Crítica de Dolor y gloria
Almóvodar es, probablemente, el único director de por aquí que, pese a un hermetismo mucho más palpable de lo que aparenta, es aceptado por el grueso del público. Así que tiene libertad para hacer lo que quiera. Dolor y gloria viene a dibujar un trazo uniendo éste con otros dos puntos, La mala educación y La ley del deseo, pero a su vez se cruza con La flor de mi secreto, pero el desvío se acerca a Volver, y oíd, que quien quiera que le encuentre también cruces con Woody Allen, Ian McEwan, Angustia, el costumbrismo italiano de antes o la nouvelle vague… Y todo partiendo de una película que, a priori, parecería una autobiografía, que en realidad no es tal, ni mucho menos. Sí, la historia de este director de cine que coquetea con las depresiones, que está bloqueado, y que se va encontrando física y metafóricamente con su pasado, parte de la experiencia personal del manchego. Pero es ficción. El monólogo que se sitúa en el epicentro de una de las tramas del film parecería ser escrito en primera persona por el de Todo sobre mi madre, las conversaciones entre Antonio Banderas/Asier Flores y Julieta Serrano/Penélope Cruz parecerían evocar a una conversación entre Pedro Almodóvar y su madre, pero no. Lo dicho, ha hecho lo que ha querido en otra de esas ocasiones en que Pedro Almódovar, la versión más contenida en fondo y forma, se dedica a explorar personajes. Personajes de ficción pero que son tan de aquí como para que el espectador tarde en reconocer dónde empieza el engaño y acaba la verdad.
Esa es la gran baza de Dolor y gloria. Y la que, para un servidor, es la carta que salva o arruina las jugadas del director de Julieta. Cuando sus personajes son pura y duramente humanos, cuando se contagian sus emociones de manera instantánea y se tratan desde la sobriedad y la consecuencia. Cuando más que meras comparsas para un fin distinto, son llamas que queman porque el guión trabaja a conciencia las brasas. O quizá es que Antonio Banderas, espléndido una vez más, es su mejor aliado, que bien pensado, La piel que habito era todo lo contrario a lo dicho hasta ahora y también supuso un triunfo en su filmografía. Pero no, no es sólo eso. Es que realmente, el cineasta ofrece aquí su mejor versión. Es turno, ya lo decía, del Almóvar más riguroso. Pero también del más exquisito. Si su guión es un sutil y cuidado desarrollo de personajes, que alterna con ligereza saltos en el tiempo, voces en off y saltos del drama a la comedia (contenida, recordad), la dirección acompaña a las mil maravillas con una concatenación de aciertos formales que permiten una inmersión total por parte del espectador, en una bomba emocional que se mueve por niveles soterrados, casi subconscientes diría, hasta llegar a una explosión, de nuevo en absoluto forzada o exagerada, aun así sumamente vivida.
Que nadie se lleve al engaño, por eso, que esto es 100% Almodóvar y así lo demuestra una puesta en escena de colores vivos, una España profunda retratada con puntillismo y un Madrid que es casi marciano. Y por supuesto, una banda sonora de Alberto Iglesias que encaja como un guante, enrareciendo, viciando, o relajando los sentidos según los deseos del director. Y sigue siendo arriesgada, cambiante y con capítulos muy alejados entre sí en ocasiones. Pero todo funciona a las mil maravillas, ni la cacareada presencia de Rosalía desentona un ápice en una nueva jugada, maestra, del maestro por excelencia. Pedro Almodóvar sigue perfeccionando su estilo, alcanzando aquí la excelencia formal (no es la primera vez) pero además compaginándola con un argumento cercano y sincero, tratado con cariño por todos sus responsables. Se obra la magia, vaya, en una película que es ficción, pero se siente real. Que no dice nada de manera directa, pero deja intuir infinidad de matices y discursos. Que no descubre nada, pero supone una agradecida ondonada de aire fresco. Que no es la mejor película de Almodóvar… ¿O sí?
Pedro Almodóvar habla de Dolor y gloria
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Pedro Almodóvar regresa por la puerta grande y se marca, si no su mejor, una de sus mejores películas. Comedia, drama, personajes… la vida, en definitiva, se siente más que nunca en Dolor y gloria.
Linda crítica, ganas de ver este Amoldóvar maduro, riguroso y exquisito. Y sobre todo porque dices que es la mejor de él. Últimamente he tenido problemas para tragar a Banderas así que también me ha hecho ilusión que digas que está genial. Muchas ganas.
yeah, a mí la última vez que me convenció Banderas fue, justamente, en la piel que habito, jejeje. Aquí lo he encontrado perfecto, la verdad. ¡Gracias por pasar! Te espero cuando se haya estrenado y ya la hayas visto ;)
Qué buena crítica Capi!! Espero que no tarde mucho en llegar por aquí porque hay muchas ganas de verla!
Elasti! Qué de tiempo!! Gracias por los parabienes, y a ver si te acuerdas de volver cuando la hayas visto, para comentar tu parecer!
Salgo de verla y todavía me resuena dentro. Tal vez porque Almodóvar es uno de los directores que me han ido acompañando durante la vida, creciendo con él, pero me ha emocionado un montón (lagrimotes físicos included) llegar con él hasta aquí. Banderas está perfecto. Supongo que su larga amistad y colaboración, lo muy mucho que le debe conocer, le ha permitido hacer esta interpretación perfecta, no le imita pero ves a Almodóvar contínuamente en pantalla, en el gesto y en la voz. Y lo contento que debe estar Pedrito de salir tan guapetón en una peli!! ;) Sobria, exquisita, depurada, sugerente… No sé si es su mejor peli (yo soy muy fan de las primeras) pero es un peliculón de madurez. Y me ha tocado. En fin, que dure muchos años porque ya veo que cuánto más viejo, más sabio.
jejejeje… pues hay quien empieza a decir que esto suena demasiado a despedida… yo espero que no, estoy contigo, y de hecho poco puedo aportar a tu comenatrio. Celebro que haya tanto entusiasmo rodeando a esta película!!