Crítica de Exit Through the Gift Shop


El primer contacto con «Exit Through the Gift Shop» es un tema musical. Sobre unas imágenes de graffiteros en plena faena suena el «Tonight the Streets Are Ours» de Richard Hawley, abriendo fuego de forma no especialmente ingeniosa, pero sí muy efectiva y acertada: nos encontramos ante un documental en el que el pueblo toma las calles y las coloca, dándoles un carácter de gran lienzo artístico, en un punto intermedio entre la galería de museo y la libertad creadora más absoluta. Allí donde el arte pierde la condición de producto elitista reservado a cuatro fumadores de pipa y se calza las deportivas de patear asfalto, saltar azotea y correr delante del poli de turno.

Porque, una vez aceptado el street art, arte urbano, como disciplina válida y campo de creación legítimo, a todo el movimiento que aúna fotografía, graffiti, pintura y hasta mosaico no le hacía falta ya su biblia, sino directamente su divertimento postmoderno.

Con un objetivo mutante y una progresión argumental viva, «Exit Through the Gift Shop» nos presenta la historia de Thierry Guetta, un loco absoluto, un friki francés que decide que su gran pasión es capturarlo todo en cintas magnéticas cámara en mano. Una especie de documentalista salvaje cuya mayor ambición es no dejar escapar el momento para encerrarlo en una MiniDV y almacenarlo de cara a la posteridad. Un cineasta fraudulento que tiene más de voyeur que de eso otro. Y que un día descubre que en realidad lo que le mola no es grabarlo todo; es grabar el arte. Concretamente el urbano, ese de que hablaba.

Y siendo fiel a su espíritu acumulador, documenta primero a uno, luego a otro, finalmente a todos menos uno, los artistas callejeros más renombrados del planeta, en una operación kamikaze en el que se erige sidekick inseparable de lo que a ojos de los de siempre no son sino criminales del tres al cuarto.

Y sí, digo a todos menos uno. Hay un tal Banksy, el artista callejero top notch, el Michael Jordan del arte urbano. Lo más de lo más. Un tipo enigmático al que no le han visto la cara ni sus propios congéneres y que ha establecido un emporio de lo graffitero, jamás pillado, eternamente admirado.

Pero recuerdo que nuestro Thierry no conoce el término «sensatez», a lo que se lanza sin red a por el legendario Banksy. Lo encuentra, claro. Pero hasta este se le queda corto. A partir de aquí, silencio por mi parte: la cosa sigue, y se me agradecerá la discreción.

Tan sólo apuntar que «Exit Through the Gift Shop» se convierte en su propio juego en un momento en que decide ponerse en tela de jucio a sí mismo. De repente uno se encuentra que la cosa es algo más metalingüística de lo que había asumido desde un principio y que la historia no va por donde podría preverse. Las convenciones quedan transgredidas y las reglas cambian.

Y si hasta ahora la cosa iba de los límites del arte, de la eterna dicotomía absurda entre creación y vandalismo, a partir de ahí se desencadena una apasionante, sorprendente y nada elitista (y demonios, cómo se agradece esto último) reflexión sobre la verdad, la mentira y la expectativa. Sobre la obsesión personal salida de madre y sobre el síndrome «demasiada pasión por lo suyo». Pegar un tremendo catacrocker con las mieles del éxito en los labios y construir castillos de aire sobre el propio bluff. Volar demasiado alto y comerse el sol con patatas.

En el fondo es perseguir un sueño, aunque sea desde una postura sospechosamente malsana, pero con dudosos resultados.

Y «Exit Through the Gift Shop» se convierte en una especie de «Fraude», de Orson Welles, pero en postmoderno (bueno, en más postmoderno). Banksy (se supone que él es el director de la película; se supone) nos habla de la mentira en el arte y del paso de gato por liebre y de cómo muchos se van de rositas con todo ello. Y de cuando se cambian las calles y las altas horas de la noche al raso por fiestas pijas, mecenas, promotores y celebridades. El arte se mercantiliza y todo queda banalizado. Bañado en zumo de dólar, pero banalizado.

Disfrutarán la película los aficionados a las formas más urgentes del arte, los que aprecien el pop art desde Warhol y no le hagan ascos a la transgresión del mismo. Especialmente los que estén puestos en el mundillo y no les suenen a chino nombres como Shepard Fairey, Space Invader, Seizer, Ron English, Swoon o Neckface. Especialmente a estos últimos, «Exit Through the Gift Shop» les va a encantar.

Y a los que no encajen en estas descripciones, pues casi que también: es este un documental audaz, fresco, divertido, desenfadado, casi, casi transgresor. Que retrata todo un mundillo, un estilo de vida proscrito y una manera de entender la creación contracultural siempre al límite, esquivando a la autoridad, provocando al respetable todo lo que se pueda. Una película estupenda y con mucha coña.

7’5/10

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Me ha gustado mucho…interesante la locura del new art! Y gran personaje el tal Thierry Guetta.

    Muy recomendable para aquellos amantes del arte callejero.

  2. … e interesante personaje también el tal Banksy

    ¿has visto la intro que se ha sacado de la manga para Los Simpson? Sería divertidísima si no fuera tan jodidamente escalofriante

    ¡Saludos!

  3. Desde que salió la noticia estuve detrás de su pista, ya en Sundance tenía ganas locas de echarle el guante, aquí en el Zinemaldía me comía las uñas por poder verla y al final cuando la vi en los Ideal en Madrid se hizo el milagro.

    Me encanta como ha dividido en 3 líneas de acción este falso documental, como muestra cómo se hace esto al público no familiarizado con esto, cómo el "proceso evolutivo" del francés lo hemos visto más de uno con gente del mundillo, cómo se ha puesto de moda el street art y sin él no se es trendy y cómo ahora se devora cualquier pieza, sea el mensaje que sea (o que ni tenga), y al precio que se paga.

    Sabes lo único de malo de todo esto? Que ahora va a ser imposible que lo que antes llegaba a gotas al consumismo de las grandes urbes españolas se vaya a convertir en el día a día de culturetas en sus conversaciones.

    Todos los del mundillo queremos que llegue al gran público, a más mejor, pero sin que se prostituya el mensaje y "el lienzo", ya que una pared no se puede vender pero un diseño lo podemos ver en todas partes.

    P.D. Es curioso como te "has quedado" con los nombres de "Seizer, Ron English, Swoon o Neckface" y no te hayas quedado con el único español de toda la cinta que sale en los títulos del principio, el barcelonés Pez.

    P.D.2. Crees que realmente Banksy no ha salido en ésta película? Me apostaría el blog a que seguramente se le pueda encontrar en alguna parte del film como parte del juego de su anonimato.

  4. Tienes toda la razón. Ahora quien más quien menos va a tener la palabra "Banksy" en la boca como si la hubiera tenido toda la vida.

    Yo, aunque me interesa de entrada toda forma de arte, confieso que en "street art" voy totalmente perdido. Sólo había oido hablar de Banksy. Y Seizer y Ron English me resultaban ligeramente familiares. Los demás los cité basándome en lo que vi en la película y en una posterior investigación internetera. (Oops, espero que no haya dado la sensación con la crítica que me las daba de experto en la materia: al respecto soy un completo -y me lamento- analfabeto)

    Y no sabía de tus conocimientos en el tema! ;)

    En cuanto a si sale Banksy o no en la peli, creo que no dije que no en mi crítica. Si lo hice, también lo siento, y le pondré a la misma la etiqueta de "la crítica más confusa de todos los tiempos". El caso es que, llámame cándido, pero en todo momento me creí que el encapuchado ese era el Banksy en persona. Y de hecho no tiene por qué no serlo…

    Saludos y, como siempre, millones de gracias por tus aportaciones con contenido!! :D

  5. P.D. Es curioso como te "has quedado" con los nombres de "Seizer, Ron English, Swoon o Neckface" y no te hayas quedado con el único español de toda la cinta que sale en los títulos del principio, el barcelonés Pez.

    Tambien sale escif,de valencia (haciendo ojos en una persiana)

    un saludo

  6. ¡Ah, pues queda dicho!

    Disculpas por el descuido y gracias por enmendarlo… ;)
    (ya dije que soy bastante analfabeto en el tema…)

    Un saludo!

  7. creo que no has entendido la esencia del film: es un falso documental.

  8. Pues oye, llama a Banksy y coméntaselo, porque él siempre ha jugado al desconcierto y creo que eso he intentado reflejar en mi crítica ¿no?

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