Crítica de Entrelobos

Parece que cuando una película viene encabezada por el socorrido «Basada en hechos reales» todo lo demás pueda quedar entre eclipsado y disculpado, a tenor de que, sí sí, la realidad siempre es más respetable que la ficción. Cuando menos, los responsables de la película en cuestión verán refrendada su propuesta con una base indiscutible. Cuando más, lo usarán como paraguas por si los chuzos de punta.
Pero caray, que al final una película es una película, un producto que debe valorarse por sí mismo y que debe de ser autosuficiente en todos los estados de su producción. Y en el caso de «Entrelobos», como de costumbre, la cosa merece un análisis severo.
Porque no os voy a decir que no. La historia de Marcos Rodríguez Pantoja es atractiva: a los 7 años, fue entregado a un pastor que vivía en soledad en el bosque, en la Sierra Morena Cordobesa de 1954. Y a la muerte de este, Marcos quedó en manos de la naturaleza, que le enseñó a sobrevivir entre las manadas de lobos que por ahí medraban. En el momento de su reinserción, Marcos era ya más un lobo que un ser humano social.
Hasta aquí bien. Material de partida de primera. Lo que pasa es que la puesta en imágenes que ha realizado Gerardo Olivares tiene sus cuantos pros y sus tantos contras en un balance final templadito, templadito.
La cosa se presenta en lineas generales como una revisión de la historia del «buen salvaje» en clave de aventuras más o menos para todos los públicos. Hay unas gotas de drama rural, otras de drama de postguerra (concretado en la figura de Balilla, un maquis con los talones permanentemente pisados por la benemérita) y un mucho de canto a la libertad, al estado salvaje de la naturaleza y etcétera. Eso es, la historia más vieja del mundo, la del hombre en comunión perfecta con el entorno al llegar a su estado más primigenio, obvio mensaje ecologista por todas partes, rematado por una leyenda final poco equívoca. Pero, lo dicho, con la aventura entre ceja y ceja. Y de esa, lamento, más bien poca.
A poco que uno se expone a «Entrelobos» lo primero que se encuentra es con un relato algo perezoso, alargado, que nunca termina de arrancar y que se desplaza en el tiempo de forma bastante irregular, incluso pesada. Que las secuencias de acción estén rodadas torpemente (ejemplo, increíbles los ataques de los lobos a los pobres cervatillos que corretean por ahí) se podría disculpar, pero es que además la emoción se resiste a aparecer. La épica que pretende desatarse ante el espectador va escasa de vigor, de músculo y resulta estéril aun recurriendo a una partitura musical -cortesía del solvente Klaus Badelt- llena de lugares comunes del cine aventurero. Herida de muerte desde el principio, más recurriendo a un sentido del drama hinchado, que parte de unas ideas perfijadas, unas intenciones que luego no terminan de tener su corresponencia en pantalla; un dramatismo facilón, casi disneyano y que demanda de un plus de buena fe por parte del espectador, forzado a emocionarse más por lo que sabe que pasó que por cómo le cuentan lo que pasó. Y así no vamos por buen camino, mucho me temo.
Como relato iniciático, metáfora del paso a la edad adulta en el que el niño debe aprender a valerse por sí solo en un entorno hostil, «Entrelobos» no pasa de correcto. La evolución del personaje es creíble, pero poco atractiva, y no tiene momentos especialmente brillantes, ideas maravillosas que vayan a regalar algo nuevo al género. Excepto, quizá, esas emotivas secuencias en los que humanos y lobos se intercambian comida.
Y en el fondo, si uno termina empatizando con el chaval es gracias al joven protagonista, Manuel Camacho quien, rodeado de un elenco de personajes de más bien escasa entidad, se convierte en el auténtico centro de la función. Y es que en realidad, maldita publicidad engañosa, Juan José Ballesta con su pinta de Conan de Parla, es poco más que un reclamo comercial: no aparece más que en los 20 últimos de los casi 120 minutos que dura la película.
Pero, al César lo que es del César, aun y con bajones de ritmo y su emotividad tropezada, «Entrelobos» termina triunfando con creces en uno de sus principales objetivos: convertirse en un tremendo placer para los sentidos. Menos mal. A pesar de pecarse de cierto exhibicionismo entre el documental de National Geographic(1) (qué carajo, de Félix Rodríguez de la Fuente), el estudio antropológico y el spot publicitario de comunidad autónoma, «Entrelobos» rezuma belleza por todos sus poros. Una exultante plasticidad obra y gracia de una fotografía digital maravillosa, preciosa. Atmosférica, oscura; o luminosa, diáfana. Captando los más inverosímiles detalles naturales y animales, la riqueza del paisaje y la majestuosidad de los bosques y montes de la sierra andaluza. Y logran, premio, el espectáculo visual (y auditivo, ojo) de la temporada en cosecha nacional. Señores, todos los laureles para ustedes, que se los merecen de sobra.
Pero es que es este, mas una serie de largas secuencias sin diálogo y un extraño puntito licantrópico, casi los únicos asideros realmente serios a los que agarrarse. No es poco, pero tampoco tengo demasiado claro que sea suficiente. Por lo menos para los que no se contenten con pasar una tarde entretenidilla, didáctica -y bastante blanca- en familia.
Buenas intenciones, resultados medianitos.
5/10
                                                 
(1) «Entrelobos» estrena una unidad de producción especial inédita en el cine español. La llamada «unidad de naturaleza» se encargó de rodar todas las secuencias en las que predominaba la presencia de fauna. No en vano, esta «unidad de naturaleza» fue coordinada por Joaquín Gutiérrez Acha, máximo responsable de National Geographic en España.
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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Pues para mí, Entrelobos es de las pocas películas españolas que me han llamado así a priori. No creo que vaya a ser una la octava maravilla, pero me conquistaron las escenas con animales en el tráiler, así que, aunque al cine no iré, seguro que la veré (me espero al dvd mejor xD)

  2. Pues a mi me ha encantado y me ha emocionado muchisimo. Es el cine que a mi me gusta rodada en escenarios naturales, (y no utilizando los exageradisimos efectos digitales que utilizan otras peliculas provocando una sensación de artificialidad). Ya hacía tiempo que no veía una pelicula tan hermosa y humana y verla en el cine es una gozada.Los actores están magnificos. Aplauso para todos los que han hecho esta delicia de pelicula

  3. Anhelle, cuando la veas nos cuentas! Pero… el trailer?? ufff… no te pareció una castaña absoluta? Eso, que ya nos dirás!

    …como ha hecho Enrique. Lo de los escenarios naturales y eso de que es una película hermosa no te lo discuto. La verdad es que es muy atractiva a la vista… Lo de los actores, tampoco. Sin parecerme ninguna de las interpretaciones una maravilla sí es cierto que están todos entre correctos y bastante bien…

    Pero, dejando de lado lo potente de su apartado visual ¿realmente te ha emocionado la historia? ¿Y no te ha parecido un ritmo narrativo demasiado irregular?

    En fin, supongo que va a gustos ;)

    Gracias por participar y saludos gordos!

  4. Efectivamente, John, va en gustos, pasa con todas las peliculas, que gustan a unos y no le gustan a otros. A mi es que me gustan este tipo de peliculas, de historias sencillas y humanas, no me gusta el tipico cine actual de efectos especiales que no te dice nada ni te aporta nada.
    Entrelobos ya me gustó desde el primer minuto, es una sensación de que entras en los años cincuenta y vives y sientes la historia. Dices que tiene un ritmo narrativo irregular, es cierto que no todo el metraje de la pelicula está a la misma altura, esto es que es realmente dificil. Para mi la primera hora es la mejor, cuando el niño lo venden al cabrero y éste le enseña los secretos que esconde el monte para sobrevivir en él.También ahi están los momentos mas emotivos.Especialmente la escena en la que muere el cabrero, y ese "si alguna vez te encuentras con el Balilla… es mi hijo","no dejes que se apague el fuego" me pareció una escena muy buena, los actores están muy bien.La música tambien me gusta, quizá demasiado alta pero espectacular.
    Quizá el guión en algún momento de la pelicula es mejorable pero yo he salido encantado del cine, me ha gustado muchisimo.
    Un fuerte abrazo

  5. Pues a mi tambien me ha gustado mucho, y sobre todo porque no se enseña en las escenas que podrían ser "violentas" y sin embargo intuyes todo el dramatismo que tiene la "naturaleza".
    Merece la pena verla, la historia del "niño" es dramatica porque es verdadera, la misería del campo andaluz, el caciquismo del señorito, insuperablemente bien retratado por Miguel Delibes en los "Santos Inocentes".
    Yo la recomiendo.

  6. Estupendo, ya tenemos dos recomendaciones contra una des-recomendación. De momento, ganan los que están a favor de "Entrelobos" ;)

    Probablemente hasta tengáis razón…

    En fin, gracias por aportar un debate sano y respetuoso. Al final, como bien decís, todo va a gustos.

    ¡Saludos!

  7. Demasiado se ha hablado de Juan José Ballesta en este film. Pero realmente hacia falta su aparición? Hablando de este actor parece que no tenga sentido en el film. De verdad no sé que pinta realmente. Me decanto más por la gran interpretación que ha hecho el niño (Manuel Camacho).

  8. Totalmente de acuerdo. Camacho es la auténtica estrella. Ballesta no es más que, eso, un reclamo.

    Saludos!

  9. He visto entre lobos en el cine y me parece una pasada de película. Es original en su formato y te llena el cuerpo de emociones.

    No recurre a la forma de emocionar típica de el cine: LA VIOLENCIA GRATUITA, sino que emociona cuando quedas envuelto por el ambiente. Esto no les pasa a los USAdependientes que se meten todo tipo de series intravenosas pero que no aprecian el valor de distraer una imagen violenta en pro de una estética.

    En definitiva, una obra de arte que merece ser pagada, no cómo otras películas que he visto donde salgo con la sensación de haber sido robado y además negativizado.

  10. Buf, "Monstruos S.A.", "Up", "Titanic"… qué de sangre! jeje, no, en serio, por qué dices que es la violencia gratuita lo que emociona? no es todo lo contrario? (salvo en casos enfermos?)

  11. No entiendo esta especie de desprestigio hacia la violencia en el cine.
    En ocasiones el cine tiene la obligación moral de reflejar los males de nuestra sociedad, y nos guste o no la violencia está impregnada en muchos de los actos con los que convivimos, de forma activa o pasiva. Muchas de nuestras decisiones y comportamientos están imbuidas de violencia o generan violencia, aunque nosotros no seamos seres violentos. Y a menudo la violencia explícita en el cine es un reflejo de las contradicciones y conflictos soterrados en nuestras personalidades.

    Puede que la mayoría de nosotros seamos seres totalmente pacíficos, pero ninguno nos escapamos de las preocupaciones y las tensiones psicológicas. Quien tenga una vida 100% perfecta y libre de estrés que diga lo contrario. A menudo eso es lo que pretende reflejar el cine, solo que lo hace de manera metafórica y visceral.

    En rarísimas ocasiones el cine hace apología de la violencia; y esta ha caracterizado el cine de algunos de los más grandes directores de la historia. Los ejemplos de Sam Peckinpah o Arthur Penn son muy célebres. Pero hasta Hitchcock, maestro de la sutileza, rodó secuencias de violencia casi insostenible.

    Así que de nuevo, no entiendo el desprestigio de la violencia en el cine.

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