Crítica de Exorcismo en Georgia (The Haunting in Connecticut 2: Ghosts of Georgia)

Exorcismo en Georgia (The Haunting in Connecticut 2: Ghosts of Georgia)

A ver, que se pronuncie quien se acuerde de algo de Exorcismo en connecticut. Y no cuela sustituirla por El último exorcismo. Habida cuenta del silencio ultratúmbico resultante, convenientemente se ha cambiado el título original, Haunting in connecticut 2: Ghosts of Georgia por el Exorcismo en Georgia que llevará por nuestras carteleras, si bien de esta manera se eche a perder la que, por lo que parece, apunta a idea central del cotarro: aglutinar bajo una misma colección la adaptación de varios casos reales inconexos entre sí pero con denominación de origen. Vamos, que una y otra son independientes (y de hecho en esta apenas si se trata el tema de los exorcismos) pero pasan cerquita; puedes ver la dos sin haber pasado antes por la uno, aunque parezca lo contrario habida cuenta del arranque que se gasta la que nos ocupa, tan de sopetón que parecería resultante de algo previo. No, se debe sólo a la pobreza de su guión y una pasmosa incapacidad por poner en situación al espectador o crear atmósferas dignas del género. Pero no adelantemos acontecimientos.

La cosa aquí va de padre, madre e hija, que se mudan a una casa/cabaña en el bosque alejada de la mano de Dios, y con la nada tranquilizadora presencia de una roulotte abandonada en medio del jardín. Nada, ni caso, lugar idóneo para comenzar una nueva vida, y a la caravana que vaya la hermana de la madre, que es Katee Sackhoff y ya sabemos que es una tipa dura. Un pequeño detalle extra sí invita a planteárselo: las tres féminas comparten el agradecido don de ver muertos, y resulta que por esa casucha perdida las presencias extrañas son lo más in. Nada que se salga de lo acostumbrado: por supuesto hay un secreto, una historia inacabada que los muertos deberán llevar a cabo con la colaboración de los vivos, si bien sus formas de pedir ayuda sean harto cuestionables (qué costará aparecerse y decir un «por favor» de vez en cuando). Entramado clásico, manido donde los haya, pero recientemente Mamá ha dejado bien claro que eso no debería suponer impedimento alguno para garantizar alguna buena dosis de acojone.

Pero aquí entramos en las pantanosas aguas mentadas al principio: un guión atropellado y una película incapaz. El primer caso se traduce en un auténtico galimatías de lo paranormal, pues no es sólo que Exorcismo en Georgia esté trufada de lugares comunes, es que los tiene absolutamente todos. Madres arrugadas con batas blancas y ojos sin pupila, fantasmas de un pasado maldito que tarda poco (20 minutos) en dar pie a un poltergeist de segunda, presencias monstruosas, laboratorios locos, y hasta un Observer. Imposible prestar atención a tantos frentes abiertos (¡hasta cuatro personajes pueden ver cosas!), máxime si no hay un mínimo de preparación previa para que algo de todo ello pueda interesar más del pimiento que acaba interesando. Lo cual nos lleva al segundo concepto, la incapacidad.

La incapacidad de una película que corretea de aquí para allá como pollo descabezado, sin tomar jamás la decisión de dar preeminencia al drama personal o al argumento fantasmal (vinculado a la esclavitud de hace un par de siglos), al terror o al thriller, a la acción o al suspense. Incapaz, también, de generar miedo, habida cuenta de la total ausencia de atmósfera, o de la búsqueda de alguna fórmula para despertar los sentidos del espectador. Pero también debido al abuso de escenas con algo de sobrenatural en ellas: hay tantas, ya desde sus primeros segundos, que en seguida se homogeneízan y se funden en una apatía llena de subidones repentinos de volumen y de sombras pasando por delante de la pantalla. Claro que de todas ellas, alguna hubiese podido funcionar. Exorcismo en Georgia cuenta con un diseño de producción decente que ya de por sí daría pie a algún conato de mal rollo… de no ser por un abuso de retoques en la sala de montaje que acaba resultando desquiciante. Planos cortísimos (de dos segundos como mucho en los momentos más calmados), pasajes gratuitos al blanco y negro o la sepia cuando hay presencias, alternancia en décimas de segundos de infinidad de fotogramas… un lío, en definitiva, que apenas si sirve para marear al espectador.

Vamos, un subproducto indigno de grandes pantallas, que aburre a las piedras, y del que al final sólo podrán rescatar algo los fans de Battlestar Galactica: ver a la Sackhoff en plan Tamara Drewe. Que cada cual decida si es motivo suficiente para darle una oportunidad…
3/10

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. Una critica muy acertada.. Al que no la halla visto le recomiendo ver 100 veces la pelicula del "Exorcista", que a la 101 todavia sera mas interesante que ver por primera vez "Exorcismo en Georgia".

  2. juas, si es que lo bueno es que aquí no hay ni exorcismos casi, no? xD

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