Crítica de Nameless Gangster
Vaya por delante que Nameless Gangster: Rules of the Time es una buena película. Como ejemplo de cine de mafias surcoreano, tal vez sea de los mejores que hemos visto esta temporada. Su historia, que entremezcla ficción con hechos acaecidos realmente, tiene un poco de todo: un entramado que abarca un lapso de varios años, policías corruptos, clanes de mafiosos, algo de acción… Y además tiene la virtud (cada vez más olvidada por aquellas latitudes) de buscar en todo momento la condición de cine pensado para la gran pantalla, como el gran espectáculo que siempre debería ser. Lo que se traduce en una factura exquisita, sumamente cuidada y válida, per se, para garantizar una buena inversión de sus dos horas y cuarto de metraje. Luego está todo lo otro. A saber: que ya empezamos a estar hasta las narices del aluvión de películas prácticamente idénticas llegadas desde el lejano oriente; y que Nameless Gangster apuesta tan, tan fuerte por la sobriedad, que la jugada puede acabar volviéndose en su contra. Vamos, que la parquedad de su desarrollo puede hacérsele muy cuesta arriba a más de uno.
De la primera pataleta no hay mucho que decir. Se trata de una circunstancia que si bien sí creo que deba achacársele a la cinta de Yun Jong-bin, debe hacerse tan sólo de manera indirecta. Se puede aplicar tranquilamente aquello de «de haberse estrenado antes sería un referente del género» (aunque bien cierto es que también puede verse el otro lado de la moneda: se ha subido al caballo que más corre). Puñetas aparte, la verdad es que por muy bien que se presente, Nameless Gangster no logra evitar esa sensación de más de lo mismo que empaña la práctica totalidad de producciones que nos llegan de Corea del Sur.
De la segunda queja, ese sosiego extremadamente contenido del que hace gala en todo momento, sí se puede sacar algo más de chicha. Y es que su apuesta por la sobriedad se traduce en un desarrollo del entramado tan cerebral como apático, sin apenas fugas para poder tomar aire. Virtudes, muchas: no son pocas las ocasiones en que esta película -que bien podría suponer la respuesta a lo que hubiera sido un episodio de Los Soprano o The Wire convertido en largometraje- echa una trapera cucharada de más a ese poso de tensión sostenida y desasosegante, a ese drama en ciernes, que va preparando con pulso firme y paciente a lo largo de todo el metraje. Sin que pase demasiado a primera vista, va gestándose una sensación de punto de no retorno, un ascenso por el mundo del crimen o descenso a los infiernos según se mire. Y lo dicho, todo desde la seriedad más absoluta. Ahora bien, la línea que separa el fuego lento del mero tedio es muy fina, y más si, como avisábamos al principio, nada hay en Nameless Gangster que no hayamos visto ya en infinidad de ocasiones y de todas las maneras habidas y por haber.
Es por esto que, en resumidas cuentas, la película deja muy poco margen para el disfrute. Uno puede quedar prendado al principio por su gran factura, pero antes o después acaba asumiéndola. Entonces puede buscar refugio en otro sitio: seguramente le atraiga el siempre goloso entramado de mafias y demás. Pero antes o después acabará necesitando bien alguna novedad en el frente, bien alguna escapatoria traducida en pico de emoción, venga de donde venga. Al no contar con prácticamente nada similar, poco importa lo bien contada que esté la historia, lo bien presentada o lo bien interpretada que esté (atención a su reparto, de lo mejorcito de la industria coreana: Ha Jung-Woo, Choi Min-Sik). Al final lo que un espectador de a pie suele buscar es un soplo de aire fresco. Y en la película de Jong-bin brilla por su ausencia.
6,5/10
Y en el Blu-Ray…
Cameo edita, para Mediatres estudio y en su colección Winds of Asia, esta sorprendente respuesta oriental a Martin Scorsese, y lo hace con una edición en Blu-Ray impecable a nivel audiovisual: imagen nítida y bien definida (si bien no exenta de grano), y audio en DTS-HD 5.1. tanto para su versión original coreana como para su doblaje al castellano, quedando en un Dolby 5.1 más vulgar la versión catalana. Nada que decir de esta más que correcta edición. El problema, como de costumbre, reside en la parquedad de su material añadido: apenas un trailer y las fichas técnico-artísticas son los únicos extras que encontrará el espectador, y tratándose de una película a la que se le supone un importante proceso de creación previo, hubiera venido que ni pintada un mínimo de Cómo se hizo…