Crítica de Expediente Anwar
Ahora, «Expediente Anwar» se suma a esta lista de películas tan actuales como olvidables (porque al fin y al cabo, eso es lo que pasará con todas ellas cuando el tema pase de moda), y tal vez sea esta la, valga la redundancia, más olvidable.Sin ser un total despropósito, el film de Hood se tropieza con casi todas las piedras que se encuentra por el camino.
Uno de los principales escollos se descubre nada más comenzar. El guión se separa en tres historias distintas que fluyen en paralelo ligadas aquí y allá por el personaje de Anwar. Para distinguirlas entre sí, el director opta por un cromatismo específico para cada una de ellas, utilizando el mismo recurso que en su día se empleara en «Traffic». El problema, en este caso, es doble. Primero, que la paleta de colores elegida se antoja demasiado oscura, logrando así el buscado propósito metafórico que el negro puede otorgar a una historia o escena, pero a su vez distanciando demasiado al espectador de la película, que se convierte en algo demasiado frío y hasta molesto. Y segundo, que a diferencia de la antes citada obra maestra de Soderbergh, aquí las historias no son lo suficientemente atractivas ni tienen el suficiente carisma para justificar su montaje fragmentado. Todo ello a lo que lleva es a una inevitable sensación de aburrimiento, que además se ve engordada por la relativa previsibilidad general de la trama y porque durante largos trechos, literalmente, no pasa absolutamente nada. Todo ello dirigido casi de manera desganada, sumamente impersonal y sin ningún plano que valga la pena recordar. Y lo peor de todo es que dura nada menos que dos horas…
Otro gran fallo lo encontramos en la elección de los actores, principalmente en su vertiente americana. Ni Reese Witherspoon, ni Peter Sarsgaard, ni el propio Jake Gyllenhaal logran convencer con sus papeles, siendo devorados por sus lujosos secundarios (Streep y sobretodo Arkin, de los pocos que le pone algo de garra al asunto). Los que participan en la historia egipcia resultan mucho más creíbles (aunque tampoco está la cosa para echar cohetes), con mención especial para un más que creíble Omar Metwalley.
Por último, destacar que tampoco se libra de la quema una banda sonora tanto o más previsible que el guión, compuesta a base de melodías orientales sin una pizca de personalidad.
Sin embargo, también es cierto que pese al tedio general de todo el film, se deja ver, y el interés, aunque escaso, se mantiene tal vez con la esperanza de que algo grande ocurra (ya sea una vuelta inesperada del guión, un giro dramático al asunto, o un final inesperado). Esperanza que comienza a dar sus frutos en el tramo final, cuando la tensión comienza a subir y subir en lo que parece una carrera contra el reloj muy bien lograda. Pero justo en el momento más álgido de la misma, Hood se saca de la manga un artificio completamente gratuito e inútil, que si bien no deja de resultar chocante, no consigue cuajar restándole toda credibilidad y convirtiendo el film en un intento de buscar la lágrima a toda costa. Intento que se confirma en su conclusión, que por supuesto no desvelaré aquí, absolutamente decepcionante.
En resumen, «Expediente Anwar» es un intento más bien fallido de concienciar al espectador. El guión no acaba de clavar el aguijón mostrándose excesivamente timorato a la hora de asestar un buen golpe a la política estadounidense, y se desvía hacia las relaciones de los personajes. Personajes que son tan planos y previsibles como la historia que nos cuentan. Por si fuera poco, ni los actores, ni el director convencen del todo. Absolutamente prescindible, y solo válida pra los que, realmente, se conforman con poquito.
4/10
Pues es una pena, porque mimbres había…
sí, ya te digo, la decepción al verla ha sido grande. Odio tener que mirar cada dos por tres el reloj…