Crítica de Crudo (Grave – Raw)
De Suspiria a Cisne negro, pero también de Scream a Scary Movie. De la práctica totalidad del cine de género con una protagonista femenina (también masculino, pero en menor medida) en fase de cambio, descubrimiento y desarrollo, sabemos que la adaptación a esa nueva etapa no es fácil. Es un proceso que puede generar o destapar traumas ocultos, que en la vida real se traducen en bulimias, suicidios, o trastornos varios (tampoco nos pasaremos de extremistas ahora), mientras que en la ficción puede adoptar formas de asesinatos en serie, fantasmas… O caníbales. En el caso de Crudo, una joven, niña ejemplar, vegetariana, educada y toda la pesca, empieza la universidad en la facultad de veterinaria, en la que por cierto está también su hermana mayor, mucho más díscola; tarda poco en experimentar cambios, motivados por ciertas variaciones en el menú, que a su vez tardan poco en dejar patente su condición de alegoría para un film que, como suele ser habitual, habla de cuestiones mucho más trascendentales de lo que indica su anécdota argumental.
Y hasta ahí bien, sólo que con eso, la directora Julia Ducournau parece conformarse. Y ojo, que tampoco es moco de pavo: de esta manera, consigue llevar a buen puerto un thriller comercial pero más arriesgado de lo habitual, sobre todo por su estilo… crudo, justamente. El film no cede demasiadas concesiones cuando de aligerar la carga del espectador se refiere, y de hecho se recrea bastante en las escenas más aprensivas, así como en la gestación de un marco gélido e incómodo, haciendo de la universidad un escenario francamente pesadillesco por vía de una banda sonora desasosegante, una fotografía lúgubre y ubicaciones en que, por uno motivo u otro, la respiración se hace difícil. Tanto como tiene que serlo para la protagonista; a la causa de Ducournau acude el reparto, del que destaca una sorprendente Garance Marillier, asumiendo con pulso firme su arriesgado papel. En fin, propuesta sólida, disfrutable, y buena muesca que asestar al cine europeo de género tras una fase de silencio más prolongada de lo deseado.
Pero. Pero resulta que el riesgo llega hasta cierto punto y que a la hora de la verdad, el desasosiego queda en la superficie. A la postre, Crudo no va ni un solo paso más allá de lo que títulos como los citados al principio ya habían caminado, aportando poco y menos al género. Lo que provoca que el film de Ducournau acabe bajando enteros, acercándose peligrosamente a la etiqueta de mero exploit, de telefilm hinchado. Hasta se podría tildar de gratuita (esa escena en el baño tan pasada de rosca… para caer en saco roto). Sensaciones que se tornan más evidentes conforme emprende la recta final, hasta llegar a una conclusión que a punto está de echar todo el trabajo por tierra, erradicando de un plumazo buena parte de las alegorías que, en teoría, tendría que llevarse el espectador a su casa para trabajar a consciencia. Y así, con las pulsaciones tan por debajo de lo que se intuía al principio, es como Crudo pasa de una obra devastadora, a un entretenimiento más que correcto, sin duda, pero comercial, blanquito y, en definitiva, listo para el gran público (con razón la distribuye la Universal Pictures). Hay ideas, conceptos y metáforas interesantes, pero de ahí no pasa; si además de cruda, nos la hubieran servido menos masticadita…
Trailer de Crudo
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Una película visceral tanto en forma como en fondo, que sin embargo no acaba de apuntillar. Con todo, el mal rato está garantizado.