Crítica de Cirkus Columbia

poster cirkus columbiaEl debut de Danis Tanovic fue cuestión de llegar y besar el santo. El Bosnio estrenó en 2001 una producción que no sólo llegó a traspasar todas las fronteras, sino que dio mucho que hablar entre los espectadores, se convirtió en un pequeño clásico reciente, y acabó alzándose con Globo de Oro y Oscar a la mejor película extranjera (entre otros premios como la Palma de Oro de Cannes o el premio del público de San Sebastián). La película en cuestión era «En tierra de nadie». Una década y tres películas internacionales después («11’09»01″, «El infierno» y la reciente «Triage»), el hijo prodigio vuelve por sus fueros con «Cirkus Columbia», cinta que sitúa la acción poco antes de lo narrado en la opera prima, es decir, en los instantes precedentes al estallido de la guerra que enfrentó a serbios y bosnios. En ese clima de tensión latente, Tanovic encuentra un pequeño pueblo al que manda a un hombre de regreso a casa tras veinte años de exilio en Alemania. Lo hace con una mujer jovencísima y despampanante, con un vistoso Mercedes y los bolsillos llenos de dinero… y lo primero que hace es desahuciar a su ex-mujer de su casa. Eso y la posterior pérdida de su gato activan un mecanismo que afecta principalmente al hijo que durante esas dos décadas ha vivido junto a su madre, quien de golpe y porrazo se ve obligado a lidiar con cuestiones totalmente nuevas en lo que a sentimientos en general se refiere. Y en medio de todo esto el espectador, que de reojo sigue pendiente de los graves acontecimientos que están a punto de suceder…
Ahí, en la habilidad por no hablar prácticamente nunca de manera directa de la historia del país, pero forzar al público a estar siempre sobre aviso mientras se desarrolla la pequeñita trama de sus cuatro personajes, es donde reside la gran baza de lo último de Tanovic. Una hábil estrategia, la suya, que pasa precisamente por ajustar el zoom y descartar (sólo de forma aparente) todo lo que no involucre directamente al cuarteto, dejando ese material en el marco del lienzo. En sentido literal: no son pocas las ocasiones en que mientras uno busca a un gatito extraviado por la calle, al fondo de la misma se ven pasar coches militares; que momentos antes de cambiar la emisora, desde la radio se logre escuchar algo sobre Croacia; o que, aunque a la hora de la verdad apenas diga nada a respecto, uno de los secundarios forme parte del ejército serbiobosnio.
Pero Tanovic tiene mucho más que contar. Sirviéndose de estrategias similares, el director y guionista de la película quiere también retratar a un pueblo en general partiendo de un pueblecito en concreto que le haga de reflejo. Así, aprovecha el desalojo inicial (por cierto, a toda una Mila -Danielle Rousseau- Furlan) para retratar perfecta pero implícitamente la situación del país, la relación entre el hombre y su nueva novia para hablar de la sociedad y de sus puntos de vista en relación a sexos, y la propia llegada de ese ilustre ex-vecino para retratar puntos de vista, opiniones generales, y dibujar el contraste entre lo de dentro y lo de fuera. Y en medio de todo ello, un argumento tirando a salido de madre, con relaciones personales inesperadas, nimios sucesos que movilizan a todo un barrio, y excentricidades de diversa índole. Todo muy esperpéntico. Muy de circo.

 

En el otro lado de la moneda, ay, toca hablar de un gatillazo inesperado: mientras por un lado saca a relucir un buen puñado de virtudes notables, por el otro el guión da síntomas de males impropios del nivel de lucidez recién expuesto. Y es que a su caracterización social y caricaturización del conflicto bosnio, le acompaña un entramado previsible y poco motivador, que tira de recursos fáciles y tuerce hacia lo peliculero siempre que tiene opción (en especial en un su último tercio). Por consiguiente, a la mínima que desaparece su doble discurso, o que el cinismo y el humor punzante dejan paso al desarrollo de su argumento puro y duro, «Cirkus Columbia» pierde enteros. Y peor, se convierte en bola de nieve: le acaban pesando sus 105 minutos, se hacen más evidentes sus (obvias) limitaciones de recursos, y queda bien palpable la diferencia entre el Tanovic guionista y el Tanovic director, mucho menos estimulante el segundo que el primero. Problemillas que evitan hablar de una obra cinematográfica fundamental, pero al César lo que es del César: quien vaya a verla puede quedar ampliamente satisfecho con una película inteligente, diferente, fresca y mucho más grave de lo que aparenta. Y eso es de agradecer, oigan.
7/10
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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. Ahora llego de verla. Una maravilla de película. Casi perfecta, en mi opinión.

    Saludos

  2. Hola Edu,
    Pues ya digo, yo creo que falla cuando recurre a cosas tanpeliculeras, tan facilonas. SPOILER por ejemplo, al hecho de encontrarse a su amigo en el bando rival, lo de su padre reaccionando al último momento…. hasta la relación entre chico y madrastra me parece demasiado falta de… ¿inquietud? No sé…

    Saludos y gracias por pasar!

  3. Yo lo del amigo lo entiendo como una referencia al cainismo de este tipo de guerras, y no lo veo forzado, creo que el guión se encarga en bastante medida de justificarlo explicando de quién es hijo.

    SPOILERS
    Lo del padre era bastante previsible. No le adjudicas uno de los puntos de vista a un personaje tan odioso si luego no va a corregirse de alguna forma.

    Lo único que no acabo de entender es la (y sigo con SPOILERS) apertura de la subtrama del exalcalde comunista, que dice que va a volver con compañeros y del que nunca se vuelve a saber nada. Yo reconozco que imaginé que esa trama tendría mucho más peso que la del gato.

    Saludos

  4. No sé, yo creo que no hacía falta recurrir a esa… caricaturización del personaje, por mucho que su fin acabara siendo el mismo (al amigo me refiero) y se expusiera a lo largo de los minutos anteriores. No sé,me desconcertó que fuera tan naif por así decirlo, había formas más sutiles de llegar a ello.

    En cuanto a lo del padre… ídem. Es como muy repentino ese giro. Demasiado forzado aunque, obviamente, se tenía que ir hacia esa dirección. No sé, quizás lo exprese mejor ahora: pienso que hoy en día, la gracia está en contar lo mismo de siempre (porque ya todo está contado) pero hacerlo de otra manera, acudiendo a sutilezas, a cambios progresivos…o algo! (llevo demasiadas horas despierto y es muy pronto, no me lo tengas muy en cuenta!!)

    En cambio, lo último que a ti te parece mal, a mí no, ya que la gracia de Cirkus Columbia, creo, pasa percisamente por empezar a dibujar una situación, y de golpe dejarla y recurrir a otra infinitamente más "pequeña". Como el tema del gato, que se pone por encima de lo que pueda suponer para los ciudadanos del pueblo el pensar siquiera en la guerra. Esto, en el fondo, va por ahí: hablamos de política, de principios y tal (personificados en ese personaje) y de golpe bah, a quién le importa. Es mejor saber si ese se liará con aquella o no. Como en la vida real, vamos! ;)
    Seguramente luego vuelva a releer todo esto y me parezca ridículo, conste en acta!

    Saludos de nuevo!

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