Crítica de La casa del diablo (The House of the Devil)
Seguramente no sean pocos los que, como hice yo, hayan depositado grandes esperanzas en La casa del diablo, una típica película con haunted house que seguramente se hubiera perdido en los fondos de estantería de las tiendas de no ser por su espectacular promoción. No, evidentemente no es una publicidad que destaque por una gran inversión económica o agobiante invasión en los medios (para eso ya están 2012 y similares), pero los adeptos al cine de terror, en general, habrán quedado maravillados antes sus carteles y trailers, de un aire deliciosamente ochentero.
Además, los más fans del género (los que se bambolean en la fina línea que separa su afición de la enfermedad mental) no habrán pasado por alto el nombre de su director, que no es otro que el mismísimo Ti West encargado de llevar a cabo la esperada secuela de Cabin Fever, lo cual no hace sino dotar a la película que comentamos de un plus de interés.
Mejor pinta la cosa cuando a todo ello le sumamos quince minutos iniciales arrolladores, que confirman un homenaje tan impecable al terror de los ochenta que por momentos parece que hayamos retrocedido atrás en el tiempo: zooms constantes, títulos de entrada que pueblan buena parte de una pantalla cuya imagen se va congelando con cada nombre aparecido, encuadres, vestuario, maquillaje, actriz o y una banda sonora a base de melodías chillonas de pianos u organillos. Todo ello envuelve un argumento aún más clásico, el de la niñera que encuentra trabajo en una misteriosa y fantasmagórica casa alejada de la ciudad y habitada por una familia de lo más inquietante: elementos de sobra para enamorar al espectador, que si además logra visionar la película en una sala antigua y rústica, puede imaginar que está a punto de vivir una experiencia realmente única. El problema es que todo se queda en eso, en un «a punto de» que jamás llega a materializarse para desespero del respetable. En nada queda el que era uno los films con mayor potencial del género, a la postre un hito en desaprovechamiento.
Sería injusto decir que, una vez pasado el primer bloque argumental referente a la presentación de la protagonista y su entorno (por cierto, más que correcta interpretación la de Jocelin Donahue), el interés de La casa del diablo desaparece por completo. Evidentemente, queda por descubrir la dichosa casa, por lo que los primeros pasos de la niñera dentro de ella siguen manteniendo el ritmo del comienzo, siempre navegando entre el homenaje a los 80 y la creación de una atmósfera más que correcta en gran parte gracias a las características del propio lugar.
Sin embargo, a partir de ahí comienza un descenso continuo palpable a nivel de ritmo, emoción y atractivo: durante toda una hora (minuto más minuto menos), Ti West se dedica a grabar los paseos de la protagonista por los pasillos y habitaciones de la casa, sin descubrir nada de especial interés y por tanto echando por tierra la tensión lograda antes y cualquier posibilidad de asustar por medio de la sobrecogedora mansión. Lo único capaz de mantener algo de esperanza es una serie de ruidos nada espectaculares, que no esconden el hecho de que, a lo largo y ancho de tan eterno arco argumental, apenas ocurra un acontecimiento de relevancia, que evidentemente no puede ser explicado en estas líneas.
Tan sólo el último cuarto de hora (siendo muy generosos con la medición del tiempo) logra reavivar la llama apagada una hora antes. Cuando por fin se pone toda la carne en el asador, La casa del diablo se torna súbitamente en una obra maestra, una genial película de maníacos acosadores y virginales víctimas, tan evocador de viejos recuerdos como sumamente entretenido.
El problema es que cuando lo bueno arranca, queda demasiado poco para su conclusión, por lo que no sólo sabe a poco el subidón provocado, sino que además todo se sucede de manera excesivamente veloz, casi fugaz, llevando a tropiezos argumentales de vario tipo, confusión general y, pero aún, a determinadas justificaciones realmente demenciales que echan por tierra toda seriedad posible (entiéndase a nivel conceptual, no de carencia de diversión).
Es cierto que muchos títulos de la década que rescata West (y no sólo) pecaban de prácticamente los mismos males que ahora acarrea La casa del diablo, pero justamente por ello en su día seguramente muchos de ellos fueron vilipendiados y no fue hasta pasados varios años que se revalorizaron con el factor entrañable mediante. Y habla de ello un consumidor acérrimo de dichas películas.
El problema aquí radica en que, al no poder conseguir semejante argumento la que nos ocupa, los tiernos fallos de sus referentes se convierten en ésta en puro y duro tedio (quién sabe si a veinte años vista la cosa cambie), suponiendo un excesivo esfuerzo aguantar la media hora larga de metraje por tan escasos minutos de brillantez.
Suponiendo por tanto una de las oportunidades más desaprovechadas que se recuerdan, esta casa endemoniada suspende de la misma manera que lo hace su director, lo cual sirve de paso para rebajar al instante cualquier expectativa (¿?) puesta en la antes citada secuela de Cabin Fever.
Ahora bien, no me cabe la menor duda de que muchos disfrutarán de La casa del diablo, aunque siempre me quedará la duda de cuánto de ese goce es forzado por todo lo que la rodea.
Sinceramente, yo me aburrí como una ostra.
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Otro controvertido caso de retro-homenaje al terror ochentero; y otro controvertido ejemplo del cine de Ti West, amado por unos, odiado por quienes lo consideran sobrevalorado. El abuso de recursos técnicos de antaño se traduce en La casa del diablo en un tedioso ejercicio de onanismo cinematográfico.
Pude ver la película en el festival de Sitges y la disfruté muchísimo. Todo lo que no tiene de presupuesto lo tiene de pasión. Creo que formaba parte de la sección "NOVES VISIONS".
A mi me pareció una película llena de amor por el género y nada pretenciosa. No se que es todo lo que la rodea. Que el cartel es cojonudo es inopinable.
No entiendo que te guste el primer cuarto de hora y no te guste toda la parte intermedia. Si tiene practicamente el mismo ritmo!
Realmente parece una película de principios de los ochenta y es absolutamente recomendable para los fans del género. Entiendo por dónde vas con eso del goce forzado. Pero o te gusta la película o no te gusta. Yo la vi en el marco del festival de Sitges (siempre ayuda) y la sensación fue que la mayoría de los que estaban en esa proyección (las 11 de la noche de un jueves) se aburrieron soberanamente. Lo lamento por ellos. Es lo que tienen las películas de culto. Unos forzamos el goce, otros no las entienden.
Que la vea tu compañero John y comente algo al respecto. Por mi parte le pongo un notable y me quedo con la sensación de quedarme corto.
Me parece injusto y equivocado puntuar una película tan singular y tan llena de pasión y amor por el cine (de género) con un miserable 3,5.
TRELKOVSKY.
lo que la rodea es, justamente, ese (auto)bombo de homenaje/aroma/exploit ochentero, con mismos medios y técnicas.
Sobre Sitges, me atreveré a decir que yo la vi incluso en mejores condiciones que tú, ya que lo hice el día antes en la misma sala, pero a las 11 de la mañana, con el efecto del café en pleno funcionamiento, buena entrada de público fan(el único al que interesa la película a fin de cuentas, y ojo, que no lo digo en plan despectivo), y por tanto sin dar pie a cabezadas de ningún tipo.
En cuanto al primer cuarto de hora en relación a la siguiente hora entera, precisamente es por conservar el mismo ritmo (incluso inferior, que ya es un decir) que se acaba haciendo terriblemente cansina… ¡pero si es que no pasa nunca nada! Por ello, no es que no se entienda la película, creo que es más obvio su objetivo que simple su comprensión general, es que simplemente es un peñazo. De culto o no, eso depende de la suerte que tenga comercialmente, no nos engañemos. Si tiene éxito, del culto se pasa al sleeper, si no aparece ni en vhs a maldita… así va el tema de las etiquetas en películas que, en su mayoría, cuentan con fans (los que las llaman de culto) pero son tan irregulares como para resultar sumamente difícil su distribución comercial.
No sé, tu notable me parece tan excesivo como aquellos que tildan de obra maestra a "Mr Nobody" (que ya veremos si llega al 3,5 en mi valoración) y desde luego, por mi parte ni de coña le hago pasar a mi compañero el mal trago de su visionado, de él dependerá si se fía o no de ti…
Algún posible spoiler…
El comienzo de esta película es impecable. La estética, esa música ochentosa, la tensión provocada por el personaje del teléfono que aun no conocemos…
Después de la escena de la amiga en el cementerio, la historia se pone aburrida. Y de repente, en los últimos 15 minutos, todo pasa de manera rápida. Yo francamente no encontré muy verosímil el escape de la chica (drogada y con un demonio por ahí?).
Eso sí, el final me trajo recuerdo de Rosemary's Baby.
Lo más curioso que me pasó con esta película es haberla visto un par de días después Babysitter Wanted. De esa peli no esperaba nada y dentro de todo, me sorprendió.
Saludos!
es que pasan, de repente, tantas cosas en los últimos quince minutos, que hay un montón de escenas como la que comentas, de más bien dudosa verosimilitud. Que en teoría da igual, pero cuando pasa tantas veces, acabas arrugando la nariz.
De la tal Babysitter Wanted ni idea, buscaré a ver qué es!
Saludos
Coincidimos en una cosa… su inicio es pura esencia ochentera. En el resto, no comparto nada de lo que tu comentas.
Pongo en antecedentes, antes de ver esta, mi primer contacto con el cine puramente Ti West fue The Innkeepers. En esa ocasión, sin esperar nada, me encontré con una historia lenta, con personajes muy icónicos y sustos arrítmicos (por fuera del lugar lógico, no por falta de efectividad). The house of the Devil repite la misma formula.
West se toma su tiempo en recrearse (mucho… quizás en exceso) y en jugar al escondite con las amenazas reales, pero todos sus silencios y todos sus diálogos me parecen maravillosos y perfectamente medidos. La ausencia de recursos fáciles y conocidos hace que la "nada" sea realmente inquietante y terrorífica. Suena tonto, pero es la pura verdad. Sus dos protagonistas femeninas (Jocelin Donahue y Greta Gerwig) están brillantes.
Lo que creo que ha ocurrido es que tu esperabas una cosa completamente diferente, mientras que yo sabia lo que me esperaba.
Su final es un tema aparte y me parece el único momento que rompe con la magia de lo anterior. Es demasiado frenético y efectivista.
Me considero fan de este tipo de cine que promueve Ti West. Desde ahora mi protegido.
Hmmm… ausencia de recursos fáciles dices? Jejeje, tú no has visto mucho cine de serie Z de los ochenta, no? ;) No compro, sorry. Voy a decir de esta lo que tan bien apunta Xavi cuando habla de The Artist.
Es una película que homenajea el cine de otra época (en este caso, los 70-80). Pero que de haberse estrenado en los 70-80, hubiese pasado como una película muy, muy mediocre.
Ya ves, a veces, MUY de vez en cuando (XD) Xavi dice cosas molonas, lemas de esos que se quedan en tu cerebro y los sacas después donde más te conviene. Este chico…
En fin, que a lo que iba. No creo que sea que me esperase otra cosa. Lo cierto es que cuando vas a Sitges (Que es donde la vi), sueles ir sin tener ni pajolera idea de lo que vas a ver, entras a ciegas y tan sólo sueles demandar un par de cosas a las películas en cuestión. 1-que entretengan 2-que asusten (las otras cosas, lo de "que sea buena" etc, se lo exiges tan sólo a las que ya sabes que vas a ver, rollo Holy Moors y demás).
Esta no me provocó nada de lo segundo, pero desde luego, mucho menos de lo primero. Me aburrió soberanísimamente, tanto como para no querer saber nada más del dichoso Ti*.
*Y cuando me lo volví a encontrar, otro motivo más para odiarle. Su corto en ABCs of Death es de vergüenza ajena no sólo por malo (al final, la mitad de ellos lo son) sino por falta de originalidad, de esfuerzo, y de haberse querido tomar un poquito en serio la cosa, que es lo que al menos hicieron los otros 25 directores. Vamos, que encima el tío va de listo. #Asco