Crítica de Directo a la fama
Estos son los ribetes de esta nueva comedia post-institutil de vocación ácida, mirada paródica y alcance muy, muy discreto. Y es que los ingredientes (vamos, chicos, lo teníais todo a favor) podrían haber dado para mucho más. Especialmente su reparto, conformado por un trío cuanto menos interesante: el amigo Jason Schwartzman, tristísima cola de caballo en alto e ilusiones aún más elevadas construye un Marc Pease patético al que se le ha pasado el arroz. Un hombre que se ha quedado fuera ya de su lugar pese a creer que está a punto de encontrarlo: los grupos a capella han quedado fuera ya de todo tiempo, relegados a bolos por geriátricos y asilos diversos. Pero ello no mina las ilusiones de un voluntarioso Marc. En una palabra, lo que los ingleses llaman delusion y a lo que los cómicos actuales de Hollywood parecen tan apegados, destroyers ellos.
Y es que en ningún momento Todd Louiso (guionista y director de esta y al cargo también de «Con amor, Liza») destapa el bote de salfumán, ni decide entrar al trapo, con lo que todo queda en una comedia amable con una cierta mala leche, pero también con una dolorosa falta de personalidad y arrojo. Louiso dirige en voz baja, con el piloto automático puesto, sin sobresaltos y sin aportar nada a su guión. Opta por dejar que los personajes se expliquen a través de sus mustios diálogos en lugar de tener más confianza en el poder de la imagen y no aporta ninguna clase de subtexto, de modo que cuando la motivación o la psicología del personaje no queda clara a través del propio libreto, este queda totalmente cojo, perdido.
Como comedia, «Directo a la fama» es bastante anémica, no levanta apenas ninguna carcajada, y su guión padece de una cierta dislexia estructural. Por eso casi desde el momento en que nació, ya tocada de muerte, se la ha visto como una hermana disminuida de las comedias del célebre frat pack y muy alejada de los referentes (Wes Anderson por un lado, Todd Phillips por otro) que admira y puede querer emular. Y aún así… tampoco hay que rasgarse las vestiduras.
Ya se ve por dónde van los tiros: como película pequeña y modesta que es, modestos son sus resultados, pero cuidado, porque también son agradables, especialmente para fans de Stiller y simpatizantes de Schwartzman.
4’5/10
Pues vaya chasco! pese a todo, yo le sigo teniendo ganas. Espero ser yo el que diga eso de "incomprendida", y que me convenza algo más su inocente mala leche…. bah, mierda, con lo fan que soy de Stiller y Swch, Schw… de Jason.
Salud!
Sí sí, si no te va a importar verla, ya verás… 4'5 porque no tiene nada excesivamente bueno, y por lo que podría haber sido y no es.
Pero no molesta nada nada, y a mí hasta me cae simpática.
Salud back!