Crítica de Borat Subsequent Moviefilm
Pues menuda sorpresa nos tenía despistada Prime Video: a un par de semanas de las elecciones de los Estados Unidos, va y estrena Borat: Subsequent Moviefilm, nada menos que catorce años después de la primera vez en que Sacha Baron Cohen se paseara por los EEU y U disfrazado de reportero de Kazajistán. Como si hubiéramos tenido que volver a invocar su presencia en un nuevo momento delicado para la humanidad. Deprisa y corriendo, de hecho, ha tenido que moverse el del mostacho para llegar a tiempo a nuestra pantalla (pequeña esta vez). Esto es, un par de semanas antes de las elecciones en América, con la esperanza de que la película sea el éxito que fue la primera… E invite a la reflexión, antes de elegir la papeleta que depositar en la urna. Porque no nos engañemos: ahora ya no estamos ante una sátira social sin más. Borat 2 (por cierto, su título original es el que sigue: Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan) es un arma política con todas las de la ley. Y como tal, una película de obligatorio visionado y lo antes posible (para el público norteamericano, claro) lo que explica las mencionadas prisas con que ha sido estrenada… y el hecho de que, como película, quede a mucha distancia de su predecesora.
El humor, la pimienta, la mala leche siguen ahí. Pero todo ello está algo diluido: mucho han cambiado las cosas en estos años, y ahora ya estamos más curtidos en materia pranks y cámaras ocultas, así como en el humor pseudo-racista del personaje. El impacto ya no es el que era: en Borat 2, las risotadas de antes se sustituyen por una sonrisa cómplice, conforme se nota el esfuerzo por hilvanar una nueva trama que justifique un segundo viaje a USA con una fórmula similar, intentando que el espectáculo no se resienta demasiado. Y algunas situaciones siguen funcionando: pese a poner todas las cartas sobre la mesa, abriendo con una concatenación de escenas que confirman que el mundo sabe quién es Sacha Baron Cohen, aún queda espacio para la broma gruesa. Pero en general, el cómputo global es tibio. Tibio hasta, claro, que la película se pone seria.
Lejos de mí desvelar nada de la trama (entre otras cosas, por haber firmado un documento que me lo impediría aunque quisiera), sí puedo confirmar que poco a poco, la cosa va tomando una forma bien distinta, y mucho más importante. La comedia en la que se toma el pelo a los rednecks de turno está bien, pero ya la hemos visto antes y mejor. ¿Para qué volver a las andadas? Bien, de repente se entiende el porqué del estreno de Borat: Subsequent Moviefilm en el momento en el que estamos, con el presidente de los Estados Unidos desafiando a lo científicos (y al sentido común en general); con una sociedad marcada por el auge de la extrema derecha, conatos racistas, negacionistas… próxima a un pasado del que deberíamos estar más que escarmentados; con el heteropatriarcado marcando aún nuestro día a día. Con Trump y sus secuaces. Que llegue una película que, si todo va bien, será vista por un montón de gente que tiene en sus manos la posibilidad de sacarlo de su trono, y señale con el dedo y sin miramiento alguno a unos y a otros… bueno, es de quitarse el sombrero.
Así, claro que se entiende, y se le perdona, que haya sido acabada con prisas. Que su humor esté un poco más forzado. Que la fórmula dé los primeros síntomas de agotamiento. Nada de eso pasa por la intención de Sacha Baron Cohen (o de los tropecientos guionistas que han colaborado con él, o del director Jason Woliner). Más que una película, esto es un llamamiento a filas (a urnas, más bien). Y eso la condiciona tanto ahora, por las mencionadas peripecias con tal de justificar su existencia, como en el futuro, pues a saber qué validez tendrá como película una vez acabado el reinado del infame presidente. Pero si lo que importa es la inmediatez, Borat 2 imprescindible, y a su manera, perfecta. Porque está en el lugar y el momento adecuado, como buen reportero. Y porque tiene dos huevazos. Y ovariazos, que la actriz Irina Nowak, hija en ficción de Borat, no se queda atrás y se expone a situaciones… delicadas. Como valor tiene la plataforma de video de Amazon, por atreverse a programarla, ojo.
Y diréis, ¿y a los que no tenemos que votar, qué? Pues vedla igual: descubriréis realidades incontestables que, en algún momento, incluso llegarán a haceros sudar frío. O a lo mejor confirmará lo que ya sabéis o intuís, pero escuece igual. No, si ya lo decía antes: menuda sorpresa. En especial para algunos…
Trailer de Borat 2
Reseña de Borat: Subsequent Moviefilm (Borat 2)
En pocas palabras
Segundo viaje de Borat a los EEUU con una película que es menos película que la anterior, menos graciosa, pero mucho más arma arrojadiza, y necesaria. Sacha Baron Cohen expone la cruda realidad de un país que tiene ante sí la oportunidad de cambiar las cosas, y arreglar un poco situación. Pero que para ello tiene que abrir los ojos… Y Borat 2 hace todo lo posible para ello. No es poco.