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Crítica de Inu-Oh

El noh es una expresión artística japonesa a caballo entre el teatro musical y la danza, de corte dramático y elegante, y por la que se cuentan leyendas y mitologías autóctonas. Su popularidad ha ido fluctuando con el paso del tiempo, hasta convertirse en patrimonio de la humanidad desde 2001 y, para refrescarnos la memoria (o más bien, para descubrirnos su existencia a muchos de por aquí), nos llega una película única, en el sentido más estricto de la palabra. Inolvidable, por el mero hecho de no haber visto nunca nada parecido.

La nueva obra de Masaaki Yuasa es un anime musical que adapta El cantar de Heike (según la visión reciente de Hideo Furukawa), epopeya de dimensiones equiparables a la Odisea de Homero. Mediante la figura del propio Inu-Oh, la película busca respetar la estructura del noh, siendo una sucesión de episodios que se narran por vía de una pieza musical. Estamos pues, ante un concierto puro y duro. Poco se diferencia Inu-Oh del Stop Making Sense de los Talking Heads o el Shine a Light de los Stones, de no ser por dos factores fundamentales. El primero, que las coreografías del artista son imposibles, fascinantes, un reto para lo que el espectador tenía como nociones del espectáculo cinematográfico. La imaginación de Yuasa se desata en una película arrolladora para los sentidos, que llega a los límites de las convenciones creativas, lógicas o hasta físicas y… se los salta. El segundo, claro, la animación: y es que no había otra manera de poner en celuloide el derroche creativo del aparato audiovisual que acompaña las letras de los temas. Un batiburrillo cromático y de estilos que va acrecentándose con el paso de los minutos hasta dejar noqueado al público.

Inu-Oh es, en definitiva, una maravilla sin paliativos. Sin embargo, si no se es conocedor de tales cuestiones de la cultura nipona, no se siente como tal, sino como un desafío. Una prueba de esfuerzo que obliga a atender a unas historias extrañas, contadas por vía de canciones con todo lo que ello supone a nivel de poesía, elipsis, y tempos narrativos en general (por no decir la atención extra de unos subtítulos ajenos, justamente, a lo prosaico). Más leña: Yuasa incluye un entramado que funciona a modo de unión entre un capítulo y otro, igualmente raro y exigente.

Es una película complicada para la mayoría del público… pero eso no hace sino agrandar sus dimensiones. Porque el cine tiene que ser un reto, el cine tiene que buscar la incomodidad del espectador por vía de seguir ofreciéndole lo inesperado. Y creedme cuando os digo que pocas películas hay que lleguen a pervertir tanto nuestra comodidad consumidora. Inu-Oh es obligatoria por ser la propuesta más original de los últimos años. La que más abiertamente nos hace saltar al vacío, la prueba más desafiante que ha pasado por carteleras. Y además es visualmente preciosa. Si la fiesta no es redonda es sólo porque sus canciones son de éxito desigual, un mix entre J-Pop y Queen que a veces no logra la épica que busca.

Por lo demás, seguramente la mayoría no entremos en ella como Yuasa se espera, y no la disfrutaremos como hacemos con Mi vecino Totoro: es tan diferente a todo lo que nos es habitual, que la distancia entre platea y pantalla es inevitable. Como inevitable (y bienvenida) es la sensación de haber asistido a algo no sólo único, sino necesario: la confirmación de que aun a día de hoy, con todo contado y todo inventado, hay margen de sorpresa en una sala de cine. Y esto es de un valor incalculable. Tenéis que vivir la experiencia.

Trailer de Inu-Oh

Inu-Oh: difícil pero gratificante
  • Carlos Giacomelli
3.5

Por qué ver Inu-Oh

Concierto de corte épico y con pasajes alucinantes para los sentidos, Inu-Oh se descubre como la prueba perfecta de que, a día de hoy, el cine aún puede ser un reto para el espectador. Claro, que también puede ofrecer satisfacciones inmensas, como confirmar que la originalidad aún existe.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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