Dorothy

Jane Morton es una psiquiatra que acaba de aterrizar en una apartada isla de Irlanda para tratar a una niña de quince años. Acusada de intento de homicidio, Dorothy, la niña, muestra evidentes síntomas de locura y no parece recordar nada de lo sucedido…
Hay veces en las que el pobre espectador, deseoso de consumir cine de terror de calidad, se adentra en una sala movido por la carta de presentación de la película proyectada. La temeridad de tal acción, cual héroe que se atreve con los manjares más extravagantes obteniendo inauditos sabores para su paladar, le puede acarrear la mayor de las alegrías: disfrutar de dos horas de inesperadas sensaciones, exponencialmente ampliadas debido a la percepción de descubrimiento personal no inducido.
Sin embargo, así como a aquél degustador puede indigestársele el manjar, convirtiéndose en la mayor de sus pesadillas, nuestro querido espectador corre el riesgo de acabar cerebral y anímicamente envenenado, si lo que va a ser es un despropósito tan grande como el que nos ocupa.

Empecemos por el principio, las credenciales con las que contaba esta «Dorothy» que pudo verse en el pasado festival de cine de Catlunya.
Dirigida y escrita por Agnès Merlet, cineasta gala de gran reputación en su tierra y que retoma su carrera tras once años de silencio (que por algo será, digo yo…) la película es una co-producción entre Francia y el Reino Unido, tierras de maravillas y oportunidades, últimamente en boca de todos los aficionados del género fantástico por suponer las dos principales fuentes de descubrimiento de nuevos (y deslumbrantes) talentos.
Por si ese no fuera ya de por sí suficiente motivo para sentir cierta curiosidad y depositar algo de esperanza en ella, ahí está la trama, una demoníaca historia de supuestas posesiones, desdoblamientos de personalidad y rechazo social, todo ello bañado en un lago (charco fangoso, más bien) de intimismo, cotidianidad y plausibilidad.
Y encima protagonizada por una niña (Jenn Murray) muy muy blanca, malencarada y tirando a feucha, y por lo tanto realmente aterradora.
Toda una acumulación de ingredientes ideal para pasar un mal rato durante poco más de 100 minutos, el no vas más para el espectador que busque sensaciones prometidas demasiadas veces pero rara vez cumplidas.


Para añadir más leña al fuego, cabe reconocer que los primeros, primerísimos compases de «Dorothy» no dejan de tener su miga, gracias a la ambientación triste, gris y opresiva de Irlanda en que se ubica una historia que, como decíamos, augura cierto interés.

Pero, ay, mucho me temo que ahí acaba todo.
La película de Merlet no es más que un compendio de desaciertos, meramente desafortunados en ocasiones, imperdonables y hasta sonrojantes en otras.
Tras los mencionados primeros y prometedores minutos, el interés por parte del espectador no tarda en desaparecer a velocidad inversamente proporcional al tedioso ritmo del film, que comienza a divagar y dar vueltas sobre sí mismo sin sacar nada en claro sobre los personajes, los acontecimientos, o la verdad oculta tras la aparente posesión de la niña protagonista.
Y es que en vez de pensar en ir atando cabos, el guión parece empeñado única y exclusivamente en tratar de engañar vilmente al espectador, hazaña que seguramente habría logrado de haber sido escrito hace un siglo, cuando aún no se sabía muy bien de qué iba todo esto del cine.

Así, “Dorothy” pretende llevar de la mano hacia determinados derroteros, obligando a los presentes a intentar adelantarse a ellos para luego hacerles caer en el error y recapacitar sobre lo visto. El problema radica en que para llevar a buen puerto tan arriesgada estrategia, el producto ofrecido debe reunir una serie de requisitos, atributos, que bien pocos son capaces de conseguir, tales como inteligencia, innovación, imaginación, o terror. Lo lograron Shyamalan con sus seis sentidos, o Singer con «Sospechosos Habituales». Merlet naufraga sin remisión.

Y se hunde en la miseria porque ni su argumento es tan imprevisible, ni su tratamiento inteligente, ni su desarrollo mínimamente interesante.
Para rematar la faena, contagiada por el propio escenario natural la directora no logra en ningún momento salir de un estado de mortal apatía, excesivamente palpable a todos los niveles y traducido en momentos de auténtico desespero para un espectador que contempla como cada minuto transcurre a velocidad ralentizada, echándose a perder sin remisión.


Peor aún es la sensación de tomadura de pelo que va asomando la cabeza aquí y allá a lo largo de todo el metraje de «Dorothy». Pasajes justificados mediante risibles excusas, como el uso de pelucas para intentar ocultar la identidad de algún protagonista (no entro más en el tema por no desvelar nada, en el caso de que alguien se atreva a verla), o un final realmente ridículo y pretendidamente turbador, acaban por mermar en exceso la paciencia de los pocos espectadores que aguanten hasta la entrada de unos títulos finales deseados como pocas veces.

Aunque cabe reconocerle apartadísimos momentos de escasa lucidez más allá de su (meramente) correcta presentación, lo cierto es que «Dorothy» no merece ni el esfuerzo de ser tomada en consideración como opción válida para pasar una tarde/noche en el cine (en caso de que llegue a ver la luz en salas). Aburrida, pretenciosa y pedante, la propuesta de Agnès Merlet satisfará únicamente a los fanáticos de niños endemoniados (o no), o a los que la tomen como excusa para darse el lote.
3,5/10

Sending
User Review
0 (0 votes)
En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

Te puede interesar...

Comentarios

  1. Ostia, esta la buscaba por ahí con esperanzas de encontrarla, así que paso, ya la veré algún día en un futuro muy lejano. XXXDDDD
    Cambiando de tema, tengo una duda, ¿ que significa para ti el término «pedante» ?
    Saludos tio!

  2. no la veas, no, que es un pestiño de aquí te espero!
    pedante? pues engreído, «vomitivamente alardeador» XD. por?

  3. Pues te haré caso, paso de ella, ni ahora ni nunca,jaja.
    No, lo de pedante te lo decía porque me vino a la mente ayer al leer tu reseña que alguna vez me llamaron «pedante», y no se si pretendían ofenderme con ello, pero me sentí aún mejor, cosas mías tranquilo…jajaja
    Saludos!!

  4. jajaja, es que tú eres un pedante tío! ;)
    Por qué te lo dijeron, por alguna reseña en particular?

  5. No no, en general, lo cual me provocó más gracia aún, ya sabes, conceptos…XD
    Saludos

  6. Supongo que se refería a:

    Persona engreída y que hace inoportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en realidad.

    Es lo que pone en la RAE, vamos, y no creo el palabrejo de mucho margen de error en cuanto a acepciones se refiere.

    Aunque ya no se usa, leo que también significaba ‘Maestro que enseñaba a los niños la gramática yendo a las casas’.

    Pero va a ser que es la primera, digo yo.

    XXXXXD

    La peli es un tostón infumable, por cierto. La sufrimos juntos, creo recordar.

    ;)

  7. Si si Oscar, si el término lo conocía, aunque gracias por recordarlo, el caso es cuando lo usamos de forma correcta o incorrecta. A eso me refería, que muchas veces usamos términos a la ligera, todos eh, todos nosotros, para aplicar a algo que desconocemos en realidad, por eso me sorprendió en su día.
    Saludos

  8. Jeje! No, si ya supongo que sabes lo que significa; tan sólo quería aclararlo.

    XXXXD

    Como preguntabas el significado, me he puesto a mirar no fuera que hubiera otro discurso que yo mismo no conociera, pero va a ser que no.

    Saludetes!

  9. Sí que la sufrimos juntos, sí, pero curiosamente, de esta me acuerdo mucho más que de otra que tal, The Burrowers, jojo!

    y muerte a los pedantes, coño, que para estudiar hay que ir a clase y dejarse de pijadas XDDD

  10. Bueno, debo aclarar que le preguntaba a Carlos por que lo que significaba para él ese término eh, no a nivel académico.
    Yo estoy contigo Carlos, di que si, muerte a los pedantes y que nos atrevamos a decírselo a la cara! claro que si.
    Un abrazo

Escríbenos algo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *