Crítica de Blog
Perdonadme, y Dios me libre de politizar todo esto. Pero viendo el panorama que se está construyendo ante nuestras narices me cuesta reprimir un cierto arranque, si no nacionalista, sí de orgull català: son tantas las buenas películas que han ido cayendo por aquí en las últimas temporadas que, por fin, y ya que no podemos hablar de «industria», sí podemos presumir de un envidiable panorama fílmico. «Pa negre«, «Elisa K«, «Tres dies amb la família», «La mosquitera«, «Familystrip, «Caracremada»; Albert Serra, Marc Recha, Isaki Lacuesta.
Y limitaré lo de «cine català» a su consideración «cine hecho en Catalunya», que, ya imagino yo, los propios autores serán los últimos en querer encerrar sus películas de nuestras fronteras para aquí(1), especialmente cuando todas ellas poseen un fuerte componente europeísta.
Qué elitista suena todo esto ¿verdad?
Bien, pues «Blog» niega cualquier consideración exclusivista ya desde su propia concepción. Atención a su planteamiento argumental, accesible a todo el mundo, de fácil aprehensión y adscripción: un grupo de chicas de 15 años deciden poner en marcha un misterioso plan («Makamat») del que solo sabemos que tendrá consecuencias negativas (toda la película es un enorme flashback) y que implicará la unión total de las jóvenes en un grupo inseparable.
A través de grabaciones de webcam, cámaras domésticas e imágenes puramente cinematográficas, «extradiegéticas» por así decir, la joven directora Elena Trapé -cosecha ESCAC- nos cuenta (y nos escamotea convenientemente) los detalles del plan, su gestación, su evolución y su ejecución. Detalles que sin embargo le servirán como mero soporte contextual, como excusa dramática para lo que realmente se plantea transmitir: las inseguridades, dudas y aprendizajes de este sector social concreto, hoy. Esto es, elaborar un retrato generacional puro y, gracias a un planteamiento 100% honesto, absolutamente tocado por la verdad. Por la sinceridad de un grupo de primerizas actrices que no parecen primerizas y ni siquiera parecen actrices -hay muchísima autenticidad en esos personajes- y la fuerza de unos planteamientos libres de artificio.
Las líneas que separan realidad de ficción acaban disolviéndose en la percepción de un espectador que ve a ese grupo de chicas como reales, de modo que «Blog» termina experimentándose casi como un documental más que como un acto de creación. No es un documental, claro, a pesar de haber contado con el apoyo de lo improvisado y haber tenido de su parte algunas reacciones, pensamientos y reflexiones de su equipo artístico, que utilizaron la cámara como confesor íntimo durante una etapa del rodaje.
Un equipo artístico, esas siete chicas, que es el auténtico centro de todo. El motor y el principal (único) objeto de interés de Trapé, decidida a tratar su enfoque de manera casi radical. Sin contar apenas con apoyo «adulto», y con la participación masculina como mero instrumento para el crecimiento de los personajes femeninos. La iniciativa «Makamat» pretende minimizar «al otro» masculino hasta convertirlo, por lo menos durante un rato, en parte del plan y en herramienta para la reafirmación de la amistad y la unión grupal. Que es de lo que se trata. De hablar de la amistad en grupo y de la individualidad de cada miembro.
Algo que se viene haciendo con insistencia desde los años 80, desde los retratos de adolescencia con vocación de gran relato del «cambio de edad». Solo que esta vez se ha centrado en la generación del Facebook, del Messenger, de la comunicación global e instantánea y ha logrado, por fin, un resultado genuinamente reconocible por acertado en su falta de pretensiones maximalistas. En las antípodas de lo que suele ofrecernos la ficción nacional centrada en este sector poblacional, más interesada en la explosión hormonal salvaje y en un drama folletinesco esquemático y ortopédico.
Un ejercicio de austeridad que sin embargo no va escaso en momentos de belleza formal (la secuencia «cumbre» del plan, apoyada por la música de Mishima –Un tros de fang– resulta estremecedoramente hermosa), de ternura y humor y que posee detrás una cierta reflexión del cine como herramienta global y accesible, rompiendo con la acostumbrada «elitización» del medio.
Termina «Blog» y tiene uno una sensación agridulce causada por la buscada ingenuidad de sus planteamientos y el choque de esta con el vinagre que se puede extraer de sus minutos finales. Y sea como sea, se tiene la seguridad de estar ante una película original e inquieta, un riesgo asumido y superado con éxito y una iniciativa encomiable. Pero especialmente de tener delante una de esas cabezas que se intuyen bien amuebladas y con un futuro estimulante por venir. A Trapé, y a Mar Coll, las esperaremos de nuevo con impaciencia.
7’5/10
(1) De hecho, a pesar de jugar a la máxima identificación con la realidad, «Blog» está rodada íntegramente en castellano cuando tiene lugar en una Barcelona cuya realidad lingüística es ligeramente distinta. Única inconsistencia de los planteamientos de Trapé. Como anécdota, apuntar que eran muchos los que a la salida del pase de la película hacían notar su sorpresa ante la decisión. Me sumo a ellos.