Crítica de El caso Kurt Waldheim
El Atlàntida Film Fest de Filmin recupera el mejor documental de Berlín 2018. De por sí, esta frase ya debería ser lo suficientemente atractiva como para hincarle el diente.
Pero es que además, la directora Ruth Beckermann se saca de la chistera una película que si bien hable de hechos (tristes como ellos solos) que ocurrieran hace ya varias décadas, su discurso es tremendamente actual. Y además, El caso Kurt Waldheim es tan adictivo como, no sé, The Jinx. No se me malinterprete, poco tienen que ver el entramado de la miniserie de la HBO con este documental, ni en su tono ni en el impacto de su trama. Pero en ambos casos se habla de apariencias, de personajes con más sombras que luces, y con las mentiras masivas que se acaban convirtiendo en verdades por el mero hecho de repetirlas.
El film se centra en el programa político de Kurt Waldheim, en la carrera por la presidencia de Austria a mediados de los años 80. Venía de ser secretario general de las Naciones Unidas, por lo que sobre el papel pintaba de vicio. Que se pareciera más a Freddy Krueger que a otra cosa, y que sus gestos con las manos (que cuentan con su protagonismo en el metraje) fuesen de todo menos amigables, poco importaba. Que se empezara a decir de él que había sido nazi, quizá ya empezó a picar algo más.
Beckermann aprovecha la doble moral que se generó entonces, entre quienes veían a Waldheim en la presidencia austríaca y quienes preferían verle entre rejas, para enarbolar un documental que juguetea con la intriga, así como con el humor negro. Pero que sobre todo destila una mala leche interior (la película es de lo más contenida, de ahí que no se exteriorice en ningún momento) debida a la constatación de que este hecho, con sus matices, sigue ocurriendo. Sólo hay que ver cómo está el panorama político español, en el que nada afectan cajas B, medidas totalitarias o adicciones a sustancias de dudosa proveniencia a la hora de convertirse en la fuerza política de mayor peso, o casi.
Es en ese discurso tan radicalmente actual, donde la película da en el clavo y obliga al espectador a la reflexión. Una película que, por lo demás, se antoja de ritmo ágil aunque algo desigual, y que no sorprende demasiado en sus formas, pero se presenta de manera lo suficientemente fresca como para llegar al público mayoritario. No lo hará, claro, pero es una pena: tiene que verse, y tiene que debatirse.
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Documental de reflexiones tremendamente necesarias a tenor de lo que se está viviendo en Europa a nivel socio-político. Además, bien contado y lo suficientemente interesante como para mantener intacta la atención del espectador.