Crítica de La búsqueda: el diario secreto
Esta vez, Ben Gates (Cage) deberá lavar el nombre de uno de sus antepasados, acusado de ser uno de los conspiradores del asesinato del Presidente Lincoln. Para ello, deberá descubrir qué secreto se esconde tras el diario que poseía el verdadero asesino, John Wilkes Booth, que habla de un tesoro de proporciones inauditas…
Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Eso deben de haber pensado Bruckheimer, Turteltaub (director, de nuevo, de la función) y compañía, ya que en este adrenalítico blockbuster se repiten y potencian tanto los puntos fuertes como los débiles de la primera búsqueda. Partiendo de un guión completamente absurdo (mención especial para el imposible encuentro de Gates con el Presidente de los EEUU), se nos presenta pues un impresionante torbellino de alocadas situaciones en constante ritmo ascendente, que si bien la mera idea de tomárselo en serio se antoja del todo descabellada, no menos cierto es que supone algo más de dos horas de pura diversión.
Emocionantes escenas de acción traducidas en persecuciones, tiroteos o inundaciones animan en todo momento el metraje, haciendo inevitable no enfrascarse de lleno en la aventura, por muy reticente que se intente uno posicionar.
Y eso que motivos para ello no le faltan. Al rocambolesco guión hay que sumarle unas actuaciones muy por debajo de lo esperado de las que solo se salvan los correctos Harris y John Voight, que parecen los únicos que realmente saben dónde se han metido. Nicolas Cage vuelve a demostrar que su Oscar fue una mera coincidencia y brinda una deplorable labor encarnando al personaje principal. Sus ya habituales muecas se elevan a la enésima potencia, hasta resultar demasiado enervante (véase su cara después de haber sido fotografiado por una cámara de video vigilancia). Y lo mismo ocurre con Helen Mirren, que reduce su actuación a una sucesión de gritos y miradas desorbitadas, así como con el resto de secundarios.
Además, “El Libro Secreto” falla al querer asemejarse demasiado a la trilogía de Indiana Jones (sobretodo en su tramo final) puesto que palidece ante las soberbias obras maestras que en su día parieron Spielberg y Lucas.
Pero como decía al principio, son detalles que quedan irremediablemente en segundo plano, en pos de una epopeya de acción y aventuras que mantiene en todo momento el pulso y atrapa a todo espectador que sepa apreciar el cine de consumo rápido. Poco importa el sinsentido de su base argumental (América sigue envidiando la historia de Europa), si a cambio nos ofrecen escenas tan espectaculares como la persecución por los callejones de Inglaterra, o la que enfrenta a sus personajes a una plataforma colgante.
Escenas, estas, que se disfrutan con todo detalle, ya que Turteltab demuestra que conoce el género y rueda de manera elegante y firme, sin complicarse la vida con confusos montajes
La segunda parte de «La Búsqueda» llega pues dispuesta a convertirse en la película de las navidades, algo que consigue con pasmosa facilidad, ya que se traduce en un deleite visual continuo sumamente entretenido. Abstenerse todo aquél que se espere un mínimo de calidad argumental o interpretativa, eso sí.
5/10