero, ¿dónde demonios está dicha broma?
La cosa es aún más flagrante si se piensa, única y exclusivamente, en la figura del otrora héroe de acción por excelencia. La engañosa presencia de JCVD (acapara el centro de todas las promociones, y luego sus minutos en pantalla se cuentan con los dedos de una mano y poco más) está tan rematadamente desaprovechada que, a la postre, duele. Sí, porque por el correcto aprovechamiento de la estrella pasaba el éxito o el fracaso del film, y estaba todo de cara para acabar cayendo en lo primero. Los puntos de partida para gags de antología están ahí: Van Damme en plan motivador extremo, Van Damme haciendo correr a sus alumnos por un campo de minas, Van Damme luchando contra un tigre… minas de oro para el cachondeo padre que sin embargo caen en saco roto, acongojados a la hora de ¿violar el recuerdo del héroe? ¿Salirse de verdad de madre?
No queda muy claro, la verdad. Como tampoco queda demasiado clara la existencia de esta propuesta más que para ganar cuatro euros a costa del espectador. Pero de nuevo, hay algo que honra a sus responsables: que sea una mierda queda claro desde el primer minuto del film, ellos mismos lo evidencian. Así que cualquiera puede darle al stop, o quemar la película y aquí no ha pasado nada. Si se sigue con el visionado, ya es por cuenta y riesgo de cada uno…
2/10
Y en el Blu-Ray…
Lo curioso del caso es que tan poquita cosa se presente tan bien. Y es que la Universal lanza al mercado doméstico una edición en alta definición esplendorosa: el vídeo es excelente, con una definición perfecta en todo momento, y un contraste de colores (y el manejo de los momentos más oscuros) que ídem. El audio, un master 5.1 DTS-HD para la versión original y un DTS 5.1 para el castellano, otro tanto. Y el apartado de los extras existe, que ya es, y sacia lo suyo: hasta una hora de imágenes del rodaje (Cómo se hizo) supone el grueso de un material añadido que se completa con un escueto minuto y medio de escenas eliminadas. Muy, muy por encima de sus posibilidades.