Crítica de Broker
El director japonés Hirokazu Koreeda firma su primera película surcoreana con Broker. Un particular road trip que vuelve a desafiar nuestras convicciones morales sobre lo que supone la creación de una familia. ¿Es posible realizar una película luminosa sobre el tráfico de bebés? Aparentemente sí.
Una joven adolescente abandonando un bebé, dos buscavidas con un nuevo modelo de negocio y una pareja de policías en plena investigación. En pocos minutos la película te presenta a sus protagonistas y quedan claras (o eso creemos) las motivaciones detrás del suceso que les une. De aquí en adelante arranca un viaje donde los blancos y negros se difuminan y con ello lo hacen nuestros prejuicios. Como ya demostró en anteriores trabajos, Koreeda se siente muy cómodo en la libertad de la otredad social. Aquí pone en tela de juicio la idoneidad de la paternidad y la legalidad suprema de la unión de sangre. Hay un momento en el que la película se acerca peligrosamente a un alegato antiabortista. Quizás sea por la diferencia cultural, la voluntad por plantear escenarios a discutir o una declaración de intenciones particular. Es uno de los pocos instantes donde los grises apuntan más a un color bien definido.
Es casi infantil la bien intencionada mirada del director nipón durante el resto del metraje. La comedia se hace con la mayoría de las escenas que sobre el papel suenan a un caso de abuso. Pero en esta misma perspectiva aniñada está la predisposición al perdón. Muchos de los personajes cargan con una culpa que les atormenta desde la oscuridad del silencio. En la aleatoriedad de su unión se encuentran con el hombro que soporta el llanto o una explicación que nunca se recibió. Cuesta mucho no ceder ante este masaje a los sentimientos.
Uno de los principales atractivos de Broker es su grupo de intérpretes. Desde Song Kang-ho (Parásitos) a Doona Bae (Sense 8), todos están fantásticos. No es fácil el rango que se les exige. De la comedia más absurda a el desgarro dramático. Un conjunto bien ensamblado y que hacen creíble lo rápido que se crean lazos entre ellos. Una apuesta por la colectividad que desafía de frente al individualismo actual.
Es pertinente la comparación con Un asunto de familia, uno de los anteriores films del director con el que comparte muchos elementos. De nuevo una atípica construcción de la familia, personajes que resuelven con carisma sus difíciles circunstancias y un modulación de las emociones exquisita. Desde luego la resolución en esta ocasión resulta mucho menos dolorosa. En su cargada suma de géneros aparece también el thriller. La línea argumental que quizás menos aporte al conjunto. Un desvío que motiva reacciones pero puede sobrecargar la, ya de por sí, disparatada trama.
La empatía con la que Koreeda retrata a sus personajes se contagia y logra que incluso los pasajes más oscuros sean una carga compartida. Entre ellos en la película y con nosotros, en un acuerdo no escrito al que estoy seguro que añadirás tu firma.
Trailer de Broker
Broker: Koreeda sigue encandilando
Por qué ver Broker
Koreeda vuelve con el mismo buen hacer de siempre. Una película muy agradable, que desborda carisma y cuestiona tus principios. Una maravilla.