Crítica de El amor es extraño (Love is Strange)

Pese a que Ira Sachs se ha aproximado al amor desde varias perspectivas, la más recurrente, amén de la que mejores resultados le ha aportado a su filmografía, ha sido la de la homosexualidad. Sin ir más lejos, dos años antes de presentar en sociedad El amor es extraño, se llevaba odas de propios y extraños con el drama Keep the Lights On (nada que ver con la tibia acogida de la anterior, de temática distinta, El juego del matrimonio). Aquella era la relación de dos hombres afectada por varios factores (entre ellos, y muy especialmente, las drogas y los excesos). La que ahora nos ocupa es la de otros dos hombres, también afectada por factores externos de diversa procedencia. John Lithgow y Alfred Molina constituyen la pareja protagonista de este nuevo drama que no puede tildarse de romántico, y de hecho tampoco de drama: es un seguimiento en clave de ficción, de la vida de unas personas. Burdo, sí, pero no se me ocurre mejor manera de describir una película que habla de hombres normales, en simbiosis naturalmente perfecta y por tanto, equipo envidiable desde el que afrontar problemas propios de la más absoluta cotidianeidad: la crisis y algún que otro prejuicio hacen estragos, y se ven obligados a dejar su casa y a mudarse por separado. Problemas del día a día que afectan a personas que viven el día a día. Lejos de grandes aspavientos peliculeros, Sachs quiere hablar de tú a tú al espectador. Y se agradece.

Entre otras cosas, porque el resultado más inmediato es el de toparse con una cinta que no nos trata de idiotas: El amor es extraño es la antítesis de la precipitación, está en las antípodas de lo forzado. En lugar de eso, se preocupa por dibujar a sus personajes como Dios manda para enfrascarlos en una situación que pueda sentirse como propia del otro lado de la pantalla, y luego deja que todo se desarrolle con la mayor consecuencia, a nivel lógico y emocional, según los eventos que van teniendo lugar a lo largo del metraje. De esta manera, no hay grandes reversos dramáticos acompañados de violines hipertrofiados, y apenas se cuenta un giro de guion o dos, que en el fondo tampoco son tales. Y sin embargo, cala con igual o incluso mayor profundidad que si contase con recursos del estilo. Y es que a lo que invita el director (también firmante del guion) es a reflexionar tanto desde el cerebro como desde el corazón, y para eso, ambas vías deben ser activadas y deben recibir estímulos de manera constante: en esta ocasión, acercándose a ellos tanto como para, incluso, adelantarse al espectador y saber de entrada lo que éste va a sentir y/o pensar. Empatía sin límites.

Claro que culpa de ello debe atribuirse a un tándem protagónico excelso: Lithgow y Molina dicen más con una mirada de complicidad que cualquier línea de guión que deban recitar. Atención a cierta conversación en un bar, recordando tiempos pasados, poniendo en evidencia la cantidad de cosas vividas y sentidas, y a su vez casi como si se estuvieran conociendo por vez primera. Dechado de sutileza, en definitiva, al que acuden todos los participantes de una película que tampoco recurre a grandes reclamos homosexuales: parece no interesarle demasiado la reivindicación, y sin embargo es así, justamente, como mejor ejerce de abanderada de la causa. De nuevo, esto no va sobre gays, va sobre personas.

Se le puede reprochar un conjunto que dista de la perfección: hay varias subtramas de interés mínimo que sólo parecen estar ahí para alargar el metraje, con algún actor secundario por debajo del nivel. Y puede que más de uno confunda proximidad (de verdad: la cámara rara vez se aleja más de un metro de sus intérpretes) y cotidianeidad con mero tedio. Pero lo que no se puede negar es que El amor es extraño se acaba convirtiendo en una rareza al apostar por una historia 100% humana, y contarla con el mismo espíritu y suma delicadeza, llegando a cautivar, a quien lo desee, mucho más de lo que en un principio cabría esperar; y rompiendo, de paso, más de una barrera moral que el espectador más retrógrado pudiera albergar. Ni el neorrealismo italiano, tú.

7/10

Y en el DVD…
Cameo edita una sencilla edición en DVD de esta no menos sencilla película. La imagen se antoja nítida y con un buen juego de colores (habida cuenta de las limitaciones del formato, claro está), y un nada desdeñable 5.1 permite disfrutar del film casi por igual tanto en Inglés con en sus doblajes al castellano y catalán. Tan sólo se echa en falta un subtítulo también en inglés.
Loes extras tan sólo incluyen un trailer, el making of, y las fichas artística y técnica.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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