Crítica de Cazafantasmas (2016)
Marchando una de reivindicaciones, que es para lo que un servidor parece estar últimamente. Y eso que por falta de tiempo, no pude recomendar esa obra maestra del petardeo cinematográfico que es la secuela de Independence Day, truño disfrutabilísimo donde los haya, y película del verano a mi juicio, a falta de ver Star Trek: Más allá. Decía que toca reivindicar, porque me parece absolutamente demencial lo ocurrido con Cazafantasmas, gran apuesta de Sony por encontrar una nueva franquicia generadora de millones, que se saldará con pérdidas de entre 50 y 70 millones de dólares, según leo. ¿Qué demonios ha ocurrido para semejantes resultados? ¿De verdad somos tan rematadamente subnormales como para renegar de una película porque unos cuantos trolls de Internet la hayan puesto de vuelta y media tan sólo por incompensibles furias anti-fémina… antes de haberla visto siquiera? ¿O es realmente tan mala como se vaticinó en su día vía Twitter? Imagino que ya habréis intuido que si hablo de reivindicaciones es porque pienso que somos todos gilipollas, en lugar de renegar de una película con la que me lo he pasado, francamente, teta.
Establezcamos un primer pilar para todo este tinglado: no, Cazafantasmas no es la película que debería haber sido. No es esa gloria cómica que vaticinaba su potencial tanto histórico (intocable la primera entrega, olvidada del todo la segunda) como creativo: Paul Feig dirigiendo de nuevo a Kristen Wiig y Melissa McCarthy tras La boda de mi mejor amiga, Cuerpos especiales o Espías; Kate McKinnon y Leslie Jones; Chris Hemsworth en un papel cómico otra vez; cameos a tutiplén… El material para marcar un hito en la comedia, relanzar por todo lo alto la maquinaria Ghostbusters y embolsarse cuatro perras era inabarcable y sin embargo, el resultado final queda en una comedia de acción y terror plagada de gags, pero carente de aquel extra que se esperaba de semejante equipo, parido en SNL; un homenaje que se entiende a la perfección, pero no acaba de dar con el punto de nostalgia (¿magia?) que todos deseábamos; y un producto cinematográfico con, aquí y allá, suficientes lagunas como para colocarlo en lo más bajo del casillero de películas de Feig (un malo prácticamente carente de fuerza, un argumento demasiado previsible, chistes que no funcionan…).
Vale, sólo que la filmografía del director y guionista, en especial de un tiempo a esta parte, es prácticamente intocable, y situar Cazafantasmas por la parte baja tan sólo significa hablar de una comedia más que correcta. Lo cual, en los tiempos que corren y con Adam Sandler todavía campando a sus anchas por Hollywood, tampoco es moco de pavo. Quizá no emocione ni sorprenda, pero entretiene y es capaz de generar sonoras carcajadas, y pese a que le hubiera venido bien un tijeretazo (se acerca peligrosamente a las dos horas de metraje), en líneas generales la fiesta es de aquellas a las que vale la pena acudir por más que no sean el acabóse. El limpiado de cara, en fin, es más que correcto, y su condición de prólogo y puesta en marcha sobradamente demostrado, con un apartado para el terror bastante cuidado gentileza de CGI resultón, otro para el humor que encuentra en un Hemsworth (en plan robaplanos) un inesperado aliado para el éxito, e incluso para empezar a dibujar a cuatro personajes que podrían haber dado muchas alegrías en el futuro. «Podrían» y no «podrán», puesto que en vista de los resultados, la secuela se antoja cuanto menos improbable. Negándome a creer que se deba a cuestiones de un machismo troglodita, quiero pensar que el motivo del fracaso es uno que ya se ha mencionado antes: que Cazafantasmas es sólo correcta, muy correcta, pero no gloriosa. Y entonces, uno se pregunta la necesidad de su existencia.
Cierto es que no tiene nada que aportar, que no mejora a la original, y que aunque tenga los suficientes ovarios como para reivindicar partes argumentales de la segunda y defenestrada parte, se queda a medio camino de todo. Ni es la comedia definitiva, ni el remake definitivo, ni el homenaje ídem. Pero sigue siendo un entretenimiento perfectamente válido, divertido y trepidante a partes iguales y, por consiguiente, perfecto para la época estiva en que se ha estrenado. Puede que lo haga sin magia y a marchas forzadas, pero sí es capaz de trasladar al espectador a otra época, 30 años atrás; y aunque lo desaproveche más que otra cosa, la posibilidad de ver interactuar a semejante reparto cómico bien acaba haciendo de Cazafantasmas un espectáculo-palomita al cien por cien: tan disfrutable como vacío. A mí me vale, y tampoco sé qué esperabais los demás.
Trailer de Cazafantasmas (2016)
https://www.youtube.com/watch?v=fJV810vgOQw
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Cero que aportar, pero eso ya lo sabíamos. Sin embargo, se convierte en un divertimento de aúpa si se dejan los prejuicios a la puerta.