Crítica de Brüno
Tras la gran sorpresa que supuso el descubrimiento de «Borat», ahora da el salto a la gran pantalla el tercero de los personajes de Sacha Baron Cohen en el programa «Ali G in da Show»: el periodista de moda austríaco gay Brüno.
Repitiendo la misma fórmula vista con el enviado especial de Kazajstán, «Brüno» sigue los pasos del personaje homónimo desde su desembarco en los EEUU, donde busca éxito y fama pese a su terrible, terrible condición: ser homosexual.
Una vez más por tanto, Baron Cohen y Larry Charles (el director) ponen al espectador ante la difícil situación de reírse como un descosido con el retrato de una sociedad terrorífica por su ignorancia e intransigencia, sólo que esta vez se juega la carta de la homosexualidad en lugar de la inmigración.
Sin embargo, seguramente a sabiendas del agotamiento de la fórmula, en esta ocasión se le da mayor relevancia a la excusa argumental, la de querer buscar fama a toda costa, lo cual lleva a “Brüno” a tocar, sobre todo en sus primeros compases, otros temas a cuál más escabroso.
Así, asistimos a momentos en los que Sacha Baron Cohen llega incluso a temer por su vida (cuando intenta llevar la paz a Oriente Medio), y otros en los que la imagen mostrada de los norteamericanos es de todo menos halagüeña: ahí está el casting de niños pequeños para un book de fotos, donde las madres llegan a consentir verdaderas atrocidades con tal de que su retoño se cubra de gloria (aunque ello implique cubrirse previamente de avispas o ácidos corrosivos).
Todo ello hace de la cinta una de las mejores comedias del momento, pues rara es la ocasión en que la risa da un respiro al espectador sin que por ello éste deba apagar neuronas, más bien todo lo contrario.
Sin embargo, queda algo en detrimento cuando se la compara con, de nuevo, «Borat», puesto que mientras aquélla mantenía cierta coherencia y autocontrol -a fin de exponer siempre de manera concisa su crítica de fondo-, en esta ocasión todo se presenta de manera sumamente exagerada, empezando por la personalidad de su protagonista.
Por ello, podría criticársele cierta desvirtuación conceptual resultando complicado, en más de una ocasión, encontrarle sentido a muchas de las situaciones que provoca Brüno en sus apariciones. Así, en alguna ocasión parece como si su único fin fuese provocar al personal, simple y llanamente (aunque no por ello menos divertido).
Con todo, aun desde el exceso y la aberración Sacha Baron Cohen y compañía se mantienen firmes en su empeño por retratar a la sociedad estadounidense (principalmente de la América profunda, aunque pasan por el aro representantes de toda clase y estatus), a la que muestran desenmascarada de ese disfraz de libertad y oportunidades del que tanto se vanagloria, y por tanto dejando ver su lado más intransigente y brutalmente ignorante.
Como de costumbre ante revelaciones de esta calaña, al final el espectador no puede sino sentir asco por los amos del mundo, una población que parece mentira que persista en el siglo XXI, el del progreso y la aceptación…
Por todo ello, lo nuevo de Baron Cohen vuelve a ser un film necesario por su inteligencia, ya que desde lo más cómico y descacharrante, desde la cutrez, la aparente estupidez y la (casi)cámara oculta, logra lanzar un mensaje claro y conciso: algo tiene que cambiar si la humanidad quiere realmente dar un paso hacia delante de manera decisiva. Si no, seguiremos asistiendo a espectáculos tan denigrantes como el del tramo final de «Brüno», y no me refiero precisamente al videoclip con Bono y compañía.
Bah, pero qué demonios, dejémonos de mensajes y denuncia: vayan a verla, que es tan sumamente divertida como desorbitada. Eso sí, absténgase todo el que sufra con penes, tetas, y sexo explícito de todos los colores en pantalla. Y patrióticos devotos de los USA.
8/10
Que ha pasado con "Sin pelos en la lengua"!!!!!!!!DIOS!!! a ti ni se te ocurra cerrar na…EH!!!!
"Y patrióticos devotos de los USA."
ja ja ja ja, que malo eres, capitán…
Mi dialogo preferido, la que mantiene con el reverendo que "cura la homosexualidad".
Reverendo-Estos labios se hicieron para alabar a Jesus.
Brüno-Naaa, se hicieron para otra cosa, solo que usted no los usa…
jajaja, tranqui nonasushi, yo no cierro ;)
Todo lo más, puede que algún día me mude… pero serías la primera en enterarte, no te preocupes!
Akeru, malo yo? nah, un angelito… en cuanto al momento que dices, sí, es de los mejores, aunque yo qué quieres, toda la escena de la "casa de sexo"… XD ya te digo que apenas paré de reírme! (y encima se portaron bien los niñatos del Cinesa Diagonal, por lo que encima pude disfrutar de la película sin problemas)
besitos a las dos!