critica de el otro lado

Crítica de El otro lado (temporada 1, Movistar+)

Si con Mira lo que has hecho, Berto Romero fue capaz de hacer de una, a priori, sencilla comedia ligera lo que se considera una de las mejores series recientes españolas, había que ver qué podía salir de El otro lado. Y es que las ambiciones habían crecido de manera exponencial, por lo menos de entrada, en torno a su nueva propuesta: mezcla de comedia y terror con el propio Berto y Andreu Buenafuente en plan cazafantasmas en un inesperado multiverso del Nadie sabe nada. En concreto, la serie sigue a un investigador de lo paranormal que actualmente cuenta con un mayormente ignorado canal de YouTube, pero que en el pasado trabajó en la tele y con los grandes. El posible caso de un apartamento encantado en un barrio marginal de Barcelona, le abre las puertas a un regreso por todo lo alto, pero habrá que empezar por confirmar la veracidad del mismo, antes de dejarse llevar por los cantos de sirena de la fama.

El mérito de El otro lado es mucho mayor de lo que pueda parecer. A lo largo de sus seis episodios, no son pocas las ocasiones en que el humor no acaba de encajar. Veces en que se puede acabar un poco hasta las narices del contrapunto cómico que ofrece el personaje de Andreu Buenafuente, por ejemplo (a veces muy divertido, otras demasiado pasado de rosca). El propio guion parece ser consciente de ello y, si bien no haya sabido parar a tiempo alguno de sus propios derrapes, sí lo reconoce abiertamente. Como queriendo ser exculpado. Y si lo consigue, es porque el grueso del esfuerzo de la serie reside, justamente, en evitar el brochazo fácil.

Lejos de ser una parodia del cine de terror o una comedia gruesa, la serie resulta ser un respetuoso, sentido homenaje a la antigua forma de hacer tele. Dicha veneración la realiza por medio de recordar aquellos programas centrados en lo paranormal de los que, ahora, sólo sobrevive un único engendro… al que por cierto, no duda en atizar: Nacho Vigalondo encarna a un presentador de un show televisivo de éxito, en el que aparece vestido siempre con americana oscura y camisa ídem con cuello abierto, y habla de lo extraño. ¿Suena de algo? (¿A lo mejor de haberlo visto recientemente por los aledaños de la calle Ferraz?). Es el personaje al que se apuntan los mayores dardos de una serie que critica, por encima de cualquier otra cosa, el sensacionalismo y la sed de exclusivas a toda costa del periodismo actual. Sus mentiras y, más que nada, las malas praxis de un mundo que antes era un poco más decente.

Es cuando se conectan estos puntos, cuando El otro lado se convierte en una serie admirable. Sabe camuflar de (cierta) comedia un mensaje necesario; vestir de nostalgia una crítica a la actualidad. Pasando de lo que se antojaba anecdótico, a una propuesta con mucha más enjundia de lo que parece. Imperfecta por su autoexigida balanza entre humor y terror, y por alguna subtrama que no acaba de funcionar. Pero con mucha chicha.

Y que además engancha lo suyo, ojo: por encima de todo y pese a contar con sólo seis episodios de treinta minutos, logra que sus varios personajes adquieran profundidad (principales y secundarios: geniales María Botto y Eva Ugarte) y que su trama pase en un suspiro. Dejando, incluso, con ganas de más. Sólo hay que aplicar un extra de paciencia ante los histrionismos de Andreu Buenafuente y alguno de sus hilos argumentales, para disfrutar de una serie profunda y entrañable, puntualmente malrollera, también.

Obligatoria, ni que decir tiene, para quienes hayan visto la tele de antes, tanto como para a quienes el concepto de Misterio finito les suene de algo. Samanté.

Trailer de El otro lado

El otro lado: nadie repite nada
  • Carlos Giacomelli
3.5

Fomómetro

Lejos de cualquier cosa que suene a encasillamiento, Berto Romero sorprende con una miniserie a caballo entre el terror, la comedia y la nostalgia, pero también la crítica, para hablarnos del periodismo de antes y el de ahora… y de fantasmas, claro.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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