Bohemian Rhapsody critica

Crítica de Bohemian Rhapsody

Quizá ha llegado el momento de empezar a perder la esperanza en que la industria de Hollywood dé carpetazo a los biopics-hagiografía insulsos y formulaicos con los que nos viene machacando desde hace décadas. Hay que rendirse: otro tipo de película biográfica es posible, pero el mainstream nunca lo aceptará y seguirá optando por lo seguro, por lo estéril y lo homologable. Si esto es así, si abandonamos toda esperanza, quizá deberíamos empezar a, por lo menos, pedir calidad a ese producto estandarizado. ¿Lo mismo de siempre? De acuerdo, pero que por lo menos sea competente.

Bien, pues Bohemian Rhapsody ni siquiera lo es.

Al contrario, es un biopic particularmente anodino. Algo especialmente triste tratándose de una película sobre el mundo del rock centrada en un inconformista inadaptado que siempre transitó la línea que separa el estrellato de una existencia torturada. We’re four misfits who don’t belong together playing to the other misfits, afirma en cierto momento Rami Malek transmutado en Freddie Mercury. Algo que suena tristemente impostado, irreal en una película poco sospechosa de pretender romper moldes o de crispar esquemas ya conocidos. En más de dos horas de metraje apenas hay un sentimiento rock, o rabia o inconformismo. Hay un cierto sentido del espectáculo, pero ni siquiera es tan operístico e inflamado como el que se les presuponía a unos Queen que aquí están tratados de manera domesticada y complaciente, desde un profundo servilismo.

No es que el rigor informativo deba ser la vocación de cualquier biopic, por supuesto. Siempre deberíamos otorgarle a los autores la libertad suficiente como para capturar la esencia de lo que retratan sin la necesidad de comprometerse con el relato estricto de los hechos. Probablemente perdurará mucho más en el tiempo el acercamiento a Bob Dylan de Todd Haynes (I’m Not There) que la abúlica Ray de Taylor Hackford. Pero Bohemian Rhapsody no falta a los hechos ni a la cronología -o no demasiado-, falta al espíritu. Y prefiere ir paseando con pereza narrativa y ligereza pusilánime por los momentos destacados en la forja de la leyenda, por la composición de sus canciones más populares y la construcción del mito: los orígenes y primeras inquietudes musicales del joven Farrokh Bulsara (nombre real de Mercury), la unión con Brian May, Roger Taylor y John Deacon y la génesis de Queen; los primeros éxitos y el posterior estrellato; las negociaciones con productores; los escarceos amorosos, la relación con Mary Austin, la asunción de su homosexualidad y su relación fallida con Paul Prenter; la intromisión de su vida privada en su carrera, la gestión problemática de su imagen pública, el camino hacia la excentricidad, las cuestiones de ego y su carrera en solitario.

Así hasta culminar en el diagnóstico fatal y la climática actuación en el Live Aid de Wembley en 1985, coda de una película que hasta ese momento ha discurrido sin fuelle por los hechos de manera superficial e incluso almibarada, preocupada por no faltar a la imagen más o menos idealizada que el grueso de mortales tienen de la banda, por no violentar el concepto de grupo mesiánico entregado a su público. Porque es esta una chuchería para fans, y ni siquiera para fans hardcore: todas las canciones que desfilan por la selección musical son los estándares que han sido machacados durante décadas en emisoras de radio cuñadas tipo Rock FM, las que se podrían oír en, pongamos, el hilo de una cafetería mientras uno moja un bizcocho en chocolate caliente o en una fiesta de divorciados trasnochados.

Ingredientes desganados o directamente poco agraciados para un apartado formal casi tan endeble, o incluso peor. El descabezamiento en realización, o por lo menos el despido antes de terminar el rodaje de un Bryan Singer poco por la labor, se traduce en una dirección plana, prefabricada, impoluta e inofensiva. Meramente funcional, sin rasgos expresivos y con muy poco lenguaje cinematográfico en sus planos. El trabajo de maquillaje, peluquería, ambientación y unas actuaciones de los secundarios francamente cutres tampoco ayudan y la tan cacareada recreación de Rami Malek es eficiente y esforzada, pero tiene casi más de intento de suplantación que de interpretación creativa.

Bohemian Rhapsody es, en definitiva, un fofo crowd pleaser que resulta tranquilizador y obediente con su parroquia, y pretende confirmar el estatus divino que se le presupone a Mercury, así como la condición de ente más allá del bien y del mal que se le ha terminado otorgando a Queen sin transgredir el intocable prestigio de la que es una de las bandas más sobrevaloradas de la historia del rock: hacerlo supondría un pecado capital y podría desatar la ira de los fans y/o condenar la película al olvido comercial. A cambio, sus responsables han caído en algo peor. Condenarla a la intrascendencia y la mediocridad.

 

El directo de Queen en Wembley

 

 

Valoración de La Casa
  • Xavi Roldan
  • Carlos Giacomelli
1.5

En pocas palabras

Brillante jugada de márketing, película más que discreta. La recreación de la vida y obra de Freddie Mercury no aporta absolutamente nada a un panorama saturado de productos serviles y complacientes.

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Hola. Algunos comments:
    1) Lo de los misfits, recuerda total al anuncio de Apple de Steve Jobs. Si lo dice el gurú Jobs, mola. Si lo dicen otros, no.
    2) Mary Austin nunca fue esposa de F.Mercury.
    3) Cinematográfiamente la peli está bien. No es ninguna maravilla excepcional. Usa recursos clásicos. Bien usados, nada más. Correcta. Profesional. Pero mala no.
    4) Canciones de cuñados: maybe. Maybe vivimos en un país de cuñados. Incluso maybe en un planeta de 75% cuñados. Es lo que hay. Sí, es música para masas, ya lo sabemos. Pero ya está. No se pretende otra cosa tampoco.
    5) ¿Película intrascendente y mediocre? Lo hablamos después de los Oscar. De momento, parece que ha gustado. Y sobre la intrascendencia de las películas, hace como una década o dos que prácticamente no se hacen películas que dejen calado.

  2. Buenas, Fer! De entrada muchas gracias por comentar. Queda constancia de que te gustó la película.
    Si te parece, te respondo punto por punto. Es por ir a lo práctico, no te lo tomes como un rebote… ;)

    1) No sé si eso recuerda a Steve Jobs. Quizá. Pero lo cierto es que a mí me da igual si dijo algo parecido o no, porque no siento ningún tipo de reverencia ciega hacia Jobs. Y en cualquier caso en ese punto de la crítica no me estoy refiriendo a Mercury. Quizá no me expliqué bien, pero lo que digo es que me parece triste que una película donde el protagonista dice ser un misfit que hace música para misfits sea un espectáculo tan conformista. Es una crítica hacia la peli, no hacia Mercury.

    2) Gracias por la apreciación, lamento el error y corrijo :)

    3) Cinematográficamente es mediocre. En conjunto, considerando el resto de cuestiones, termina pareciéndome mala. Pero bueno, podemos discutir dónde pone cada uno el límite para determinar que una película mediocre empieza a ser mala.

    4) De nuevo, disculpas si está mal expresado en la crítica (juraría que no, pero me puedo equivocar): nunca dije que Queen es música para cuñados. Dije que en la película sólo usan esos hits ultrarradiados que suenan en emisoras cuñadas. Una vez más, no estoy hablando de Queen, sino que estoy criticando las elecciones artísticas de la película. Y del mismo modo tampoco tengo nada contra la música para las masas por el simple hecho de ser para las masas.
    Sí digo que Queen me parecen sobrevaloradísimos, eso sí, y me reafirmo. Pero vamos, es mi opinión.

    5) Hombre, convendremos que los Oscar no son ningún baremo de calidad. Ni siquiera de trascendencia. Claro que los Oscar han premiado algunas buenas películas, pero también bastantes cosas infumables. De hecho la tónica general es nominar películas más bien mediocres. Y del mismo modo ser premiada con el Oscar no es sinónimo de trascender ni de pasar a la posteridad. ¿Quién se acuerda de Shakespeare in Love o de Crash?
    Lo de que hace una década que no se hacen películas que dejen calado es más que discutible.

    En fin, lo dicho, gracias de nuevo por pasarte por aquí y comentar

    Un abrazo!

  3. «Freddie Mercury, que solía refererirse a ella como «mi esposa»». Es el primer resultado que he encontrado en Google sobre la mujer-ish. Vamos, que pelota al palo en toda regla xD

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