Crítica de Cincuenta sombras de Grey (Fifty Shades of Grey)

A nosotros también nos va lo duro. Así que si nos toca ver Cincuenta sombras de Grey, lo hacemos deglutiendo su versión alargada (jeh) y sin cortes. No hemos leído el libro, no tenemos ni pajolera idea de la fidelidad de su adaptación cinematográfica, y nuestro interés por verla es nulo. Pero ya puestos, a por ello con todas sus consecuencias. Y eso que tenemos que partir de una premisa necesaria antes de seguir escribiendo (y vosotros leyendo): no podemos valorar esta película al no poderse considerar siquiera como película, sino como un fenómeno que nos es completamente ajeno. La versión en imágenes a cargo de Sam Taylor-Johnson, de la primera ¿novela? de la saga de E. L. James tiene una única función… vale, dos: primero, obviamente llevarse una millonada. Pero segundo, y último, satisfacer a los (las) fans. Hasta ahí sus aspiraciones, que según entendemos, tampoco han sido del todo alcanzadas, pues bien pocos son los espectadores que han quedado satisfechos tras el visionado del invento, bien porque los protagonistas no se acercan demasiado a lo que ellos habían imaginado, bien porque no transmite las mismas sensaciones que en su versión impresa. No lo sabemos. Y lo dicho, no podemos valorarla como película.

Porque si lo hiciéramos, tendríamos que empezar por poner en tela de juicio su argumento: dedicar más de dos horas de metraje a un chico conoce chica, seguido de chico quiere hacerle de todo a chica, se antoja cuanto menos cuestionable si no se tira de desarrollo profundo de personajes, y en su lugar se limita todo a ver si ella acepta o no. Si tuviéramos que analizar Cincuenta sombras de Grey como si de una producción al uso se tratara, deberíamos echarle en cara no sólo la escasa, casi nula fuerza de su subtexto, sino sus burdas metáforas de garrafón o una evolución de personajes prácticamente inexistente (ella sólo debe decidir si acepta o no ser una sumisa, él sólo debe conseguir someterla; todo el background que pueda uno esperar de uno y otro protagonistas queda en agua de borrajas). Y claro, entre eso y su irrisorio entramado, no suman la fuerza suficiente, ni de lejos, que pueda aguantar todo el tinglado. Castillo de naipes que tarda exactamente 35 minutos en venirse abajo (desde el momento en que chico conquista chica) demostrando en su interior una moraleja tan retrógrada y misógina que si estuviéramos hablando de una película normal, debería ser denunciable. Pero por plagio, más que otra cosa.

Y es que por mucho que E. L. James empezara su andadura en la literatura (ay) imaginando a los dos personajes de la saga Crepúsculo en otras situaciones, el resultado final es poco menos que un plagio en toda regla de 9 semanas y media, sazonando el conjunto con unas gotas de Una proposición indecente. Sólo que sin la misma fuerza ni capacidad de remover al espectador que sí tenían estos dos, mediocrísimos, títulos. En lo que sí se parecen una y otras es en una puesta en escena próxima a la tv-movie: si hubiese que analizar los valores cinematográficos de Cincuenta sombras de Grey como si de una producción normal de 2014/15 se tratara, la cantidad de caspa aglutinada por fotograma sería alarmante. Desde sus escenarios a su fotografía, pasando por el repertorio musical digno de los 40 principales (a excepción del Beast of Burden) y acompañando por un Danny Elfman que parece haber confundido proyectos y estar musicalizando los tiempos de espera en el interior de un ascensor. Todo está desfasado, todo pinta pobre, indigno de la gran pantalla, a veces incluso ridículo: atención a la supuesta liturgia que pretende sacarse de las escenas de sexo. Y desde luego, sus intérpretes no se quedan atrás.

No tanto por Dakota Johnson, todo lo convincente que puede resultar en su papel de universitaria buenorra pero virgen (¡JA!) que pasa chupa un boli con la palabra Grey estampada en él y a la mañana siguiente (como quien dice) ya está recibiendo latigazos del mismo. Si no por un embobado Jamie Dornan que farda a lo largo y ancho de las más de dos horas de metraje de una única expresión facial. La misma que cuando Will Smith imita a Tommy Lee Jones en alguna de las secuelas de Men in Black. Sólo que, claro, aquí la cosa va como en serio. Si tuviéramos que reseñar Cincuenta sombras de Grey como si de una película normal se tratara, no podría pasarse por alto tamaño error de casting, que lleva al tándem Mickey Rourke-Kim Basinger a la altura de Oscar.

Pero vamos, aquí no importa que nos topemos con un producto desfasado, aburrido, incapaz de despertar sentimiento alguno en el espectador más allá del rechazo (por su ¿moraleja? burdamente hilvanada), equivocado en todas y cada una de las decisiones que toma, alargado, inocuo, en las antípodas de lo tórrido y pésimamente dirigido e interpretado. Aquí importa mover a los feligreses a una sala de cine, y darles en imágenes lo que ya consumieron, y muy a gusto, en papel. ¿Lo ha conseguido? No podemos responder a ello, ni tenemos intención de averiguarlo.

Y en el Blu-Ray…
Fiel a su cumplimiento de expectativas con las grandes citas, la Universal estrena en formato doméstico por todo lo alto: el Blu-Ray de Cincuenta sombras de Grey cuenta con las dos versiones de la película, tanto la estrenada en cines como la (mínimamente) alargada, fardando en ambos casos de una imagen impecable: gran definición durante la mayor parte del metraje (aquí y allá pega algún bajón momentáneo, máxime en las escenas añadidas) y espectacular gama de colores, naturales, contrastados, y saturados cuando toca (las escenas en la sala de juegos). Por su parte, el audio se limita a cumplir con un master DTS-HD 5.1 en versión original que tampoco requiere de grandes aspavientos.

El disco viene, además, cargadito de extras:

  • Avance de Cincuenta Sombras de Grey: un teaser de la siguiente entrega de la saga.
  • El mundo de Cincuenta Sombras de Grey: recopilatorio de clips de entre 2 y 10 minutos de duración; un total de 16 cápsulas promocionales centradas en los diversos personajes, sus intérpretes, sus vestuarios, etcétera.
  • Detrás de las sombras: una featurette de 20 minutos centrada en el trasvase de la página a la imagen, y cómo se rodaron algunas escenas (las de sexo entre otras).
  • E. L. James y Cincuenta Sombras: breve (poco menos de 6 minutos) entrevista a la autora del libro.
  • Cincuenta Sombras de Grey: El placer del dolor: otro clip de unos 10 minutos.
  • Piso de Christian: Visita de 360° del set: si bien ya se le dedica alguna capsulita breve al apartamento de Christian Grey, aquí se ahonda un poco más en materia (26 minutos en total).
  • Vídeos musicales: dos videoclips de la película.
  • Imágenes del rodaje de Earned It: Cómo se hizo uno de los dos videoclips.
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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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