Crítica de El callejón
Cuidado, mucho cuidado con el malditismo cultural. Que hay que trabajarlo, hay que cultivarlo, hay que dotarlo de su punto justo de folie, autoconsciencia, insensatez y arrojo. Hay que dispararlo a la cara del receptor a bocajarro, pero sin perder los límites del control, haciendo bandera de él pero sin dejar que se convierta en un mero gimmick, en un ejercicio de postureo autoral. Más concretamente, para hacer una película como El callejón, condenada a la incomprensión, propensa a suscitar juicios simplistas y análisis superficiales, hay que estar un poco chiflado y otro bastante apasionado. Y Antonio Trashorras, hasta ahora guionista eficaz (suyas El espinazo del diablo y Agnosia) y crítico reputado, lo está de todo ello. Y básicamente lo canaliza, por lo visto, en un chorro de cinefilia basterda de la más baja estofa. La que mola. Esa de «hay que saber mucho de cine para poderse permitir articular y celebrar material tan de derribo».
Empecemos por el principio. El callejón se abre con una cita de Edward Gorey, un primerísimo plano de un ojo, como el de Angustia, el de Buñuel, el de Escher o el de Jack Shephard, imágenes de archivo y una intro pop que podría haber sido soñada en un trip de Patrick MacGoohan. Vale, seamos un poco menos literales y más pragmáticos en lo de «por el principio». El callejón es una coproducción hispanocolombiana de bajo presupuesto que navega por las corrientes del slasher (o no, nadie se aventure demasiado) y está protagonizada por una popular actriz joven de ficción televisiva ibérica. Hay sangre. Hay giros de terror. Hay asesinos. Y otras cosas que no serán desveladas en esta reseña. Hay atmósferas opresivas, hay momentos de tensión, hay giros e incluso twists argumentales (no es lo mismo, ojo). Y hay, en general, todos los ingredientes que han marcado el género en los últimos cuarenta años y en distintos puntos geográficos clave. Siempre con una aceptación popular de notable para arriba.
¿El truco? El truco es Antonio Trashorras. Él y su bestial capacidad regurgitadora. Porque quedarse en que El callejón es un terrorífico convencional no es hacerle un flaco favor a la película, es directamente no haber entendido un carajo. Pero ya comentaba por ahí arriba que tal parece ser su sino (ojalá me equivoque). Caer presa de la vulgarización, muy lícita por otro lado, de un espectador eminentemente perezoso al que no le apetece que le cuenten milongas postmodernas; un tipo a quien para disfrutar todo esto sólo le quedan dos: tener un sentido del humor bien musculado o entrar en el juego polireferencial del director.
Y es que Trashorras es muy bestia al respecto. Porque, como un elefante en una cristalería entra sin preguntar a conjugar los fantasmas, los tics, los modos de -cuento y me faltarán dedos- Paul Bartel, Alfred Hitchcock (mejor, el De Palma setentero), Russ Meyer, Victor Salva, Dario Argento, Wes Craven, Jess Franco, David Lynch, Pedro Almodóvar, John Carpenter; El fotógrafo del pánico, El estrangulador de Boston o lo que narices haga falta. Giallo, slasher, fantaterror hispano de finales de los 60 en adelante, thriller con pespuntes eróticos de los 80. De la serie B a la Z pasando por todo el alfabeto… de Omicron Persei 8. Horror gótico, goth americano, vampirismo, psicothriller y psicodelia.
Esto es, estamos ante un cacharro postmoderno autoconsciente que no se entiende sin un ejercicio de ironía que permita sublimar y contextualizar su trabajo actoral irónico (aunque poca coña con Ana de Armas) y sus diálogos de feria. Su tono pulp y esa obsesiva búsqueda por la extrañeza formal y temática que se concreta en la construcción de ambientes enrarecidos, oníricos o claustrofóbicos y en virtud de la cual todo el segundo y tercer acto transcurren en un único espacio, puramente neonoir e iluminado en flúor. Que se expresa a través de planos con curiosas simetrías, de recursos pasados de rosca (dudosísimas pantallas partidas), de choques de estilos y tonos, de un trabajo cromático duro, estridentemente expresivo, y de curiosos tratamientos del sonido y la música. Todo en un estudio espacial más meticuloso y enriquecedor de lo que parece, puro tour de force del realizador consigo mismo en una puesta en escena que casi da todo su sentido a la película.
Sí, con pocas tablas pero dos pelotas, El callejón es una feliz bizarrada. Una hora y cuarto de ejercicio febril de cinefilia de extrarradio, de reverencia a los «otros» clásicos. Un bocado de retadora y atrevida paranoia contracultural que parece no querer saber nada de la sofisticación técnica y argumental (y aburrida, y frígida, y estéril) a la que ha llegado el grueso del género terrorífico actual. Un genuino generador de momentos «¿me estoy perdiendo algo?». Un destructor de amistades que recomiendan películas a sus amistades. Un chute de bromuro directamente a la entrepierna de cualquier adolescente que quiera catar molusco este fin de semana tras su noche de miedo en el cine.
Algo muy parecido a lo que nos desconcierta, nos irrita, nos mosquea. Es decir, algo muy parecido a lo que en una película nos gusta y nos impulsa finalmente a convertirla en objeto de culto total. En una alucinante película maldita.
7’5/10
Y en el DVD de El callejón…
Sorprendentemente, El callejón llegó a estrenarse en cines después de sus mil y un problemas de distribución. Y más sorprendentemente aún, ya la tenemos disponible en tiendas, mediante una edición sencilla en DVD editada a cargo de Savor-Emon. No incluye ningún extra (salvo algún que otro trailer), pero poder disfrutar de la película ya es un premio per se. Y encima, si puede hacerse en condiciones, mejor que mejor. En este sentido, pese a la ausencia de una versión en alta definición, el disco cumple perfectamente con las exigencias visuales de Trashorras, respetando el impacto cromático de su fotografía y fardando de los efectos sonoros a pleno 5.1. Lo dicho, sencilla pero digna.
La vi ayer y la disfruté mucho: cortita, concentrada en su autoreferencialidad (el guión es nada, cuatro trazos para excitar los ítems básicos de una de terror) y muy personal, muy arriesgada, es muy muy curiosa. La vi llevada por la Blutscrítica y reconozco que, como ya sabía a lo que iba, entré y la disfruté un montón, me dejé llevar por la expresividad de la luz y los colores, las musiquitas, el escenario viñétero… y se me escapaba la sonrisilla continuamente con ese mix de terror (De Palma, a mí me recordaba mucho al ritmo y a la tensión Palmera, los encuadres, el punto sexy… a Dario Argento tb, bueno, en la crítica ya está descrito y mucho mejor de lo que lo haría yo.
Con el twist final ya me reí un montón, no me lo esperaba y el salto que me hizo dar (no de miedo, de referentes, pasar de SPOILERS a SPOILERS) me llevó ya a la carcajada. El despiporre final me compró del todo.
Si no hubiera leído la crítica no sé si la hubiera entendido (sí disfrutado, me pilló). Una peli que será muy minoritaria (para fans y gourmets) y muy poco entendida, porque se mueve en ese espacio sutil entre "¿esta chavala lo hace mal o lo hace tan bien que clava a la actriz de peli de terror de serie z?". Y pongo el ejemplo con Ana de Armas (que para mí, muy bien) pero toda la peli está en ese des/equilibrio buscado. Desde la friki poppie presentéixion (cien cojones, por cierto, entrar ya rozando la línea de lo ridi, mola).
En todo caso, una primera peli muy arriesgada. Simpatía y respeto por Trashorras.
Y gracias por el especial gusto de que una peli dure 75'. A casi todas las que he visto últimamente (de estas larguísimas) les hubiera quitado una horita y creo que saldrían ganando. Parece que tengamos que estar 50 minutos antes de entrar en chicha, dios, un poquito de ansia… que nos estamos dilantando porque sí, que ya me he enterado de qué va el percal, tira millas, etc.; en cambio aquí a los 10' ya estábamos en faena.
Caps: la peli me ganó cuando, estando a punto de pensar "esta tía es tonta y se está buscando que hagan springrolls con ella", la prota se sacó un momento de lucidez supereficaz (broche, dedo) y ya se me pasó todo y no dudé de ella y estuve hasta la muerte en conseguir que se librara o librase :))) Fíjate que hasta entonces llevaba todos los visos de pringuelsgirl de terror Z y allí se puso las pilas. La peli es perfecta. Si consigues entrar, no te deja salir hasta el final. Y era difícil.
Muy curiosa.
Sufro algún tipo de patología o algo… tengo fijación por la iluminación de neón.
Totalmente entregado a la películas… no lo veía venir, lo disfrute y lo volveré a disfrutar. No es una película que recomendaré a todo el mundo (hay que ser muy peculiar) pero me encantan estos intentos de hacer algo diferente y personal.
Ana de Armas es un acierto enorme… me la creo y me involucro con ella. Merece trabajar más… sin duda.
Es complicadamente simple, pero tiene un encanto y una personalidad… poco corriente en obras de la zona.
¡Aquemola!
Tenía que molaros, no podía ser de otra manera.
Aquí me apunto el acierto, sabía que iba a ser así (compense por mi error con "El club de los cinco")
nens, yo la vi en el cine y la experiencia fue aún mejor: gente abucheando, otra descojonándose… pero unos cuantos rebeldes nos quedamos ahí aplaudiendo (algunos con ironía, claro. Ah, que´sería del mundo sin aplausos irónicos). Esas situaciones, esos contrastes tan claros de opinión, son los que hacen de pelis así objetos de culto. Y ojo, que ahora viene otra que se presta a algo parecido. Lo de Spring Breakers es de traca también xD
Aaaaaaahhhh… el viejo Sitges…
Ostia, segunda vez que te llevo la contraria hoy, Carlos… pero lo cierto es que a mí "Spring Breakers" sí me parece una peli genuinamente buena. "El callejón" lo es, pero necesita toneladas de visión pop. "Spring Breakers" es buena sí o sí.
Amos, que yabtenéis plan para este viernes.
Saludtptxs!
Ojo ojo, no digo eso, digo la reacción. Que la reacción a la que se presta Spring Breakers es la misma (o muy parecida) de El callejón…
Ais, si es que cuando empiezo a escribir se me va, empiezo por un tema,. acabo por otro, y por el medio, el salto de uno a otro lo dejo en una elipsis que en mi cabeza queda mu bonica pero…
XDDD
La elipsis de tu cabeza contiene cosas a las que ningún hombre se atrevería a asomar por miedo a prder la cordura
Amos, que queda clara la idea: ¡todos a ver "Spring Br
eso