Crítica de La boda de mi mejor amiga
No pienso convertir todo esto en una cuestión de género, más que nada porque eso de pasearse por la vida sentenciando alegre e injustamente que existe el humor de tíos y el humor de tías siempre me ha parecido una soberana estupidez, la verdad. Y entrar en discusiones gilipollas al estilo de «los tíos tienen más gracia que las tías» es casi ofensivo. En círculos se oyen cosas así a diario. Y es jodidamente ofensivo. Y la realidad es que Tina Fey, Molly Shannon, Aubrey Plaza, Abby Elliott, Michaela Watkins o Carrie Brownstein, cómicas con vagina, pueden dar un repaso a la mayoría de caricatos de este nuestro país. Así que tampoco debería convertir esto en una cuestión de nacionalidades aunque, sí, los americanos son los putos amos.
En cualquier caso sí me voy a permitir algo: decir que «La boda de mi mejor amiga» es la pequeña victoria de un grupo de mujeres. Su momento. Su revancha. Su dulce, dulcísima, gloriosa revancha. Tan dulce que hasta podemos afirmar que la comedia de Kristen Wiig da sopas con hondas a muchas de las otras propuestas nacidas en el seno de la casa Apatow -todas de indisimulado aire falocéntrico-, ya de por sí atinadas. «Bridesmaids» (voy a optar por pasarme por el arco de triunfo su horrenda traslación lingüística ibérica) es la bomba, un logro casi a la altura de «Freaks and Geeks», «Supersalidos», «Adventureland» o la primera mitad de «Hazme reír«.
Y ya digo. Ellas se lo merecían. No por nada, pero es que el sector femenino, hasta ahora siempre colateral, de este mundo de peterpanes inmaduros necesitaban dar un golpe en la mesa. Y digo esto a sabiendas, e ignorando vilmente, por mierdas, la cantidad de naderías que desde Hollywood se nos cuelan como «feministas» y terminan siendo tristes parodias de una supuesta mujer moderna y liberada.
Total, que ese sector necesitaba tener su propio espacio para expresarse y crecer (como personajes, no necesariamente como personas) y reclamar su tajada en el mercado de la Nueva Comedia Americana. O como se llame. Y en este sentido «Bridesmaids» es muy canónica. Muy Apatow.
Primero porque parte de unos preceptos cómicos muy concretos, los que se enmarcan en las lides que delimitan Saturday Night Live con el frat pack; Apatow y Feig con David Gordon Green y Will Ferrell. O algo así. O sea que tira de una cantera de intérpretes de última o penúltima generación cómica que tienen tanto de caricatura como de agrio análisis, entre lo cariñoso y lo mordaz, del treinta-cuarentaañero pesimista e irónico. Se acabaron las damas de honor vestidas de princesa chicle, ahora «la amiga» es un ser contradictorio y aturrullado; que habla de pollas y vomita si coge la taja. Que se tira a uno, pero en realidad sabe que le conviene el panoli bonachón.
Así, Feig como director y Wiig como todo lo demás logran hacer convivir con comodidad inapelable distintas vetas humorísticas: hay embarrassing humor, hay salidas al slapstick más físico, escatología líquida e insinuaciones cómicas sutiles en un todo que se sobrepone a su aparente tontez y termina resultando extrañamente inteligente y agudo. En otras palabras, lo dicho, puro Apatow: pastiche humorístico que filtra la sal menuda de la gruesa y luego termina echando esta última de todos modos.
Y que prima ante y sobre todo, el valor de la amistad. Que nos recuerda el poder de la camaradería entre congéneres como forma total de la relación íntima entre dos personas. Que el colega siempre estará ahí para tirarse un pedo contigo. Suena a coña, y lo es. Pero tiene parte de verdad primigenia. Como de evolución lógica, indie y sigloveintiunera de aquello mismo de lo que hablaban los chavales de «Cuenta conmigo». ¿No?
Así que «Bridesmaids» desplaza un poco el foco y no se fija tanto en la novia y sus casamentereces como en la colega inseparable y su inevitable cualidad de secundona. La amiga se casa felizmente, ella es quien tiene la vida patas arriba. Bueno, ella y el resto de «ellas»: el petardazo de «Bridesmaids» tiene cinco mechas, las de cinco intérpretes (la propia Wiig, Byrne, McLendon-Covey, McCarthy y la siempre muy abrazable Kemper… más Maya Rudolph, la novia) que son cinco bombas de relojería, cinco tipas perfectamente coordinadas y cinco estereotipos cómicos absolutamente engrasados por los que cualquier guionista de «The Office» asesinaría a algún contable en nómina de Dunder Mifflin.
Al final, a golpe de genio, de ingenio, de absurdo o de muy absurdo, uno se da cuenta de que sería capaz de estarse bastantes secuencias de bochorno más perjudicándose las cuerdas vocales a base de carcajada animal. Que lo cierto es que esta vez le importa un santo carajo el ya marca de la casa bajón de ritmo provocado por un metraje excesivamente largo. ¿Excesivamente? Y una mierda, «Bridesmaids» es más larga de lo que el sentido común debería permitir, pero horchata para el que ose aburrirse con ella. Y es que «Bridesmaids» cuenta un poco lo mismo de siempre, pero consigue hacerlo de manera fresca, divertida, ágil e inteligente. Con un «muy» delante de cada adjetivo en la mayoría de casos.
Y -aquí sí voy a permitirme un momento Testosterona Nerd– como premio coloca a Wiig (si es que no lo estaba ya) en lo más alto de la tabla en una especie de hipotética conjugación «sentido del humor / erotismo animal» en la que aparecen también los nombres de Tina Fey, Sarah Silverman, o Amy Poehler. Yo, por lo menos, amo a esta mujer. Y no estoy seguro de cuánto hay por su parte de cerebral y cuanto de uterino.
Así que sí, al final, lo he convertido en una cuestión de género. Llamadme sexista.
8/10
Me has convencido :P.
Glubs, eso me suena a amenaza, a "si me gusta, vale; si no, voy a volver aquí y te voy a partir las piernas ciberespacialmente"
;)
Muy buena, si señor, la acabo de ver y me ha convencido. Tiene toda la mierda típica de las comedias románticas pero hecho con mucha más inteligencia y encanto. Kristen Wiig está absolutamente inmensa.
¿Acaso esperabas otra cosa de ella? Esa mujer lo rebasa todo. Siempre
Salud ;)
La acabo de ver y me ha parecido superdivertida (incluidas las escenas escatológicas, a las que no soy muy aficionado) y la Wiig está genial y muy sexy, por cierto… Ahora bien, lo que no pienso es que sea una comedia "femenina" creo que muchos gags funcionarían de forma parecida si los protagonistas fueran hombres.
De todas formas, en estas comedias a lo "Apatow", hay gato encerrado: Al final, todo es amor por los amigos, la familia y la sinceridad, como en "Lio embarazoso" o "Virgen a los 40". me recuerda a los episodios de la epoca buena de los Simpsons, cuando se hac´ñia una crítica vitriólica por todo lo que se menea, pero al final del episodio siempre se reivindicaba a la institución familiar, de alguna manera. Todo muy americano.
Hola, anónimo! Gracias por pasar y comentar. Por favor, ponte un nombre para que te reconozcamos siempre que aparezcas por aquí que así da gusto!
Por mi parte, sólo puedo aportar algo a tu comentario, y es que no creo que sea cuestión de gato encerrado. Al contrario. El gato sí que está, pero campa a sus anchas, ya que más que una jugarreta, es el alma mater de estas películas. Ya desde un principio es sabido que Apatow (y similares) actúan así, forma parte de su "género", y está reconocido de manera más o menos explícito. No?
En el fondo, no inventan nuevos discursos sobre valores así o asá. Simplemente reescriben lo que ya han escrito otros.
Y a mí no me molesta, que conste.
Saludos!