Crítica de Blackfish

Blackfish

Nunca está de más que al ser humano se le recuerde con periodicidad lo cabrón que es a la hora de relacionarse con la flora y fauna que lo rodea. Creyéndose superior por naturaleza, desde siempre ha hecho las mayores salvajadas para su supervivencia (y hasta ahí aún hay cierta justificación), pero también para su comodidad o su ocio, sin importar las consecuencias. Y lo peor es que los que mandan se ríen y potencian atrocidades como las corridas de toros, las cacerías de elefantes o las existencias de parques zoológicos inmundos. Para denunciar y concienciar sobre estos temas está, al menos de momento, el cine. Múltiples documentales o ficciones centradas en el tema pueblan las carteleras al margen de las grandes masificaciones, o bien aparecen por festivales a la espera de que alguna productora se arriesgue a distribuirlas ya sean en la gran pantalla o en la pequeña. Y el último ejemplo este Blackfish visto en Sundance, en Sitges, y distribuido por Karma Films a nivel nacional. Gabriela Cowperthwaite es la directora de este documental que centra su interés en Tilikum, la orca asesina que desde que está en cautividad ha acabado con la vida de varias personas. Qué mala, ¿no?

Ciertamente, los primeros instantes del documental no dejan demasiado margen a pensar lo contrario: desasosegantes momentos de su último ataque acaparan toda la atención. Es después de explicarnos cómo se cobró la víctima en cuestión cuando la película empieza a jugar sus cartas para cambiar el concepto que se tiene de la especie en general y del animal en concreto. Un flashback nos lleva cuarenta años atrás y arranca el calvario tanto de esta como de otras orcas, pescadas por la fuerza para convertirse en caprichos del ser humano. A partir de aquí, el documental adopta las formas de un thriller puro y duro, de aquellos que investigan en la mente del asesino, para tratar de encontrar los motivos que lo impulsaron a llevar a cabo las diversas atrocidades que ha ido cometiendo desde entonces hasta ahora. Mediante imágenes de archivo, filmaciones en zoológicos y entrevistas a antiguos adiestradores, veterinarios y demás profesionales, se va perfilando una personalidad que se antoja profunda y compleja, emocional y sorprendente. Se hace referencia a las orcas que viven en libertad, a sus comportamientos racionales y sus relaciones de amistad y familia, y al mismo se van intercalando más momentos de terror puro. Sólo que esta vez, son más los horrores que vive el serial killer que los que él provoca.

Blackfish

Y mientras este retrato se va perfilando, a ritmo ágil y sin perder un ápice de interés, van aflorando otras cuestiones: por supuesto, Blackfish propone una implacable reflexión sobre el ser humano y su dominio sobre el resto de especies vivas del planeta, de la misma manera que se plantea la justificación de recintos expositores de animales enjaulados y aletargados. Habla también de las deficiencias de seguridad, entrenamiento y entendimiento que posibilitaron todos los accidentes relacionados con orcas, seres profundamente deprimidos que rápidamente transmiten esa tristeza infinita al espectador. Y finalmente, ataca abiertamente a Sea World, compañía traficante de esta especie por excelencia. Infinidad de puntos de interés que ayudan a comprender por qué ocurre lo que ocurre, quién es el verdadero culpable de todo ello, y qué deberíamos hacer si alguna vez nos diera por respetar al reino animal.

Nos encontramos, pues, ante un documental denso y hábilmente hilvanado para hablar de una grave problemática con claridad y sin desviar su tiro de la diana. Pero lo más interesante, lo que hace que Blackfish sea la propuesta imprescindible que es y no una mera respuesta marina al Grizzly Man de Herzog, no es la intensidad emocional a la que llega desde el seguimiento de estos majestuosos seres vivos maltratados, de sentimientos tan vívidos; ni la sensación de asco hacia uno mismo que va dejando en el espectador a lo largo de todo su metraje; es su llamada a filas. Porque en el fondo esta película es una arenga, se nos invita a tomar partido de una santa vez para evitar que el universo nos recuerde como los tiranos que somos. Bastante hacemos sufrir ya a los seres vivos que nos rodean como para encima regodearnos con espectáculos, circos y demás puñetas, ¿no?

8/10

Sending
User Review
0 (0 votes)
En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

Te puede interesar...

Comentarios

  1. De acuerdo con la crítica y la nota, incluso le daría un punto más.

    Lo único que le falta al documental es la versión de la otra parte (ya avisan de que se negaron a dar su opinión) para ser perfecto. Pero por lo demás es un alegato bastante valiente y arriesgado sobre cómo el hombre es el animal más peligroso de todos SPOILER es indignante, por ejemplo, el momento del entrenamiento y el silbato. La orca no escucha el silbato porque hay mucho ruido y está bajo el agua, y la entrenadora la culpa por el mal ejercicio y no la recompensa con comida, con lo cual el animal se frustra y todo ello degenera en un ataque mortal FIN SPOILER.

    Y claro, todo lo que se ve, da para una reflexión: Si el hombre carece de control moral para actuar con animales, ¿entonces cómo se puede aspirar al control de animales salvajes de diferente procedencia que tienen que convivir juntos en una mini piscina de la que no pueden escapar si alguno se cabrea con el otro? Obviamente eso degenera en lo que degenera, ataques entre animales, que luego se trasladan a los shows y a los entrenadores. Entrenadores por otro lado muy coaccionados por los dirigentes para sacar el máximo posible de los animales con la máxima rapidez, sin importar separar a madres de sus crías (durísimo también ese fragmento), o sin importar frustrar al animal a través de ejercicios mal recompensados y mal comprendidos.

    En definitiva, documental muy muy necesario, arriesgado y valiente, que seguramente no será muy visto.

    PD. Lamentable el episodio tinerfeño que tiene lugar en el "Loro Park".

    PD 2. Siento la opinión tan larga!

    Saludos!!!

  2. er… y yo sento leerte ahora, un mes después (ya ves, estoy recuperando aquí todo lo que me aparece en la pestañita de "Social" del Gmail.

    Gracias Google, por tus maravillosos cambios de formato…

  3. No te preocupes, si al final a todos nos chulean las nuevas tecnologías, jeje. Yo todavía no me entero de como funciona google+ así que… en fin… y de hecho no había visto tampoco estos últimos comentarios.

    De hecho voy a ver si leo las últimas críticas y comento algo al respecto.

    Saludos!

Escríbenos algo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *