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Crítica de Death Note (Netflix, 2017)

Adaptación norteamericana de un manga que ha movilizado a hordas de fans, y que ya cuenta con versiones para la pequeña y la gran pantalla niponas. Ya podéis imaginar que, no, de entrada Death Note no ha caído bien, y ya se están movilizando trolls de todas partes para defenestrarla a semanas de su estreno (escribo estas líneas a principios de agosto, cuando tiene previsto estrenarse en la plataforma de Netflix a finales del mismo mes). Por aquí, que nos perdonen, somos más de verla antes, y luego si eso opinamos.

Y así, aunque este producto quede muy, muy lejos de ser una obra maestra, tampoco carece totalmente de interés: al final, y aunque haya perdido prácticamente ya toda su aura de next big thing, que Adam Wingard se encuentre tras las cámaras implica cierta voluntad artística por su parte. Y que Willem Dafoe preste su voz al demonio Ryuk, que alguien ha estado siguiendo el fandomeo generado alrededor de la saga original. Por lo que algo, sí o sí, tenía que haber en el Death Note made in USA.

No todo lo que se intenta funciona: tratar de comprimir en una sola película de 90 y pocos minutos el enrevesado argumento de todo un manga, implica sacrificios y licencias que chirrían: especialmente drástico el cambio de uno de los personajes, así como la simplificación referida al mito entorno a la libreta de marras, el Death Note que da título al film y en el que se apunta el nombre de alguna persona de la que se desee su muerte y ¡op! Ocurre. Una libreta que cae en manos de un jovenzuelo, a quien a partir de ese momento se le aparece el diablillo antes citado que hace un poco de voz de la consciencia (cabrona, claro). Todo ello se explica con brevedad y sencillez. Bien, pero claro, muy simplificado. Y no iré más allá por no desvelar partes importantes de la trama, pero de seguro más de un fan se sentirá… extrañado, en el mejor de los casos.

Peor aún es la torpeza con la que se va desenvolviendo el entramado conforme avanza el metraje. El argumento empieza a requerir muchos saltos de fe, hasta llegar a ser imposible tratar de tomárselo en serio. Quizá lo suyo hubiera sido una saga de películas, o una serie.

Pero también es verdad que como divertimento, este Death Note funciona. Se descubre como un thriller sobrenatural de serie Z divertido a veces voluntaria, otras involuntariamente, al que Wingard imprime un ritmo ágil trufándolo de planos hilarantes (pocas veces se mantiene recta la cámara) vitalizados después en la sala de montaje. Planos que se acompañan de una gratuitísima banda sonora ochentera, como queriendo explotar el filón actual además de los que ya se utilizan por la fama de la saga y su espíritu de ¿pesadilla? teen. Irritante, sí, pero sólo al principio; luego uno debe querer adoptar la voluntad de apagar neuronas para que la cosa fluya. Y así es como el espectador menos belicoso, a quien se la traiga al pairo el respeto de la obra original, puede llegar a disfrutar de una película de sobremesa, una pérdida de tiempo que jamás se oculta de ser lo que es, pero a su vez, un pasarratos sin pretensión ni ambición alguna.

¿Suficiente? Muy justito, la verdad. Pero algo es algo y al menos supone la primera muestra de recuperación de un cineasta que tras Tú eres el siguiente había ido cayendo en desgracia hasta su mínimo, en forma de infame remake/continuación de El proyecto de la bruja de Blair. Otra cosa es cómo se la vaya a tomar su público objetivo, en su gran mayoría conocedores, seguidores, y devotos abanderados del manga que adapta. Eso ya es cosa de Netflix y de saber lidiar con la que se le viene encima.

Valoración de La Casa
  • Carlos Giacomelli
2.5

En pocas palabras

De acuerdo, en general no se puede decir que haya salido bien la película. Pero tampoco es para asesinar a sus responsables. Death Note es un producto de serie B que se aleja del material original en pos del entretenimiento de cero esfuerzo neuronal.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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